Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona desde el pasado 17 de junio, cuando le reemplazó en el cargo el socialista Jaume Collboni, afronta su futuro inmediato como concejal de los comuns en la oposición. Aunque no quiere despejar si seguirá en el Ayuntamiento a medio plazo, sí asegura que si no lo ha dejado por ahora es porque cree que hay opciones, tras las elecciones generales, de negociar un gobierno de izquierdas en la ciudad. Ya sea con ERC, tal como pedían en su día, o solo de socialistas y comuns con apoyo externo de los republicanos.
En una entrevista celebrada en la sede central de la Universitat de Barcelona (UB), cerca de su apreciado eje verde en la calle Consell de Cent, Colau desvela que ya se ha reunido con Collboni y, tras recordarle que la alcaldía “le ha caído del cielo”, le ha transmitido que sea “prudente” y le ha reclamado que tienda puentes con las formaciones de izquierdas. Sobre la investidura de infarto que se vivió en la ciudad, insiste en que no hubo operación alguna, solo la decisión de los comuns de elegir entre el PSC y Junts. Para probarlo cuenta la anécdota del fajín que le pusieron a Collboni en el momento de proclamarle alcalde, una prenda que los servicios de protocolo habían rescatado por petición de Trias cuando este todavía pensaba que él iba a ser el elegido.
Desde un principio ha expresado su apoyo indiscutible a Yolanda Díaz y por eso ha estado en el acto de inicio de campaña de Sumar en A Coruña. Pero del mismo modo que no ha querido encabezar la lista por Barcelona porque su prioridad es encarrilar la entrada de los comuns en el gobierno de Collboni, da largas sobre la posibilidad de ser ministra en el caso de que existiese esa opción. “No es mi intención”, responde cuando se le pregunta.
Lleva quince días sin ser alcaldesa de Barcelona. ¿Ha podido hacer algo que llevase ocho años sin permitirse por el cargo que ocupaba?
Sí me siento más ligera, porque en ocho años como alcaldesa te acostumbras a tener que responder cada día sobre cualquier cosa que suceda. He podido dormir un poco más y disfrutar más de mis hijos. También salir, bailar y disfrutar del Orgullo, cosa que ya había hecho en otras ocasiones, pero ahora lo he podido hacer con más ligereza. La verdad es que se agradece.
En estas municipales perdió 25.000 votos, especialmente en barrios populares. ¿A qué atribuye que dejaran de apoyarla una parte de esos votantes que tradicionalmente son de izquierdas?
No hay una sola explicación. Hay muchos factores que inciden, entre ellos la polarización, que no solo afecta a Barcelona. También afectan, desgraciadamente, unas campañas en nuestra contra que hemos vivido y que el Partido Socialista está descubriendo. Pedro Sánchez habla ahora de que hay una campaña contra él con el sanchismo; pues está descubriendo algo que nosotros conocemos desde hace años. Que determinados medios se pasen 24 horas diciendo que eres lo peor del mundo y que Barcelona está en el caos cuando no es cierto. Eso ha podido tener incidencia en algunos votantes. Hemos tenido que desmentir fake news, ha habido guerra judicial de grandes 'lobbies'… Esto ha generado mucho ruido y ha tenido cierto efecto.
Ha habido también otras circunstancias, por ejemplo que a finales de mandato se concentraran un montón de obras incómodas en la ciudad, que no eran un capricho sino que se acumularon por haber sufrido una pandemia. Pero lo más importante es qué hacemos a partir de ahora.
¿Le hubiese gustado más apoyo de los socialistas, que eran sus socios de gobierno, cuando sufría esas campañas de desprestigio que citaba?
