El 18 de julio se cumplieron 88 años del golpe de Estado que inició la Guerra Civil y que supuso a la postre cuatro décadas de dictadura en España. Han pasado otras tantas desde que se volvió a instaurar la democracia en el país pero aún siguen presentes muchos elementos que evocan al franquismo. Monumentos, placas, el nombre de calles e incluso de algunos pueblos forman parte de los vestigios que todavía no se han eliminado para cumplir con la ley de Memoria Democrática.
Este año, tras una sentencia judicial que le obligaba a ello, el Gobierno municipal de Fuensalida cambió una docena de calles y plazas franquistas para cumplir con la normativa estatal. Sin embargo, la provincia de Toledo continúa siendo claro ejemplo de la pervivencia de muchos de estos símbolos y de ayuntamientos que no impulsan su retirada.
Así lo refleja Javier de la Puerta, profesor de Historia Contemporánea, en un listado que mantiene actualizado y en el que figuran decenas de vías con nombres franquistas y monumentos de exaltación en casi una treintena de localidades de la provincia.
En él se incluyen vestigios de Almonacid de Toledo, Cabezamesada, Cervera de los Montes, Consuegra, Corral de Almaguer, Escalonilla, Layos, Lominchar, Marjaliza, Menasalbas, Mocejón, Mora, La Puebla de Montalbán, Los Navalucillos, Quero, La Puebla de Almoradiel, Talavera de la Reina, La Torre de Esteban Hambrán, Toledo, Las Ventas de Retamosa, La Villa de Don Fadrique, Villanueva de Alcardete o Villatobas.
Quintanar de la Orden, un alcalde falangista que “influyó en muchas condenas de muerte”
No obstante, entre los casos más destacados, de la Puerta apunta a los municipios de Miguel Esteban, Turleque, Ocaña o Quintanar de la Orden, del que es natural el historiador. En él, una de sus vías rinde honor al militar franquista Capitán Cortés, pero también está la plaza Felipe Villa, “falangista local y combatiente de la División Azul”, o la calle Alcalde Enrique López Brea.
De la Puerta estudió y recopiló documentación sobre la figura de López Brea, alcalde en la posguerra. “Era abogado y la mayor parte de la guerra la pasó en Valencia. Le recuerdo siendo jovencito. Trabajó como jurídico militar en consejos de guerra. En Quintanar hubo consejos y muchos fusilamientos. Hay una fosa con más de 200 personas. Participó ahí y en enero de 1940 fue elegido alcalde. Sus informes influyeron en la condena a muerte de muchas personas”, afirma.
Sobre Felipe Villa, apunta que se trata de “un falangista de familia aparentemente progresista que luego cambió”. “Se fue con la División Azul a Rusa y murió en el frente en Leningrado”, agrega, al tiempo que recuerda que en su localidad natal también sigue instalada una 'cruz de los caídos' y dos placas en el interior de la iglesia parroquial con nombres de los 'caídos por Dios y por España', según reza la inscripción.
Miguel Esteban y Turleque, con más de una veintena de calles con nombres franquistas
Por su parte, en la localidad de Miguel Esteban aún se sitúan más de una decena de calles y plazas con nombres relacionados con el franquismo. Entre ellas está la plaza del Generalísimo, en la que se ubica otra 'cruz de los caídos' junto a la iglesia parroquial. Además, en este pueblo se puede transitar por las calles Calvo Sotelo, General Mola, General Moscardó o la plaza de los Mártires.
De su lado, Turleque cuenta también con más de diez vías con personajes que ensalzan la dictadura. En algunas coincide con Miguel Esteban, como las plazas del Generalísimo y la de los Mártires, y tiene algunas más particulares como la calle Tercera Brigada -por la Brigada que ocupa el pueblo al terminar la Guerra Civil- o la calle 28 de marzo, fecha de la ocupación franquista en el año 1939.
Además de compartir el mantenimiento de estos vestigios franquistas, Turleque y Miguel Esteban también coinciden en que en ninguna legislatura ha gobernado la izquierda. Incluso calcan los partidos que han estado al frente de sus consistorios desde 1979. Primero UCD durante cuatro años, luego el Partido Demócrata Liberal (una escisión de UCD) y Alianza Popular hasta 1987 y, desde entonces, el PP.
Ocaña conserva un busto de Primo de Rivera
Otra de las localidades que resalta el historiador es la de Ocaña, que tiene calles con varios nombres franquistas, un monolito de la falange, o una 'Cruz de los caídos' con un busto de José Antonio Primo de Rivera. En esta localidad sí que ha gobernado el PSOE, primero lo hizo entre 1991 y 1999 y lo hace ahora también desde 2019.
Sin embargo, el Consistorio no ha impulsado su retirada pese a las solicitudes y requerimientos que le han trasladado colectivos como la Asociación Manuel Azaña o el exsenador de Compromís Carles Mulet, cuya actividad parlamentaria ha estado marcada por su lucha por la retirada de toda simbología franquista y el reconocimiento de las víctimas.
Toledo, afirma Javier de la Puerta en conversación telefónica desde Jerusalén, donde imparte clase en la universidad, es “una provincia conservadora” pero en la que sí hay municipios, con gobiernos del PP, que han avanzado en el cumplimiento de la memoria democrática, “como es el caso de Menasalbas”.
Otros pueblos han cambiado también la denominación de sus calles en los últimos años, como es la capital regional, Toledo, donde estos días se cumplían once años del cambio de nombre de la calle 18 de julio por el de Nelson Mandela. No sigue el mismo ejemplo Talavera de la Reina. De su lado, en otros, se han llevado a cabo exhumaciones en fosas comunes para dignificar a represaliados, como en los últimos años se ha hecho en Recas o Tembleque.
El historiador quintanareño ha denunciado al Defensor del Pueblo y a la Fiscalía Provincial de Toledo, con el apoyo de un diputado y dos senadores, que muchos de estos municipios de la provincia se niegan a retirar símbolos franquistas y a cambiar la denominación de algunas calles.
No obstante, la labor de Javier de la Puerta en pro de la memoria democrática ha ido mucho más allá. En su blog recoge la historia de cómo muchos municipios de Toledo vivieron la Guerra Civil y la posguerra. En él rescata también del olvido a muchos personajes relevantes que lucharon por la libertad y la democracia, como Rosario Torres, la 'Pasionaria comarcal', “una gran líder mitinera, una mujer muy culta, que fue fusilada en la posguerra” como tantos otros, por un régimen franquista cuya simbología no termina de desterrarse.