Redes de redistribución de alimentos, “piedra angular” para evitar el desperdicio en Castilla-La Mancha
Primero un decreto, en 2019, para reducir el desperdicio de alimentos. Ahora, toda una estrategia por una “Castilla-La Mancha sin desperdicio de alimentos en 2030”.
El Gobierno regional acaba de sacar a información pública un documento con más de 150 páginas para buscar opiniones sobre su hoja de ruta que se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La propuesta parte de la afirmación de que el desperdicio alimentario es “un problema ético” que afecta a todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, mientras se permiten sistemas asimétricos de alimentación, en los que una minoría vive sobrealimentada y una mayoría sobrevive sin un adecuado acceso a los alimentos.
En Castilla-La Mancha, sus poco más de dos millones de habitantes generaron en 2019 en sus domicilios particulares (al margen quedan otros lugares como restaurantes o supermercados) unos 60 millones de kilos de desperdicios de alimentos, de los que 20 corresponden solo a la provincia de Toledo. El objetivo es reducirlos a la mitad de aquí a una década.
El propio decreto de 2019 ya propone elaborar un Plan de Reducción Eficiente del Desperdicio Alimentario que se traduce ahora en este documento que gira en torno conceptos como la Economía Circular, la Educación Ambiental, la Gestión de Residuos y que sigue los preceptos que marca la Agenda 2030 para la que Castilla-La Mancha también aprobó su propia estrategia a finales de junio pasado.
El ámbito de aplicación de la Estrategia contra el Desperdicio Alimentario es amplio. Desde el sector primario, las empresas de distribución como supermercados o grandes superficies, la hostelería, los bancos de alimentos, los propios hogares de los ciudadanos y también el sector público regional.
Y en todos ellos se trabajará para fomentar la Economía Circular, disminuir el desperdicio de alimentos, sensibilizar a los sectores productivos y a los consumidores, fomentar la redistribución de alimentos y favorecer la investigación y la innovación.
Todo eso en cinco ejes, con medidas concretas cuyas iniciativas se concretarán en planes trienales que llegan hasta 2032.
Lo primero, saber dónde, cuánto y por qué hay desperdicio
Para actuar, lo primero es conocer el estado de situación. Más allá de los datos que indican que los castellanomanchegos desperdiciamos 60.000 toneladas de alimentos al año, hay que responder también a otras cuestiones.
¿Dónde se produce el desperdicio? ¿En qué medida? ¿Cuáles son las causas? Por eso, se quiere crear la llamada Antena del Desperdicio que incluye una base de datos sobre iniciativas contra el desperdicio alimentario en Castilla-La Mancha y un también Observatorio regional.
Para dimensionar el desperdicio real se analizará lo que llega a las plantas de tratamiento y valorización de residuos de Castilla-La Mancha procedente de los hogares y se hará por municipios.
Se sabe que el desperdicio alimentario generado en el canal HORECA -hoteles, restaurantes y cafeterías- supone el 14% del total generado en la cadena agroalimentaria. Aquí la propuesta pasa por saber qué ocurre, según el tipo de establecimiento. Cuánto se desperdicia, dónde y por qué, para definir acciones.
Además, se pondrá la lupa en lo que ocurre en los comedores colectivos (hospitales, residencias, colegios o institutos) cuya titularidad sea pública y dependiente de la Junta de Castilla-La Mancha).
Después hay que dimensionar los costes ambientales que se generan con el desperdicio de distintos alimentos de uso y consumo ordinario en domicilios, comedores colectivos o en el sector HORECA. Y todo ello con el objeto de informar y formar a las personas consumidoras y a la ciudadanía.
También se incide en los costes económicos. Por un lado, en lo que supone en restaurantes, hoteles y cafeterías. El documento estratégico subraya, a modo de toma de conciencia, que “en términos de empresa, el desperdicio alimentario generado en un hotel, un restaurante, una cafetería o en un servicio de catering tiene una traducción directa en euros”. Así que reducir el desperdicio, permite también ahorrar.
Por otro, se mira hacia los hogares. Un 42% de todo el desperdicio alimentario producido, se genere en los domicilios particulares por una mala gestión de las compras, un almacenamiento defectuoso o un sobredimensionado de las raciones, entre otras cosas. Y eso resulta aún más sangrante si se tiene en cuenta que el 26% de la población española está en riesgo de pobreza o exclusión social.
La redistribución de alimentos, “piedra angular” de la estrategia
Una de las consideradas “piedras angulares” de la estrategia es apoyar las iniciativas de redistribución de alimentos como las de los Bancos de Alimentos y entidades similares. Además, se apostará por la inspección de las cantidades gestionadas, el origen y el destino de los alimentos redistribuidos y se elaborarán guías de buenas prácticas.
Se creará un sistema de recogida de excedentes agrícolas en los campos de Castilla-La Mancha, a través de acuerdos con entidades sociales y entidades productoras agrarias
Entre las iniciativas está también la implantación del sistema de redistribución de excedentes de alimentos tanto en el canal HORECA como entre agricultores y ganaderos.
De hecho, la idea es por ejemplo crear un sistema de recogida de excedentes agrícolas en los campos de Castilla-La Mancha, a través de acuerdos con entidades sociales y entidades productoras agrarias.
Redes solidarias de distribución, fomentando la donación de excedentes de supermercados, restaurantes, cooperativas agrarias o en los comedores escolares
Después se apostará por crear redes solidarias de distribución, fomentando la donación de excedentes de supermercados, restaurantes, cooperativas agrarias o en los comedores escolares. Para lograrlo se buscarán acuerdos de colaboración con la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y Exclusión Social en Castilla-La Mancha (EAPNCLM) y con otros agentes económicos y sociales. El objetivo es contribuir a rebajar los índices de pobreza, en todas sus formas.
La importancia en las políticas de redistribución de alimentos propiciará un amplio desarrollo normativo, empezando por modificar el decreto 19/2019, de 26 de marzo, de medidas para evitar el desperdicio alimentario que precisamente ahora se encuentra en información pública.
Además, se creará un Registro de empresas y entidades de Castilla-La Mancha relacionadas con el sector alimentario, la prevención del desperdicio alimentario y el aprovechamiento de excedentes alimentarios.
Sin dejar el ámbito empresarial, se procurará fomentar la inclusión, en las políticas de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas de Castilla-La Mancha, de iniciativas que refuercen la reducción del desperdicio alimentario
Incluso se incorporarán contenidos formativos en el currículo de los centros escolares de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, entre otras cuestiones.
Redimensionar raciones en comedores colectivos o restaurantes
El documento apuesta por estudiar el redimensionamiento de las raciones en comedores colectivos o en restaurantes, manteniendo los niveles nutricionales de los menús.
La estrategia considera también necesario formar a los agentes sociales, económicos y políticos implicados en la reducción del desperdicio alimentario y eso incluye el diseño de unidades didácticas como material de apoyo para los centros escolares de Castilla-La Mancha.
Además, se trabajará en la sensibilización ciudadana, por ejemplo, aprovechando la celebración del Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, cada 29 de septiembre o con exposiciones itinerantes.
La innovación será otro de los ejes clave para el éxito de la estrategia. Y por eso se fomentará la investigación de entidades públicas y privadas sobre perdurabilidad de alimentos o las posibilidades de los nuevos envases.
También se apuesta por crear una Cátedra sobre desperdicio alimentario en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha.
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