El futuro del Alto Guadiana: los “ríos más vagos de la península”, el “mantra” de la tubería manchega y el “plan B” de Gasset
La Confederación Hidrográfica del Guadiana ha detectado la manipulación de los contadores de las captaciones de aguas subterráneas en la zona alta del río y eso ha supuesto un consumo fraudulento de más de 400 millones de litros de agua.
El episodio se produce coincidiendo con la reciente noticia de que, por primera vez en diez años, el río Gigüela, llevaba agua suficiente como para aportar al parque nacional de las Tablas de Daimiel, castigadas por la sequía. Tanto que el pasado diciembre tuvieron que activarse los bombeos de agua de emergencia para evitar que ardiera el subsuelo del parque, las denominadas 'turbas', que normalmente deben estar bajo el agua, pero que estaban secas.
Este martes en la sede del Instituto de Ingeniería de España se ha debatido sobre lo que califican de “espacio protegido amenazado”. Los participantes han coincidido en señalar que “es posible” un desarrollo socioeconómico en el Alto Guadiana compatible con el medio ambiente, pero con límites y con una visión integradora de todos los intereses.
El debate se produce en plena definición del marco de actuaciones que permita la “recuperación” del humedal, en el que trabajan los gobiernos de España y Castilla-La Mancha. Una iniciativa incipiente que cuenta con tres grupos de trabajo para buscar soluciones al agua, restaurar la biodiversidad y para analizar qué soluciones socioeconómicas son factibles para toda la zona de influencia de las Tablas.
Carlos del Álamo Jiménez, presidente del Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible (CIDES) del Instituto de Ingeniería de España apunta que el caso de las Tablas de Daimiel es “tan complejo o más que el de Doñana” y aboga por “el encuentro de intereses legítimos entre los distintos usos del agua”, mediante la aportación de “soluciones técnicas que posibiliten unas mejores decisiones políticas. Si se asientan sobre el conocimiento técnico, tienen menos riesgo de equivocarse”.
La crisis financiera de 2008 mandó a tomar por saco el Plan Especial del Alto Guadiana
El que fuera presidente del Organismo Autónomo Parque Nacionales Antonio Serrano ha ejercido como moderador de la jornada. Este ingeniero de Caminos, Canales y Puertos recordaba que se trata de un humedal “con características muy singulares, pero en una situación gravísima” que no logró solventar un consensuado Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG) que “contaba con un compromiso muy fuerte del Estado y del Gobierno de Castilla-La Mancha”, a principios de los años 2000. “Lo alababa hasta COAG”, recordaba, pero la crisis financiera de 2008 mandó a tomar por saco el plan“.
Después, ha lamentado que también hayan surgido dificultades añadidas. Desde varios cambios en el Gobierno de España o la crisis de la COVID-19 y ahora, con las expectativas altas, Serrano confía en que pueda lograse un “desarrollo sostenible tranquilo”, siempre que, ironizaba, “no nos toque ningún cisne negro”.
El Gobierno de Castilla-La Mancha reclama un “marco de actuación específico”
La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, ha señalado que, no sólo se necesita agua para abastecimiento en la zona de influencia de las Tablas, sino también “para que la agricultura sea sostenible”, en particular, la agricultura familiar predominante en la zona.
El Gobierno de Emiliano García-Page viene insistiendo en que las medidas en zonas como el parque nacional de Doñana no son extrapolables al caso de las Tablas de Daimiel. Hoy Mercedes Gómez ha vuelto a incidir en esa misma idea para pedir “un marco de actuación específico” para este humedal del centro de España, que forma parte del parque nacional más pequeño de nuestro país. “No se puede comparar con ningún otro”.
“Las medidas en las Tablas y su entorno tienen que ser única y exclusivas y diseñadas según su estado actual y su situación geográfica”. Para eso, decía, “lo primero es definir el ámbito de actuación” que en su opinión “ha de ir más allá del cogollo de las Tablas como quiere el Gobierno de España. A nosotros nos resulta insuficiente porque el problema no está en las Tablas. Hay que determinar cuál es su zona de influencia”.
En eso coincidía el hidrogeólogo Silvino Castaño. “Sabemos que el agua de las Tablas no procede de su entorno, así que cualquier actuación tiene que estar más allá”, además de que hay que tener claro que el agua es la que es. “Si la sacamos para una cosa la quitaremos de otra. Es una firme realidad de lo que ocurre”.
La consejera de Desarrollo Sostenible no solo aboga por definir las actuaciones en las masas de agua Mancha Occidental I y II y en Rus-Valdelobos, sino también en la Sierra de Altomira y el Campo de Montiel y sabiendo que “la problemática no es la misma en todas las masas de agua”.
