Saúl Ares, experto del CSIC: “Vale más un ajuste corto y contundente que vivir este drama constantemente”

Jesús López de Uribe / ileon.com

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Los efectos de los 15 primeros días de confinamiento perimetral en León y San Andrés no indican que se esté aplanando la curva, sino todo lo contrario. Los datos de fallecimientos en el Complejo Asistencial Universitario, el hospital, tampoco es que ayuden: desde el 7 de octubre han muerto 65 personas debido a la Covid-19 según los datos de la Junta de Castilla y León; mientras en la primera semana del mes habían sido 10.

“Vale más un ajuste corto y contundente que vivir este drama constantemente”, propone el investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), el berciano Saúl Ares, que e físico especializado en la modelización de la expansión de epidemias.

La provincia de León superaba este martes el índice de 700 afectados de coronavirus por cada 100.000 tarjetas sanitarias, cuando el umbral para adoptar medidas restrictivas altas como las que vive León o San Andrés se sitúa en 500. Los positivos detectados casi alcanzaron los 1.500, la mayoría en los municipios más grandes de la provincia. No es de extrañar que la Junta haya ordenado ampliar otros 14 días su confinamiento perimetral. ¿Pero está siendo realmente efectivo?

Para Ares, los datos del resultado de las primeras dos semanas de restricciones en estos dos municipios “no tienen muy buena pinta”. “No parece que se esté controlando la evolución de la pandemia en León y San Andrés”, asegura, y duda que las medidas que se están tomando en el confinamiento perimetral sean eficaces para ello.

Preguntado por iLeón.com sobre si las restricciones tal cual están ahora planteadas pueden tener éxito, contestó: “Yo me haría la pregunta inversa. Por qué debería funcionar este confinamiento”. El experto del CSIC, físico especializado en la modelización de la expansión de epidemias, critica la base del confinamiento perimetral. “No entrar ni salir de León no es una medida que de alguna forma proactiva impida los contactos dentro de la ciudad, que es donde está el virus. Están las otras medidas, un poco más tenues como reducir a la mitad el aforo, pero son muy blandengues”, manifiesta.

“Esas medidas más o menos estaban en vigor antes. Lo que ha cambiado es el confinamiento perimetral, que sobre todo protege a los de fuera no a los de dentro. Si en otros sitios ha funcionado un poco creo que es porque ha sido un toque de atención a la gente que ha cambiado un poco su comportamiento, no porque la medida en sí ayude. Se ve que en León y Palencia no ha sido así, la gente ha debido seguir con el mismo patrón de comportamiento que antes porque no se ha visto un cambio de tendencia. Impedir las reuniones de más de seis personas está bien, pero si la gente se reúne en su casa aunque sean menos de seis sigue habiendo contactos”, considera respecto a los datos que observa –como hizo ya en agosto para este digital, indicando que la segunda ola llegaba– y que reconoce que los de esta última semana “dan miedo”.

Situación preocupante de los hospitales

“Todavía la situación de los hospitales no es como en la primera ola, pero ves la curva y la ocupación y hace un par de semanas no tenían nada que ver y ahora ves los números y tienen el mismo orden de magnitud. Como físico digo que no hace falta multiplicarlos por diez para que no sean parecidos, ahora se ve que la ocupación del hospital por Covid está entre la tercera parte y la mitad de la última ola y eso es un montón. Eso sí es preocupante”, comenta.

Según él, la incidencia de los contagios de Coronavirus depende de las pruebas que se hagan, de muchas cosas, “pero la ocupación del hospital va a misa; es un indicador clarísimo de lo que está pasando y es al fin y al cabo el problema de verdad, que la gente se ponga mala”.

Además advierte que si la hospitalización sube en los últimos días, es de esperar que aumente la cantidad de fallecimientos a posteriori, como demuestran todos los datos de la pandemia ya que los muertos llegan semanas después, con bastante retraso respecto a las hospitalizaciones. “Si éstas han subido mucho durante las dos últimas semanas, agarrarse que vienen curvas; porque estas hospitalizaciones se traducen en aumento de los muertos”, certifica.

Vistas las cifras, justo en el día anterior a la entrada en vigor de 14 días más de restricciones en estos dos municipios del alfoz de León pareciera que sólo la voluntad de las personas de no salir de casa podría 'doblegar la curva'. Preguntado si se debería llamar más bien 'confinamiento responsable' porque las medidas no parecen ser efectivas, contesta que “más bien es un confinamiento para que los leoneses no salgan a contagiar a la gente de los pueblos. A la hora de actuar en León pues no. También lo vemos en otros sitios, que han puesto también en confinamiento perimetral que no vale para mucho, las bajadas de las que se hablaban también se están estancando”.