Pedro Sánchez vive ahora en sus propias carnes lo que otras llevamos sufriendo hace años. Espero que el Partido Socialista aprenda la lección de que no hay que comprar el marco a la derecha. Aquí en Barcelona se lo compraron. Y formando parte del gobierno, el PSC y su líder, Jaume Collboni, se apuntaron a la campaña de anticolauismo y de decir que todo era un desastre. Se ha beneficiado temporalmente de esa campaña, pero yo de él intentaría aprender la lección porque ahora es Sánchez quien se queja de las campañas de la derecha. Deben hacer una reflexión como formación progresista que espero que quieran ser. Lo que no podemos hacer nunca es comprar el marco de la derecha, pero el PSC lo ha hecho en los últimos años y está pagando las consecuencias.
¿No cree que los 'lobbies' van a tener con Collboni un trato distinto del que tuvieron con usted?
Hay 'lobbies' que intentan incidir en las elecciones y, según quién gana, tratan de conseguir lo que pueden. Conmigo lo intentaron, no pudieron, y por eso me hicieron una guerra judicial. Collboni debería acordarse de que, cuando parecía que Xavier Trias iba a ser alcalde, los 'lobbies' estaban contentos. Por lo tanto, no debería bailarles el agua cuando le llamen a la puerta.
Usted y Xavier Trias son hoy los líderes de la oposición en la ciudad. Él ya ha dicho que lo dejará pronto, lo antes que pueda, pero usted aún no ha aclarado qué piensa hacer. ¿No lo sabe o no lo quiere decir?
Voy paso a paso. Estoy comprometida con la ciudad, con las políticas y con el modelo impulsado en los últimos años. Acompañaré al grupo municipal para que sigamos avanzando. Y coherentemente con eso, no pensé en dimitir, sino en cómo conseguir nuestro objetivo: que Barcelona tenga un gobierno progresista que avance y no que retroceda. Por eso estoy orgullosa de que, a pesar de los resultados, hemos sido más determinantes que nadie. Parecía que Trias iba a ser alcalde y estoy muy orgullosa de haber parado los pies al rearme de Convergència a partir del Ayuntamiento de Barcelona. Estoy orgullosa de que la derecha neoliberal no vuelva a gobernar la ciudad y de que, a pesar de que Collboni no hizo ningún mérito, nosotros le hicimos alcalde para mantener abierta la posibilidad de un gobierno progresista. Para eso seguiré trabajando.
Estoy orgullosa de que la derecha neoliberal no vuelva a gobernar la ciudad y de que, a pesar de que Collboni no hizo ningún mérito, nosotros le hicimos alcalde para mantener abierta la posibilidad de un gobierno progresista
Hicieron alcalde a Collboni en una operación que incluyó los votos del PP, algo que explícitamente dijeron hasta un día antes que no harían. ¿Cómo lo justifica?
Es que no hubo ninguna operación, ni acuerdo, ni pacto con nadie. Fue un voto democrático y progresista que paró a la derecha neoliberal de Junts en Barcelona. Estuvimos trabajando por un gobierno con PSC y ERC hasta el último día. Y hasta el último día, por lo tanto, descartamos cualquier acuerdo que implicara al PP. Nunca hablamos con ellos. Lo que ocurre es que nos encontramos con una ERC que se abrió a pactar con Junts, y con un Collboni que priorizó una estrategia a corto plazo para llegar a la alcaldía por encima de la gobernabilidad.
Fue cuando tuvimos que tomar nuestra decisión. Y en política institucional te debes a tu programa y a tu electorado por encima de tus afinidades personales o rencores. Por lo tanto, aunque Collboni no se lo merecía, hicimos un análisis racional sobre cómo tener más opciones de mantener abierta la puerta de un gobierno progresista. La opción menos mala era votar a Collboni. Se lo comunicamos al PSC una hora antes de la investidura y creo que las caras y el ambiente del Saló de Cent fueron la demostración de que allí no había un pacto.
Pero ERC desde el principio dijo que no contemplaba la opción de hacer alcalde a Collboni. ¿No estaban ustedes alimentando una ficción?