Ha coincidido con Antonio Serrano en que el Plan Especial del Alto Guadiana fue “un punto de inflexión para empezar a hacer las cosas bien. Costó mucho el entendimiento y al final los problemas financieros llevaron al traste muchos de los trabajos” pero cree que “nos puede servir de base para la recuperación socioeconómica de la zona”.
“Ahora tenemos el marco financiero necesario y justo para acometer las medidas planteadas. Puede que lo más complejo sea acomodar el desarrollo socioeconómico”, ha reconocido. Es decir, compaginar protección ambiental con agricultura u otras actividades.
Samuel Moraleda, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, ponía también las cartas (del agua) sobre la mesa. El 87% de consumo en la zona se lo lleva la agricultura, con diez masas de agua superficiales “declaradas en riesgo cuantitativo y químico” y con problemas en los niveles piezométricos de las masas subterráneas.
Ha advertido que no habrá nuevas autorizaciones ni concesiones, “salvo pequeñas reservas de abastecimiento y pequeños usos ganaderos o industriales”.
“El problema estructural más importante la sobreexplotación”.
Carlos Antonio Ruiz de la Hermosa es el director del parque nacional de las Tablas de Daimiel. Repasaba la historia del lugar para contextualizar la problemática de un acuífero en el que impacta de forma directa el hecho de que los periodos secos se suelan prolongar durante 10-12 años, mientras que los periodos húmedos no pasan de dos.
En 1971 y al amparo de la ley franquista de 1956 de “saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos de los ríos Guadiana, Gigüela y Záncara” se canalizaron 182 kilómetros de cauce y se destruyeron 25.000 hectáreas de llanuras de inundación para reconvertir la zona y destinarla a uso agrícola. La idea era desecar el Gigüela a su entrada al parque nacional que entonces no lo era. Su declaración como tal no llegó hasta 1973.
Hubo movimientos sociales para evitar la desecación capitaneados por el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. “La zona se declaró parque nacional para evitarlo”, pero entonces y ya en los años 80 del siglo XX, explicaba Moraleda, “tras haber logrado salvar a las Tablas de su desecación surgió el problema estructural más importante que es la sobreexplotación de las aguas subterráneas”.
Hoy los “pozos legales” son casi 27.000. “Por cada 22,75 hectáreas hay un sondeo legal”, explica, mientras el volumen de las masas de agua sigue “descendiendo”.
“No solo tenemos problemas de cantidad sino de calidad. Lo más visible es la desaparición de los ‘pulmones del parque’ que son las plantas subacuáticas”. Pero el de este humedal no es el único caso. “Hoy todos los que tienen importancia internacional se encuentran en cuencas hidrográficas profundamente transformadas que tienen asociada una reducción de los caudales de agua en cantidad y calidad”, lamentaba Moraleda. En su opinión, “solo desde una gestión activa para garantizarla será posible su conservación”.
Apuesta por conseguir “un perímetro de protección real exento de zonas de regadíos intensivos” y recordaba que en 25 años se han comprado 2.700 hectáreas y se han recuperado 3 hm3 en derechos adquiridos de agua.
“Nos encontramos en un momento muy importante para el futuro de las Tablas. Esperemos que el marco de actuación prioritaria impulsada por el Gobierno de España y la Junta de Castilla-La Mancha lleve a buen término la conservación del parque”.
“Tenemos los ríos más vagos de la península ibérica”: el “mantra” de la tubería manchega
Mercedes Echegaray, directora de la Agencia del Agua de Castilla La Mancha recordaba que el Alto Guadiana está en una de las zonas más alejadas del mar y con relieves muy poco acusados. “Tenemos los ríos más vagos de la península ibérica, aquellos que no han cumplido con su trabajo desde la última glaciación porque no han incidido en el terreno como deberían”.
Esta geóloga explicaba cómo en el último sigo se han perdido más humedales que en toda la historia de la Humanidad. La razón es que “se conceptuaban en los países desarrollados como zonas de transmisión de enfermedades, como el paludismo. Se creía que solo provocaban pobreza porque los suelos eran improductivos si estaban encharcados”.
Si hoy existen las Tablas de Daimiel, decía, es porque a España “le salvó la campana del escaso desarrollo económico de la primera mitad del siglo XX, si no, ahora las Tablas estaría desecadas. Aquel milagro hay que mantenerlo” pero, advertía, “esto no es un parque de atracciones porque hay necesidades sociales y de desarrollo muy importantes”.
A España “le salvó la campana del escaso desarrollo económico de la primera mitad del siglo XX, si no, ahora las Tablas estaría desecadas
Cree que hay que mantener la actividad agrícola y defiende que “la proliferación de pozos no ocurrió porque la gente tuviera pocos escrúpulos. No se le puede atribuir a los habitantes de la zona sino más bien, decía, al gran desarrollo de captaciones subterráneas para uso agrícola que se produjo gracias a la mejora de las técnicas de perforación”.
