Triplicar regadíos, la promesa electoral que Vox no puede cumplir en Castilla-La Mancha
El agua vuelve a estar de actualidad esta semana en Castilla-La Mancha. Y no solo por la aprobación de un nuevo trasvase del Tajo al Segura o porque la Confederación Hidrográfica de esta cuenca apremie a avanzar en la modificación de las normas de explotación del acueducto. También es protagonista como argumento electoral. Ni siquiera porque el presidente regional Emiliano García-Page haya comparado las “normas de explotación” del histórico trasvase con “una violación”.
El candidato de Vox a la Presidencia de Castilla-La Mancha, David Moreno, ha asegurado que si consigue ser decisivo en la configuración del Gobierno regional exigirá las competencias relacionadas con la Agricultura. Y que, desde ese departamento, “triplicará” la superficie de regadío, según explicaba en una entrevista concedida a Europa Press.
El candidato del partido de ultraderecha asegura que a los regantes de Castilla-La Mancha “se les está negando” el agua y que hay que invertir más en obras hidráulicas, aunque no detalla cuáles.
Su solución a la histórica ‘guerra del agua’ pasa por “más regadíos”, por la “conexión entre cuencas”, es decir, por que haya más trasvases entre ríos –tampoco concreta cuáles– y por una “gestión nacional del agua”.
Vox busca hacerse fuerte entre agricultores y ganaderos. Un terreno electoral en el que habitualmente el Partido Popular se ha movido con soltura. Les pasan por la derecha en aquello de ‘puedo prometer y prometo’. En este caso, agua. No en vano hay más de 160.000 personas que se dedican a la agricultura en la comunidad autónoma. Un atractivo caladero de votos.
A golpe de anuncio efectista en plena crisis climática en la que el agua ya cotiza en bolsa y eso es todo un indicativo de su valor, Vox busca hueco en las Cortes de Castilla-La Mancha. Pero, ¿puede cumplir la promesa?
Desgraciadamente los derechos de uso de las aguas superficiales son mínimos en Castilla-La Mancha y cada vez es más caro extraer las subterráneas teniendo en cuenta que el 60% del coste se lo lleva la energía
Los regadíos han crecido un 10% desde el año 2000 en Castilla-La Mancha, según los datos de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural pero su director general de Desarrollo Rural matiza: “Hemos reducido en un 32% el consumo de agua”.
“Ojalá pudiéramos triplicar regadíos, pero la realidad es bien distinta y los agricultores son los primeros que conocen las limitaciones”, asegura José Juan Fernández Zarco. En la actualidad hay un total de 582.767 hectáreas de superficie de regadío, el 15,03%, del total cultivable con datos de 2021. En breve se conocerán los correspondientes a 2022.
“A mí me encantaría que se triplicaran. Lo que quiero saber es cómo”, añade el presidente de la Mesa Nacional del Ajo, Julio Bacete. Este agricultor y cooperativista que cultiva el ajo morado de Las Pedroñeras cree que “está muy bien decirlo, pero hay que saber cómo, no vaya a ser que sea solo palabra de político en elecciones. Eso es populismo”.
En su opinión “no es necesario triplicarlos. Basta con mantener lo que tenemos. ¿Qué se puede ir a más? Soy de los que lo creen. Ahora… Triplicar… Es que no tenemos ni tierra para eso”, ironiza.
“Desgraciadamente los derechos de uso de las aguas superficiales son mínimos en Castilla-La Mancha. El Tajo apenas tiene asignación, los derechos del Júcar lo son sobre todo para Valencia y pasa lo mismo en el Segura”. El grifo de las aguas superficiales está prácticamente cerrado, apunta el director del Centro Regional del Agua (CREA) dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha.
José María Tarjuelo Martín-Benito es catedrático en el Área de Ingeniería Agroforestal y explica que “entre el 93 y el 95% de las aguas disponibles en Castilla-La Mancha son subterráneas”, pero no comparte todos los modelos de gestión y pone el ejemplo del acuífero de la Mancha Oriental, en Albacete y entorno por “razonable” porque implica a los regantes en la gestión y porque usa la tecnología de la teledetección. “Es innovador a nivel internacional”.
