Crece el riesgo de pobreza y exclusión social entre las mujeres castellanomanchegas
Los índices de riesgo de pobreza, exclusión social, carencia material y privación material severa siguen siendo preocupantes en Castilla-La Mancha. Como cada 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de esta comunidad autónoma (EAPN-CLM) ha presentado una recopilación de los indicadores y cifras que testan esta situación y, como conclusión, apuntan que las mejoras que se observan conforme en algunos de ellos son “claramente insuficientes”. Uno de los datos más significativos es que el riesgo de pobreza crece entre las mujeres mientras que baja en los hombres, y en ambos casos sigue superando con gran distancia a la media nacional.
La presentación del IX Informe del Estado de la Pobreza la han realizado en las Cortes de Castilla-La Mancha el presidente de EAPN en la región, Braulio Carlés; el vicepresidente, Jesús Rodríguez; y el investigador y sociólogo Juan Carlos Llano, autor del estudio. Forma parte de un conjunto de actos que culminarán con la lectura del manifiesto en sede parlamentaria por parte de miembros de los grupos de participación de este colectivo.
Según el estudio, Castilla-La Mancha ocupa una posición muy elevada en la gran mayoría de los indicadores. En 2018, de entre todas las regiones, Castilla-La Mancha es la cuarta con porcentaje AROPE (At Risk of Poverty and/or Exclusion), tasa de pobreza y privación material severa (PMS) más elevadas. También la renta media por unidad de consumo es la cuarta más baja.
Valores “extraordinariamente elevados”
Con estos datos sobre la mesa, en la comunidad autónoma está en riesgo de pobreza y/o exclusión social el 33,5% de la población (prácticamente la tercera parte), lo que significa que mantiene la mejora iniciada en el año 2017. Pero pese a ello, EAPN destaca que la tasa sigue en valores “extraordinariamente elevados”, tanto en lo que respecta a su distancia con la media nacional como a su valor en el último periodo anterior a la crisis.
Concretamente la tasa regional AROPE es 7,4 puntos porcentuales superior a la media del conjunto nacional, es decir, un 28,3 % superior, y es la cuarta más elevada de todas las regiones. Esto significa que unos 678.000 castellanomanchegos, unos 12.000 menos que el año pasado, están en riesgo de pobreza y/o exclusión social. La cuestión más preocupante se da en la separación por géneros: este último año la reducción de la tasa ha sido exclusivamente masculina mientras que la tasa de las mujeres, por el contrario, creció hasta el 34,7% con lo cual queda 2,5 puntos porcentuales por encima de la masculina.
Dejando al margen los índices de riesgo, en el año 2018 la tasa de riesgo de pobreza en Castilla-La Mancha es del 29,9%, lo que supone 8,4 puntos porcentuales por encima de la media nacional y también la cuarta más elevada de todas las comunidades autónomas. En el último año, la tasa ha crecido 1,8 puntos porcentuales, y vuelve a situarse entre las más altas del período. Por otra parte, la diferencia entre los valores actuales y los del 2008 es de 3,5 puntos porcentuales.
Al contrario que en el caso del riesgo de exclusión social, en el informe se indica que la mayoría del incremento de la pobreza de este año se debe al empeoramiento de la situación de los hombres, cuya tasa específica de pobreza ha aumentado en 2,1 puntos. En las mujeres el incremento ha sido menor (1,4 puntos), pero no lo suficiente para la equiparación de tasas. Esta diferente evolución ha propiciado que las tasas de pobreza femenina en 2018 sean, todavía, 1,7 puntos superiores a las masculinas.
Pobreza severa
En cuanto a la pobreza severa (medida con un umbral del 30% de la mediana y que ingresan en sus hogares menos de 370 euros mensuales por unidad de consumo), en Castilla-La Mancha es del 7,1%, cifra que es 1,4 puntos más elevada que la media nacional. Aunque la pobreza severa se ha reducido, lo ha hecho con menor intensidad que en el conjunto de España, con lo cual las diferencias con la media nacional se incrementan y Castilla-La Mancha vuelve a colocarse entre las regiones con tasa más alta.
Otros indicadores señalan que el 7,2 % de la población de Castilla-La Mancha vive en condiciones de privación material severa (PMS), es decir, no puede hacer frente al menos a cuatro de nueve conceptos o ítems de consumo básico. Este último año la tasa perdió todo lo que había recuperado el año anterior y se incrementó 2,8 puntos. En términos absolutos unas 146.000 personas, 56.000 más que el año pasado, viven en estas condiciones.
Como valores “especialmente negativos”, el informe destaca las personas que no pueden mantener su vivienda a una temperatura adecuada, que ha crecido 3,2 puntos este año y es un 61% más elevado que el dato para el conjunto nacional; y el de aquellas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, que supone el 5% de la población regional (40% más elevada que la media nacional). Pero por otro lado, por tercer año consecutivo, los datos muestran una disminución de la población que experimenta dificultades para llegar a fin de mes.
Finalmente, un grupo con características especiales es el de la población mayor, cuyas rentas están casi totalmente determinadas por el importe de la pensión que reciben. En Castilla-La Mancha, algo más de 91.000 personas, 1.000 más que el año anterior, reciben una pensión cuyo importe es inferior al mínimo considerado para no ser pobre. Es decir, el 24,5 % de todas las pensiones y, si se consideran solo las de viudedad, casi todas de mujeres, el 25,2 %, tienen un importe inferior al umbral de pobreza. Además, para el 5,5 % del total, el importe de la pensión es inferior al umbral de pobreza severa (calculado para 14 mensualidades según el 30 % de la mediana de renta).