En aquel primer momento, dice, “los pozos surgieron como picaduras de mosquito. Estas captaciones se hicieron cuando el agua subterránea no era recurso hídrico, sino mineral”, por eso señala que prefiere hablar de “captaciones alegales”, y no tanto “ilegales”, aunque reconoce que el boom de perforaciones al albur de la ley de minas fue un gran error que ahora pagamos y que hay que solucionar“.
El Plan B pasa por llevar agua al parque desde el embalse de Gasset, con un tope de 11 hm3, aunque es el cuento de la lechera mientras no estén construidos todos los ramales de la tubería manchega
En su opinión, preservar las Tablas no pasa por enfrentar el uso ecológico y el agrícola. Ha abogado por buscar el equilibrio y, decía, “quizá el mantra pasa por la tubería manchega” que permitirá disponer de un máximo de 30 hm3 para abastecimiento y 20 para el humedal al mes.
“Es el gran anhelo: dar agua en calidad y cantidad a la zona” y ha deslizado la posibilidad de lo que calificaba de “plan B” que pasa por utilizar el embalse de Gasset. “Cuando Ciudad Real y su entorno formen parte del sistema de la llanura manchega no es descartable que si falta agua en las Tablas se puede llevar desde Gasset al parque, con un tope de 11 hm3”, pero esto, advertía, “es el cuento de la lechera mientras no estén construidos todos los ramales de la tubería manchega”.
Alberto Fernández, WWF: “El 83% de los terrenos que se compraron usaban agua para riego”
También se abordaba la perspectiva de los movimientos ecologistas. Alberto Fernández biólogo y ecólogo que es además miembro de WWF denunciaba la “gran sobreexplotación y contaminación a causa del regadío” y alertaba del proceso de salinización que está sufriendo el parque nacional.
En un repaso histórico, criticaba las ayudas recibidas en esta y en otras zonas del país vía fondos de la PAC “a pesar de la sobreexplotación y contaminación de la zona” en el año 2008.
La organización ecologista habla abiertamente de regadíos “ilegales” que, aclara, “no son exclusivos de la Mancha”, pero que en todo caso dejan cifras significativas, según sus estudios.
De una cifra total de zonas regadas en el Alto Guadiana, WWF ha identificado cerca de un 30% que están fuera de los derechos legales para hacerlo. Tras analizar “cultivo a cultivo”, Alberto Fernández ha dicho que se extraen más de 92 hm3 sin permiso y 70 hm3 de ellos corresponden se destinan a regar cultivos leñosos. Solo en la masa de agua Rus-Valdelobos ese dato resulta abultado. “El 77% de las extracciones son ilegales”, señalaba.
También se refirió a las buenas intenciones del Plan Especial del Alto Guadiana que, sin embargo, deja algunas acciones cuestionables. “El 83% de los terrenos que se compraron no regaban. Hemos estado adquiriendo derechos de riego en papel y en realidad no se ahorró agua”.
Llegaron a pagarse 66 millones de euros a muchos propietarios que no usaban el agua para riego. “La mayoría del agua comprada en realidad no se extraía”. Según los datos de la organización ecologista, de las 6.787 hectáreas adquiridas “poco más de 1.500 usaban el agua para regar”.
Ahora cree que “hay una gran oportunidad de cara al futuro” pero reclama soluciones “con urgencia” siempre que cuenten con el apoyo social. En su opinión, “se puede ilusionar a la sociedad con una ampliación del parque nacional”. También ha abogado por crear una mesa de seguimiento sobre las actuaciones que se realizan en el Alto Guadiana. “¿Por qué no podemos hacer lo mismo que en el Mar Menor con una mesa cada tres meses?”, preguntaba.
“Tenemos que ir a una economía sostenible que reduzca el consumo del agua”, decía, pese a reconocer que “faltan motivaciones para el ahorro de agua en el regadío”. Por eso propone, entre otras cosas, identificar y ampliar los mejores ejemplos de valor añadido de aquellos productos que ahorran agua o impulsar una oficina de asesoramiento en riego en la Mancha a través del IRIAF-ITAP
“Las cooperativas no tienen que ser solo agroalimentarias”, recordaba, y en general abogaba por mejorar la gobernanza del agua en la cuenca del Guadiana.
Francisco Martínez Arroyo, el que fuera consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, hoy asesor en el Ministerio de Agricultura, también participaba en el debate y cree “necesario compaginar los usos de agua” y ve factible conjugar la agricultura con la preservación de los humedales en la Mancha. “El sistema es extraordinariamente resiliente” y confía en mantener el modelo de agricultura familiar (profesional) en esta zona que, dice, es “la más productiva” y la que más aporta al PIB regional.
1