Yo creo que ha sido un error que los vecinos de Barcelona hemos sufrido: el error de que ERC y PSC, pese a coincidir en aspectos programáticos de ciudad, se han bloqueado mutuamente en base al tema nacional. Ahora el tema nacional ha bajado de intensidad y hemos podido comprobar que, cuando liderábamos nosotros, en los últimos cuatro años, PSC y ERC se ponían de acuerdo. Con ellos hemos votado todos los presupuestos. Por eso insistimos.
El hecho de que Manuel Valls estuviese tan satisfecho y dijese que estaba contento de que su herencia siguiese viva, ¿a usted qué le hace pensar?
Me resbala completamente. Valls es irrelevante en la política barcelonesa, hasta el punto de que se fue sin ningún tipo de impacto en la política municipal. Y en estos cuatro años hemos estado gobernando con políticas con las que él no estaba de acuerdo.
Hace cuatro años dejaron a ERC fuera de la alcaldía pese a ser el partido más votado y ahora han frustrado su pacto con Trias. Los republicanos afirman que los puentes con ustedes están rotos. ¿Lo están?
Nosotros seguiremos manteniendo siempre los puentes con ellos. Una cosa son las declaraciones en contexto electoral, como ahora, y otra la política institucional del día a día. A los hechos me remito: he sido alcaldesa llegando a acuerdos con ERC. El modelo de ciudad impulsado con políticas sociales, urbanismo verde, escuelas protegidas… Todo ha sido con ellos. Coincidimos programáticamente. Puede haber desencuentros, es evidente, pero en política es un error quedarse en el rencor personal o en los momentos que te han podido doler. Y en un contexto en que avanza la derecha y la extrema derecha es una obligación que en una ciudad progresista nos pongamos de acuerdo.
En su discurso en el pleno de investidura dijo que se iban a la oposición, pero ahora no descartan negociar un gobierno de coalición si entra ERC. ¿Sólo si entra ERC?
Yo me he reunido con Collboni y se lo he dicho con claridad: puede haber distintas fórmulas de quién está dentro o fuera del gobierno, en eso está todo abierto, pero lo que es una certeza es que el PSC no puede gobernar cuatro años con 10 concejales. No entraremos en un gobierno para hacerle el trabajo al PSC y que ellos, cuando tengan que negociar presupuestos, se vayan con Junts o el PP. Eso también se lo he dicho. Las negociaciones deben pasar por ERC.
Por lo tanto, ¿sí entrarían en un gobierno apoyado por ERC desde fuera?
No cometeré la arrogancia de decir la fórmula exacta. Todos tenemos que ser responsables y pensar en qué momento estamos. Hay que sentarse a la mesa después de las elecciones generales.
Dice que le ha trasladado esa idea a Collboni en una primera reunión. ¿Qué le ha dicho él?
Se mantiene abierto a esas conversaciones, pero queda claro que serán después de las elecciones generales.
¿Por lo tanto, tras el 23J puede que veamos un gobierno municipal de Jaume Collboni y Ada Colau como hasta ahora, aunque con el orden invertido?
No hemos hablado de fórmulas en concreto. Todas debemos sentarnos, también con ERC, y poner la ciudad y las políticas progresistas por delante. Si no llegamos a algún tipo de acuerdo, la historia no nos lo perdonará.
Su número 2, Jordi Martí, dijo que harían oposición dura o serían socios estables en función de qué Collboni se encontraran. Si el más escorado a la derecha, el que quiere ampliar el aeropuerto y frenar los ejes verdes, o uno más progresista. ¿Cuál han visto hasta ahora?
De momento Collboni se está haciendo a la idea del cargo, que le ha caído del cielo. Se está ubicando. Le transmitimos que sea prudente, que se esfuerce en escuchar a la ciudadanía y tender puentes con las formaciones de izquierdas.