“El agua hoy es un tesoro y hay que optimizarlo”, afirma el director del Centro Regional del Agua (CREA) dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha. José María Tarjuelo Martín-Benito es catedrático en el Área de Ingeniería Agroforestal. Así que no ve posible la propuesta de Vox.
“Eso es vender mucho humo. Eso implicaría quitársela a los terratenientes y repartir un poco de miseria. Es que no hay agua”. La agricultura de regadío en Castilla-La Mancha ya consume el 80% del agua disponible.
Bacete pide “estudiar cómo usar el agua subterránea pero también tenemos que ver cómo están las cosas con el cambio climático. Si va a llover más o menos… Tenemos que saber de dónde sacar el agua, con un plan detrás. Eso no se hace sin base científica”.
Hablar de triplicar regadíos es vender mucho humo. Eso implicaría quitársela a los terratenientes y repartir un poco de miseria. Es que no hay agua
“Es un poco complicado que los regadíos sigan creciendo porque hay que reasignar agua y eso es un problema”, insiste Tarjuelo. Cita la “la antigua Ley de Aguas que permitía a los tenedores de agua conservar unos derechos que podían heredarse. Así que el que llegó tarde ni tuvo ni tiene agua. ¿Hay más agua? No. Todo el mundo lo sabe. Vamos mal e iremos a peor y con esa perspectiva jamás pueden crecer los regadíos a no ser que hagamos un reparto más o menos social del agua”. Y para eso los llamados ‘aguatenientes’ deberían ceder parte de la suya.
Tarjuelo destaca no obstante “la pequeña puerta que se ha abierto con los regadíos sociales: cada propietario en su parcela tiene derecho a un pozo del que sacar hasta 7.000 m3”.
¿Puede ser Castilla-La Mancha “granero y huerta de Europa”?
Vox promete a los agricultores de Castilla-La Mancha convertir a la comunidad autónoma en “granero de Europa”. Es decir, cree factible desplazar a Ucrania que, hasta la guerra iniciada por Putin, era considerado fundamental en el abastecimiento y, de paso, superar en el ranking al ‘granero español’ que se encuentra en Castilla y León, donde gobierna su partido junto al Partido Popular.
Y no solo eso. David Moreno cree que Castilla-La Mancha también puede ser “huerta de Europa”. En este caso arrebatando el ‘título’ a la Región de Murcia que riega sus campos en buena medida gracias al trasvase del agua que sale de Cuenca y de Guadalajara.
Decir que vamos a ser la huerta de Europa es hablar de lo que la gente quiere oír. Lo que queremos los agricultores de aquí es escuchar cosas que sean coherentes
¿Son realistas sus expectativas? “¿Hablar de ser huerta de Europa? Ni pensarlo. Aquí hablamos de viña, olivo, del pistacho y sí de melón o sandía, pero hasta ahí. ¿De dónde vamos a sacar el agua?”, se pregunta Tarjuelo.
“La huerta de Europa está en la cuenca mediterránea con demandas de agua hasta el infinito. Y eso nos repercute a nosotros porque Murcia nunca tendrá suficiente agua. A los que estamos al lado no nos dejarán quitarles una gota de agua, al margen de los caudales ecológicos: nos pasa con el Tajo y también con el Segura”.
“Nosotros no somos Murcia. Ni estamos pegando al mar ni podemos hacer en invierno las cosas que ellos hacen”, apunta Julio Bacete. “Eso creo que vuelve a ser hablar de lo que la gente quiere oír. Lo que queremos los agricultores de aquí es escuchar cosas que sean coherentes. Quiero ver el programa por si me lo tengo que creer o no”.
La estrategia del actual Gobierno regional: “No renunciamos a poder regar más”
El Gobierno (socialista) de Castilla-La Mancha lleva dos legislaturas poniendo el agua en el centro de su discurso político y también de la gestión. Desde 2019 una de las consejerías lleva el ‘apellido’ del agua.
