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Valladolid despide a su 'muchachita': “Concha Velasco siempre llevaba la ciudad por bandera”

El féretro de Concha Velasco, cubierto por la bandera de Valladolid.

Alba Camazón

Valladolid —

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Una veintena de personas da la bienvenida al cortejo fúnebre de Concha Velasco en la entrada de Valladolid este domingo. La gran mayoría se ha agolpado en el Teatro Calderón, donde se ha celebrado la entrega de flores, o en la catedral, donde se celebrará el funeral, pero este grupo de personas ha decidido esperar en el antiguo Hospital Militar. “Mira, en esa calle es donde nació”, señala Teodora a su amiga: “Su casa ya no existe, pero es que su padre estaba destinado en los cuarteles de Farnesio”.

A medida que avanza la comitiva, el número de personas se multiplica, igual que los aplausos, de vez en cuando interrumpidos por algún '¡Viva Concha Velasco!'“. Aquellos que han podido entrar son los que más han madrugado. El resto ha podido seguir el funeral desde unas pantallas gigantes.

“Si alguien merece estar en el cielo es nuestra madre y desde allí está viendo nuestro reconocimiento”, ha expresado durante el funeral Manuel Martínez Velasco, uno de los hijos de Concha Velasco, que ha agradecido a Valladolid el calor que les han transmitido. El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha sido el encargado de oficiar el funeral de Concha Velasco, de quien ha destacado “su pasión por el teatro y la escena”. Argüello también ha recordado algunos papeles como el de Santa Teresa de Jesús, que interpretó Concha Velasco en 1984, y su papel como Hécuba en 2014.

El sepelio ha continuado con el entierro, ya solo para la familia. Los restos de Concha Velasco serán enterrados en el Panteón de Personas Ilustres del cementerio viejo de la ciudad, donde también se homenajea a los escritores Miguel Delibes, José Zorrilla y Rosa Chacel, entre otros. Mientras, cientos de personas continúan haciendo cola para despedirse de Concha Velasco en el libro de firmas que ha organizado el Ayuntamiento de Valladolid. Los trabajadores municipales han tenido que pasarse al papel en blanco porque los vallisoletanos han agotado los libros de firmas disponibles.

Algunos reconocen haber aprovechado para visitar por dentro el Ayuntamiento por primera vez. Muchos recuerdan el orgullo que sentía por Valladolid. “Concha Velasco siempre llevaba la ciudad por bandera”, recuerda Carmen, que la ve como “un referente para la cultura y la ciudad”.

Pilar rememora la alegría que ha caracterizado siempre a Concha Velasco y cómo esta le atravesaba y se dejaba ver a través de sus pupilas. “Era maravillosa, y esa expresión de alegría... Y nunca se la ha oído quejarse”, recuerda junto a su amiga Jacinta. Ambas destacan su papel como actriz —“somos más jóvenes, pero casi la hemos visto nacer”—, pero también su calor humano. Unai, mucho más joven, también la ve como “una fuente de inspiración”. “Siempre iba por delante y con las cosas muy claras”, destaca.

La despedida de Concha Velasco no ha empezado este domingo con el cortejo fúnebre. Además de los libros de condolencias y la emoción de muchas personas, este sábado el Teatro Calderón compartió un minuto de silencio en su memoria, el Club Baloncesto Valladolid quiso homenajearla en el polideportivo Pisuerga, y los jugadores del Real Valladolid llevaban un brazalete negro en su honor. Conchita Velasco fue nombrada madrina del Real Valladolid en 1970, dio su nombre a una sala de teatro, fue la madrina del décimo aniversario de la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid y recibió la medalla de Oro de la Ciudad.

En 2015 consiguió reunir a los —hasta entonces— tres alcaldes vallisoletanos de la democracia: Tomás Rodríguez Bolaños (fallecido en 2018), León de la Riva y Óscar Puente. “Esta es la demostración de que en España se puede ser diferente y estar juntos en la normalidad”, manifestó entonces, en la inauguración de la sala Concha Velasco.

El arraigo de Concha Velasco con Valladolid es palpable. En el frío que han pasado miles de vallisoletanos para despedirla. En los sobrios aplausos y en los fútiles intentos de los más atrevidos por cantar 'la chica Ye Ye'. Porque si algo es la gente de Valladolid es sobria y orgullosa. Orgullosa de su tierra y de su gente. Como La Chica Ye Ye, con su pelo alborotado y las medias de color.

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