¿Le han trasladado a Collboni alguna línea roja para aprobarle unos futuros presupuestos? Como, por ejemplo, que siga con algunas de sus medidas más importantes, como el plan de ejes verdes o la regulación hotelera.
Le hemos trasladado que necesita acuerdos para gobernar y solo tiene dos opciones. O la antigua Convergència, que no estará mucho por la labor, para hacer sociovergencia. O las formaciones progresistas. Y lo que tiene que hacer es no retroceder en políticas hechas en los últimos años e intentar seducir a quienes le vemos con cierto recelo, porque hizo una campaña basada en alejarse del gobierno del que había formado parte. La confianza no está en el mejor momento posible. Pero en política todo se puede recomponer. Nosotros estamos dispuestos.
En vivienda, está a favor de la regulación de los alquileres, pero a la vez en contra de la reserva del 30% de vivienda social, una de sus medidas estrella. ¿Es un Collboni con el que se ven pactando?
Él sabe que Barcelona nunca había hecho políticas de vivienda como se han hecho bajo nuestro liderazgo. Ni se habría conseguido la ley de regulación de alquileres si no fuera por nuestra presión. Como alcalde, sabe que la vivienda es uno de los principales problemas de la ciudadanía. Y sabe que no puede frivolizar con ello. Lo que le conviene, por lo tanto, es ponerse de acuerdo con nosotros para mantener esas políticas.
Como alcalde, Collboni sabe que la vivienda es uno de los principales problemas de la ciudadanía. Y sabe que no puede frivolizar con ello.
El Gobierno central no ha renovado la prórroga de seis meses del alquiler cuando finalizan contratos. ¿Qué les parece la decisión?
Un rotundo error. Lamento que Sánchez haya cedido a la presión de la ministra Nadia Calviño, que es claramente la más neoliberal del actual gobierno. Es muy sensible a las presiones del sector inmobiliario y Sánchez ha cedido a ellas. Esto deja en situación límite a miles de familias trabajadoras cuando todavía no se ha aplicado la nueva regulación, a la que le faltan algunos trámites.
En la Diputación de Barcelona, los comuns han llegado a un acuerdo con el PSC, pero les faltan votos para alcanzar la mayoría. ¿Veremos la misma suma que en la ciudad de Barcelona?
Estamos en negociaciones y proponemos un acuerdo con PSC y ERC.
Pero ERC ha dicho lo mismo que en el Ayuntamiento y es que no quieren sumar con ustedes para dar la presidencia al PSC y Oriol Junqueras reclamó a Junts que rompiese su pacto con los socialistas.
ERC se ha puesto de acuerdo con el PSC en un montón de ayuntamientos y diputaciones. No sé por qué Barcelona tendría que estar al margen de esos acuerdos. Nosotros mantenemos las conversaciones abiertas con PSC y ERC para llegar a un acuerdo progresista también en la Diputación de Barcelona.
Alberto Núñez Feijóo presume de que no hay alcalde independentista en Barcelona gracias al PP. ¿Podemos ver una operación parecida en la Diputación?
Que yo sepa no hay ninguna conversación en ese sentido.
En el caso del Ayuntamiento se especuló con que el acuerdo se había cocinado en Madrid.
Eso es ridículo. Cuando suceden las cosas, y más estando en una campaña electoral estatal, todo el mundo intenta utilizarlo a su favor. No hubo ningún complot y cuando escuchamos que se hablaba de una operación de Estado, nos moríamos de la risa porque sabíamos cómo habíamos tomado la decisión.
El día de la investidura, justo antes de entrar en el Saló de Cent, el PP estaba histérico. Iban arriba y abajo porque no sabían qué hacer con sus votos. Después, revisando las imágenes hay una anécdota que es muy gráfica, porque demuestra que el propio Collboni no se esperaba ser alcalde. Cuando llega el momento de darle el bastón al nuevo alcalde, los funcionarios municipales le dieron también un fajín. Es algo muy anacrónico y yo cuando fui alcadesa renuncié a él. Xavier Trias estaba convencido que sería el nuevo alcalde y había pedido a Protocolo que estuviese el fajín. Por eso estaba. Collboni ni se lo había planteado y por eso cuando se lo dieron no sabía qué hacer con él.