“No renunciamos a poder regar más. De hecho, solo lo hacemos en el 15% de la superficie agraria útil”, asegura Juan José Fernández Zarco, director general de Desarrollo Rural. “Somos conscientes de la importancia del regadío y de que supone más productividad y rentabilidad de las explotaciones, además de que necesitan mayor mano de obra o que son una herramienta contra la despoblación”.
Pero eso, matiza, no quiere decir que el crecimiento pueda ser infinito. “También somos conscientes del momento de emergencia climática: hay menos agua y temperaturas más altas”.
En Castilla-La Mancha la mayor parte de los cultivos de regadío corresponden a los leñosos. “Eso permite aplicar un sistema de riego deficitario que es mayoritario”, asegura Juan José Fernández Zarco. Se refiere al sistema de optimización del agua basándose de las necesidades hídricas de la planta, según periodos del año o de mayor o menor abundancia de precipitaciones.
“De las casi 600.000 hectáreas de regadío de la región, el 40% son de viñedo (235.000), el cereal ocupa unas 102.000 hectáreas, el olivar un 13%, las hortalizas y flores ocupan 54.000 hectáreas (9%), los frutales no cítricos de regadío suponen un 10% del total y la alfalfa un 2%. El pistacho supone hoy unas 17.000 hectáreas”, detalla.
Actualmente se está elaborando un Plan Director de Regadíos que pretende trasformar más de 20.000 hectáreas. Eso deberá hacerse de acuerdo a lo que marcan los planes hidrológicos recién aprobados. Castilla-La Mancha tirará de las reservas de los planes hidrológicos. “Queremos convertirlas en concesiones de regadío”.
Pone algún ejemplo. “En esta legislatura en la cuenca del Segura hemos conseguido transformar 4,5 hectómetros cúbicos en regadío gracias a una reserva 10 hm3. Nos quedan más de cinco”.
Eso lo marca la disponibilidad y la garantía previa del agua para abastecimiento humano y para garantizar los caudales ecológicos de ríos o humedales y masas subterráneas. “Y eso excluyendo el agua ya comprometida. Esa ya no se cuenta como reserva”.
“En la cuenca del Guadiana no hay posibilidades reales de aumentar regadíos”
Tampoco la situación es idéntica en todas las cuencas hidrográficas. “En el Guadiana ahora mismo no hay posibilidades reales de aumentar regadíos. Las reservas están en riesgo de no alcanzar un buen estado, lo que se conoce como sobreexplotación”, asegura, aunque recuerda que en esta cuenca “queda la tarea pendiente de regularizar los pozos recuperando el Consorcio del Plan Especial del Alto Guadiana. Eso no supone aumentar el consumo de agua sino más bien reducirla. La regularización permitiría un mayor control sobre esos pozos que llevan años usándose”.
En cuanto al río Júcar, Fernández Zarzo recuerda que “la propia Confederación Hidrográfica reconoce que hay un equilibrio entre los usos ambientales y los de regadío en La Mancha Oriental. Tenemos pequeñas reservas que queremos transformar en regadíos en La Manchuela o en La Gineta”.
En cuanto al Tajo, la “batalla ganada” con la garantía de los caudales ecológicos permite, según el director general “permite garantizar los regadíos que existen”.
Y en cuanto al Guadalquivir, en el Campo de Montiel está prevista la puesta en marcha de unas 1.600 hectáreas de regadíos. “Sobre todo olivar tradicional con riego de apoyo”. Parte de la cuenca del Duero que también se encuentra en Castilla-La Mancha no contempla regadíos.
El actual Ejecutivo regional sostiene que su apuesta pasa por los “regadíos sociales que generan mano de obra, normalmente de leñosos con riego deficitario y sostenibles ambiental, económica y socialmente. Planteamos el uso de la tecnología y digitalización como manera de asegurar el uso eficiente del agua”, dice el responsable de Desarrollo Rural. Fernández Zarzo asegura que “se van a priorizar los regadíos sociales en zonas escasamente pobladas, además del riego localizado (por goteo) y el ahorro energético y de agua mejorando la eficiencia en el uso del agua y el uso de energías renovables”.
