La 'Syriza catalana' quiere cerrar sus primeros acuerdos antes del verano
La refundación de un nuevo espacio político de izquierdas en Catalunya, lo que se conoce como la 'Syriza catalana', avanza muy despacio. Pero avanza. El proyecto es complejo y ambicioso pero también es factible. Uno de los principales culpables de hacer soñar a una parte de la izquierda, que un momento tan decisivo como el actual parece desactivada, es el coordinador general de EUiA y diputado en el Congreso, Joan Josep Nuet.
Para ello, utiliza argumentos que parecen incuestionables como que si la izquierda no reacciona, pasarán muchos años hasta que vuelva a gobernar y se perderá la capacidad de influir en un momento de cambios trascendentales. El único camino, sostiene, es provocar “un verdadero terremoto político”, capaz de motivar a la izquierda y aprovechar su “capacidad organizativa nada desdeñable”. Esta es su obsesión.
Desde junio del año pasado, cuando la sexta asamblea de EUiA acordó el ambicioso proyecto de la refundación de la izquierda transformadora, Nuet ha tenido “docenas y docenas de reuniones bilaterales” con diferentes partidos, movimientos, entidades, corrientes internas y ciudadanos. “La idea no ha tenido ningún rechazo, a todo el mundo le interesa”, explica Nuet, que reconoce, eso sí, que “otra cosa es el escepticismo”.
Hablar de posibles coaliciones y de nuevos partidos es demasiado precipitado. Lo que Nuet expone a los diferentes representantes de la izquierda organizada con los que se entrevista es sólo un primer paso. Un acuerdo de mínimos. El segundo paso, si nada se rompe, ya vendrá más adelante. Y el acuerdo inicial que busca Nuet es muy similar al que cerró la auténtica Syriza, la que nació en Grecia en 2004 y la que se ha convertido en la segunda fuerza del país heleno, por delante del PASOK, el partido de la izquierda tradicional y más moderada.
Se trata de firmar un documento con diferentes compromisos políticos. En el caso griego, el documento tenía 40 puntos, entre ellos el de suspender los pagos de la deuda pública hasta que la economía se haya recuperado o el de aumentar el impuesto de sociedades para las grandes empresas como mínimo hasta la media europea. Algunos puntos podrían ser compartidos, otros completamente diferentes. Todo está por decidir. Lo que está claro es que los compromisos ineludibles de este documento son acabar con la austeridad y oponerse a las políticas neoliberales.
Las previsiones de Nuet son que antes del verano se dé “un salto cualitativo” y se celebre por primera vez en la historia, una primera asamblea con todos los interesados y se pase de las reuniones bilaterales a las multilaterales. En este primer encuentro ya se podría empezar a elaborar el documento con los diferentes compromisos, según avanzó Nuet a eldiario.es. El hecho de que no haya ninguna convocatoria de elecciones inminente, almenos sobre el papel, facilita que los partidos estén más dispuestos a explorar nuevos caminos.
Críticos del PSC y ERC, más ICV-EUiA y CUP
Tras las distintas entrevistas, EUiA ha llegado a la conclusión de que para dar el primer paso se podría contar con corrientes críticas del PSC, como Avancem, y otros de ERC que tampoco están contentos con la dirección de su partido. También se puede contar con ICV, que está abiertamente a favor de esta idea, y quizás con la CUP. El nuevo partido del Parlament no cierra ninguna puerta pero, como ERC, es consciente de que todavía no ha tocado techo y de que en las próximas elecciones aún puede crecer más. Nuet reconoce esta realidad, que puede ser un problema hacia la unidad, pero no se rinde: “La CUP puede conseguir tres o cuatro diputados más y nosotros también. Y entonces seremos la izquierda un poco más grande. Y qué cambiará? No estamos hablando de tener más diputados en el Parlamento, estamos hablando de crear una nueva mayoría”.
Además de los partidos políticos, también están llamados los movimientos sociales y las entidades. EUiA se ha reunido con los “sectores organizados dentro del 15M”, como los Iaioflautas, En Lluita y Revolta Global y con diferentes entidades y colectivos. Pero si poner de acuerdo a los diferentes partidos políticos de la izquierda ya es complicado, convencer a los movimientos sociales para que dejen atrás su desconfianza parlamentaria parece utópico. “Las viejas desconfianzas son muy potentes. Hay movimientos que sólo se plantean la lucha en la calle. Pero estamos viviendo una situación excepcional. Si no construimos una alternativa política, ya podemos ir haciendo manifestaciones”.