Es la demostración poética de que no había ninguna operación a escondidas y que lo que pasó es que los comuns decidimos a última hora la investidura. Estamos orgullosos de ello porque para eso hacemos política, no para ser espectadores, sino para ser protagonistas y hacer todo lo que esté en nuestra mano para parar a la derecha y promover gobiernos de progreso.
¿Por qué no ha podido repetir Jaume Asens como cabeza de lista de los comuns?
Lo primero es decir que todos pensamos que ha hecho un trabajo excepcional. En los momentos más difíciles ha tendido puentes, buscando soluciones a cuestiones que parecían imposibles de mejorar, por ejemplo en el tema del procés o la judicialización de la política. Jaume Asens le ha hecho un servicio a este país que algún día se le tendrá que reconocer. Después está el tema de las listas. Estaba previsto que él y Aina Vidal hiciesen tándem. Tuvimos que decidirlo todo rápido porque no estaba previsto que hubiese elecciones y ahí Jaume Asens decidió dar un paso al lado para darle el protagonismo a Aina. Eso no quiere decir que desaparezca. Tiene un valor político indiscutible.
Antes comentaba que es una equivocación llevar los rencores personales a la política. ¿Es un error no contar con Irene Montero en la campaña de Sumar?
No lo voy a valorar porque es algo más allá de los individuos. Lo importante es que se ha hecho un acuerdo histórico entre 15 formaciones progresistas. Es algo que la gente nos estaba pidiendo. Lo firmó también Podemos y ese acuerdo es lo más valioso. Irene Montero tiene un valor político indiscutible en la historia de este país y, aunque no está en esta lista electoral, seguro que podrá aportar desde muchos lugares y muchos momentos.
Irene Montero tiene un valor político indiscutible en la historia de este país; seguro que podrá aportar desde muchos lugares y muchos momentos
Pero no es solo que no esté en la lista. No va a participar en ningún acto de la campaña.
Ahí respeto las decisiones de cada uno. No sé si Irene Montero ha decidido estar o no estar. E insisto en que no todas tenemos que estar siempre y permanentemente en primera línea. Es una presión que se ha generado con la aceleración de los tiempos que vivimos y eso es negativo para la política. A mí también se me ha insistido muchas veces en las entrevistas si no quería ir en una lista de las generales y siempre dije que no porque quería acabar mi trabajo en Barcelona.
Quien sí está en las listas es Lilith Vestringe, como número cuatro por los comuns en Barcelona, aunque no consta que tenga ninguna vinculación con la ciudad. ¿Por qué se la incluyó?
Porque en las conversaciones generales con las 15 formaciones se nos pidió si desde En Comú Podem, que siempre hemos decidido soberanamente sobre nuestras listas, podíamos acoger a una persona de Podemos porque para ellos era importante. Un proyecto colectivo con tantas voces requiere de generosidad y estuvimos encantados de acoger a Lilith Vestringe en nuestras listas.
Recordaba que los periodistas le insistíamos sobre si estaría en la lista y, confirmado ya que no va, la repregunta era y es la misma. Si se logra reeditar el gobierno de coalición, ¿veremos a Ada Colau como ministra?
No es mi intención. Mi compromiso es con la ciudad de Barcelona. Es muy importante lo que hemos construido durante estos años y creo que con el tiempo se va a reconocer que hemos hecho políticas innovadoras en el campo social, educativo económico o urbanístico. Consolidar ese modelo es mi compromiso personal con el proyecto colectivo. Apoyaré a Yolanda Díaz en todo lo que pueda, pero no hace falta que todo el mundo esté en todas partes.
Vea la entrevista completa aquí:
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