En este último aspecto incide José María Tarjuelo. “Cada vez es más caro extraer agua subterránea. Bajan los niveles y hay que gastar más energía. El 60% del coste de poner agua en una parcela se lo lleva la energía. Imagine ahora con los precios que tenemos”.
El catedrático recuerda además que “no todos los tipos de regadíos son igual de eficientes porque depende del diseño y del manejo. Y no siempre se están implementando de forma correcta”.
Falta formación entre los agricultores en lo que tiene que ver con la gestión del agua y de la energía que se necesita para optimizar los regadíos. El Gobierno de Castilla-La Mancha acaba de firmar un acuerdo con el Centro Regional del Agua, con la Sección de Teledetección y SIG, del Instituto de Desarrollo Regional (IDR) y con el Instituto Técnico Agronómico Provincial de Albacete (ITAP). “Queremos estudiar cómo somos capaces de transferir conocimiento a los agricultores para que el manejo y gestión del riego sea el adecuado, mejorando la productividad agronómica y económica de los regadíos”.
El Ejecutivo castellanomanchego cree que, pese al ruido político, los agricultores son conscientes de la situación.
“Son ellos los que llevan adaptando los cultivos desde hace años. En el Alto Guadiana hace 30 años el porcentaje de forrajeras, como la alfalfa de regadío, era muy alto. Ahora, en toda Castilla-La Mancha está casi toda en Toledo y Guadalajara, ligada al Tajo. Ha sido sustituida por cultivos leñosos. El melón, la sandía o el ajo de los que somos líderes se riegan ahora de forma mucho más eficiente”, asegura Fernández Zarco. “Tenemos que ir a cultivos que consuman menos agua”, añade Tarjuelo.
La advertencia sobre el ‘sensible’ río Tajo: “Los derechos existentes no deben superarse”
La cátedra del Tajo UCLM-Soliss también ha opinado sobre la implantación de nuevos regadíos en esta cuenca. “El nuevo plan hidrológico es muy claro y afirma que la estimación del uso agrícola, en el escenario actual, se ha basado en los derechos existentes, que constituyen el techo que no se debe superar”, recuerda la directora de la entidad, Beatriz Larraz.
En lo que se refiere a esta demarcación hidrográfica, las promesas de Vox tampoco serían aplicables, según sus tesis que se suman a las del director general de Desarrollo Rural, atendiendo a lo que marcha el propio plan del Tajo. “No se plantea crecimiento alguno del regadío en los horizontes 2027 ni en 2039 para aquellas unidades de demanda cuyo crecimiento pueda agravar déficits preexistentes”.
Y es que, recuerda el “doble objetivo de satisfacer las demandas existentes con el nivel de garantía suficiente y simultáneamente garantizar el mantenimiento de un régimen de caudales ecológicos mínimos”. Eso, incide, “exige que no se otorguen nuevas concesiones para aprovechamientos agrícolas en buena parte de la cuenca no ser que dispongan de capacidad de regulación suficiente para evitar las extracciones durante los meses de estío”, dice el texto del nuevo Plan Hidrológico del Tajo.
De hecho, se reduce la asignación a 2027 de todas las zonas regables de iniciativa pública que aún no se hubieran modernizado. Se ha estimado que el objeto de la concesión podría cumplirse con una menor dotación, contribuyendo al ahorro de agua.
Larraz también pone el acento en el hecho de que las aportaciones naturales en la cabecera del Tajo hayan disminuido a la mitad si se comparan las recibidas en el periodo 1940-1980 con las del periodo 1981-2022. “El escenario de cambio climático, que indica que dicha disminución de aportaciones va a continuar en las próximas décadas, señalan hacia una necesidad de adecuación de los cultivos de secano existentes y de nueva implantación a aquellos que mejor estén adaptados al clima”.
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