Najat Driouech: de la generación del 'qué majos' a la del 'no se adaptan'
- Este artículo pertenece a la revista La España de los migrantes, de eldiario.es. Hazte socia ya y recibe nuestras revistas trimestrales en casa
Najat es una mujer decidida. Ya lo era cuando llegó a El Masnou siendo una niña y cogía de la mano a sus hermanos explorando el pueblo. Tres críos que se paseaban arriba y abajo por las calles céntricas y a las que las vecinas hacían gracia por su desparpajo. “Fuimos la generación del 'qué majos', anterior a la del 'no se adaptan”, recuerda Najat, apuntando que su familia llegó a principios de los 90 desde una zona rural de Marruecos, antes de las oleadas de inmigraciones más numerosas desde el país.
Pero la hoy diputada por ERC en el Parlament de Catalunya tuvo tiempo de demostrar que aquella niña exploradora se había convertido en una mujer igual de decidida cuando dejó su trabajo como técnica de migración en el ayuntamiento de su pueblo para pasar a ser también técnica municipal, pero del área de trabajo. “Tenía que demostrar todo el rato mi valía. Me decían que lo hacía muy bien en inmigración porque traducía. No, perdone, yo no traduzco, yo hago un trabajo profesional para el que estoy cualificada”, explica enérgica.
Así que cambió de área para que nadie pusiera en duda sus competencias. Y eso que, en su trabajo con la comunidad inmigrante de El Masnou, Driouech había revolucionado el pueblo. Observando que el ayuntamiento tenía un servicio de educación para adultos que no funcionaba porque estaba orientada solo hacia la gente mayor, decidió fomentar que los vecinos nacidos en otros países acudieran. Acabó dando clase a más de un centenar de personas y convirtiendo esa formación en una herramienta central para la promoción laboral de la comunidad migrante.
La diputada guarda buen recuerdo de su paso por la etapa escolar. Su primer contacto con la escuela fue en Marruecos, a donde su madre la envió antes de que cumpliera la edad de escolarización obligatoria. Después, ya en El Masnou, aquel bagaje escolar la ayudó a ponerse rápidamente al nivel de sus compañeros. También gracias a unos libros de texto prestados por una vecina en verano. Pero no todo son recuerdos dulces. Según avanzaba por el sistema escolar, le hicieron notar su diferencia. “Siempre eres la mora. La mora esto, la mora lo otro”, recuerda. En secundaria sufrió una agresión racista. “Eres la mora, sacas mejores notas y eso no puede ser”, explica. Najat acabaría con un amplio currículum académico, licenciada en filología árabe y diplomada en trabajo social.
“La discriminación te acompaña a lo largo de la vida”, explica Najat, que por su oficio ha comprobado las trabas que algunos empresarios ponen al contratar a personas migrantes o racializadas. “Describiendo el perfil profesional que buscaban, me han llegado a pedir, por teléfono, que no fueran moros. No sabían que estaban hablando con una”, asegura Driouech. Ella lucha contra el racismo desde su profesión, pero también en el ámbito asociativo de su municipio, en el que siempre ha estado implicada. “Hay que moverse, hay que estar, podemos hacer lo que nos propongamos”, resume.
Pero ese “hay que estar” le generó dudas ante el ofrecimiento de ERC de acudir en su lista a las elecciones del pasado 21 de diciembre. “¡Menudo lío!”, recuerda haber pensado. Lo que la decidió fue rememorar la pregunta que su hijo mayor le hizo siguiendo un pleno, cuando se extrañó al no ver a mujeres con hiyab en el Parlament. “Fue eso lo que me empujó a presentarme. Si tanto les repito a mis hijos que podemos hacer cualquier cosa, tenía que darles ejemplo”, asegura. Najat Driouech se convirtió en diputada del Parlament esta legislatura. Ha sido la primera en muchas cosas, pero ella rechaza esa etiqueta. Prefiere describirse como una catalana nacida en Marruecos que cree que puede aportar a su sociedad desde la política.