Medidas más contundentes

El experto del Centro Superior de Investigaciones Científicas, que últimamente se ha hecho famoso por salir en televisión comentando la evolución de la pandemia tiene claro que en León “no hay signos para nada” de que se esté aplanando la curva de la segunda ola. “Si no se toman otras medidas más contundentes está en manos de la propia población. Lo que yo llamo el 'efecto acojono'. Si la propia población empieza a ser más cuidadosa, a cumplir más las medidas y a restringir un poco más sus movimientos, pues puede ser; pero por ahora no lo veo”, reconoce.

Sin embargo, sí que indica una posible solución: observar lo que hacen otros y tomar ejemplo. Para él, es el de Orense. “Con una situación más o menos parecida, pero sin llegar al nivel de León, no se anduvieron con bromas: prohibieron las reuniones de personas no convivientes y ha funcionado. Han aplanado la curva y ahora mismo ya está empezando a bajar. Esa es una medida que sí tiene un efecto y tampoco hay que tomarla durante toda la vida. Por ejemplo se toma durante una semana y se miden los efectos para ver qué es lo que hay que hacer”, apunta.

“Sobre todo la clave es prohibir los encuentros de no convivientes en interiores –salvo por motivos laborales, profesionales o educativos–, que la gente no se visite unas a otras podría ser una medida más contundente de la que sí se podría esperar que tuviera un mayor efecto. Yo creo que una semana se puede estar sin ir en casa de nadie, sobre todo pudiendo ver a la gente en los parques, en la calle, en las terrazas”.

“Hay que evitar reuniones en interiores con no convivientes, es mejor verse en la calle”

Lo que parece cada vez más claro, más con los efectos que se están sufriendo en esta segunda ola, es que no se va a poder disfrutar de unas Navidades normales. “En ningún caso pueden ser como las de toda la vida. No vamos a tener una situación como la de junio en la que nos íbamos dando besos y abrazos por la calle. Eso ya nos tenemos que ir dando cuenta todos a la idea. Tendremos que disfrutarlas con otro chip. Lo de juntarnos veinte cuñaos en una mesa a pegarnos gritos como que no toca. De ninguna manera”, vaticina el experto en simular mediante cálculos y ordenadores cómo se comportan las epidemias.

Reitera que recomienda a la gente que eviten todas las actividades en interior que no sean necesarias. “No es momento de visitar en sus casas a los familiares, que no digo que no se les vaya a ver, sino que es mucho mejor que hacerlo en exteriores. Con sus mascarillas, con grupos menores de seis, con separación física, pero evitar en lo posible interiores. También podemos vernos en las terrazas de los negocios, para así apoyarlos que lo están pasando mal, pero lo mejor es evitar en lo posible estar en interiores con gente que no convives con ella”, reitera.

“Hay que usar siempre la mascarilla”

La medida principal, más que las normas del confinamiento perimetral que parece que no tienen frutos, es evitar todo contacto con gente no habitual e intentar tomarse las cosas “con un poco de calma”. “Pero si entramos en un lugar interior que no sea nuestra casa, siempre la mascarilla. Es en el lugar más imporante. Si entramos en casa de alguien, en el autobús, en un comercio, en el restaurante cuando no se está comiendo, es ahí donde es fundamental usarla”. Es la forma de evitar que el confinamiento vaya a peor, para Ares.

“Si hacemos las cosas bien con un poco de cuidado no significa que vivamos amargados, la gente podemos seguir encontrándonos en los exteriores. Cierto que en León hace frío y estamos en otoño, pues nos abrigamos y ya está, pero tampoco tenemos que volvernos locos sin interacción. Sólo hay que darse cuenta de que el peligro número uno son los interiores”, señala.

Medidas más radicales para proteger la Economía

¿Pero y si las medidas del confinamiento perimetral no funcionaran, qué ocurrirá en las próximas semanas? ¿Volverá a haber un confinamiento fuerte como en la primera ola? Para Saúl Ares hay que tener en cuenta que no volverán buenos datos económicos si la gente vive constantemente en la incertidumbre de lo que va a pasar: “Vale más un ajuste corto y contundente que vivir este drama constantemente”.

“Es muy absurdo. Me desespero porque no se dan cuenta los políticos y tampoco se dan cuenta los propios empresarios de los gremios que la ruina para ellos es permitir que esto no se pare ya. Igual les compensa cerrar un tiempo que seguir con esta rutina que hay ahora. Esto va a seguir. Si no se para, la gente cada vez tendrá más miedo a salir: paga menos, consume menos y va menos a los sitios. Lo que más ruina da para los negocios es que haya una prevalencia alta del virus, eso es lo que tienen que entender todos: el sector económico y el sector político también”.

“A las autoridades les diría que tomaran el ejemplo de Orense. No hace falta inventar la pólvora, hace falta mirar a nuestro alrededor y ver qué ha funcionado, no tuvieron que pedir permiso al gobierno central, lo hicieron ellos solitos y mejoró la cosa. Toca apretarse un poco el cinturón, la cosa está mala y para que mejoren hay que tomar medidas un poco duras y reconocer que no podemos vivir despreocupados como hacíamos antes”, termina el científico berciano.