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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La educación, sin armas

Mia López

Centre Delàs d'Estudis per la Pau —

Un año más la campaña “Desmilitaritzem l'Educació” se pone en marcha al sonido de la trompeta de los militares que ocupaban un stand en el Saló de l'Ensenyament.

Esta campaña impulsada por el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, el Sindicato de Educación USTEC-SE y más de cuarenta entidades y diversas ONG's tiene el objetivo de denunciar la presencia del ejército en los espacios educativos de qualquier tipo.

Era viernes 14, a las 11.10 aproximadamente cuando más de diez miembros de la plataforma se preparaban a las puertas del recinto con hojas informativas para repartir, pegatinas, silbatos, megáfonos y una pancarta bien grande que gritaba “Las Armas No Educan, Las Armas Matan”. Ya bien equipados con los materiales y las ganas, empezaron con la protesta en el interior del salón. Durante la marcha se unieron varios estudiantes y otros simpatizantes con la causa. Ahora, aunque no más que nunca, pero tampoco menos, era necesario advertir a los jóvenes, madres y padres que aprovechando este momento de incertidumbre no teníamos que olvidarnos de los valores de la educación.

Ante una situación crítica como en la que nos encontramos ahora, miles de jóvenes ven cómo la subida de tasas, la pérdida adquisitiva de sus familias, el paro, los recortes en educación, en profesorado, en recursos, se revierten contra ellos directamente, impidiéndoles el acceso a estudios superiores.

Son bien conocidas por todos y todas las desafortunadas palabras del Ministro de Educación Wert, en más de una, dos, tres, cuatro... hasta una buena cifra de ocasiones donde debería haber enchufado el “seny” antes de hablar. Dos frases lapidarias que lo entronizan como ministro peor valorado y que vienen muy a cuento coincidiendo con el Saló de l'Ensenyament son estas:

“Pensar que el éxito educativo depende de los recursos es equivocado. Es como pensar que la belleza de una casa reside en la cantidad de cemento que tenga”. Defensar la reducción de los presupuestos en educación, e incluso ir más allá, diciendo que los presupuestos de becas suben, cuando se imponen más criterios para concederlas, es defendible solamente en la cabeza de un buen orador que se engaña a sí mismo, pero es indefensable en un estado democrático sean cuales sean las circunstancias en las que se encuentra. De igual manera pasa con la sanidad-, el bienestar social y la justicia. No es tolerable, que ministerios como el de Defensa hayan sufrido a duras penas la crisis económica.

Que la familia no tiene recursos para afrontar el pago de las tasas, evidentemente se pueden dar casos, pero ¿no tener recursos?, pregunto una vez más, ¿qué quiere decir? Que no se quieren dedicar recursos a eso en detrimento de otras posibilidades”. El aumento de las tasas, un 66% en Catalunya, imposibilita a muchos estudiantes entrar o seguir los próximos cursos en la universidad. Como veíamos en un reportaje emitido por BTV el pasado viernes 14, muchos de los futuros alumnos de enseñanzas superiores se plantean la opción de entrar en el ejército por su gratuidad. Algunos de los entrevistados dicen estar muy interesados en poder desarrollar la carrera que ellos quieren en el ejército, ya que estos estudios en universidades públicas tienen costes demasiado elevados para ellos, eso sí, se lamentan y se sorprenden de las notas de corte tan altas que se exigen.

La imagen edulcorada que venden las Fuerzas Armadas en el Saló de l'Ensenyament, y fuera de él, engaña y se aleja de la realidad. Como defensa la campaña, los valores que promociona el ejército como la obediencia, la disciplina, el patriarcado, el androcentrismo y, sobretodo, la violencia para resolver conflictos contradicen el mismo mensaje que ellos tratan de vender y los valores de paz, libertad y diálogo sobre los cuales debería establecerse la educación de los jóvenes. Que participe el ejército en este encuentro pedagógico supone la inserción y normalidad de la presencia militar en los espacios educativos fomentando la cultura de defensa y el espíritu militar. El señuelo que el ministerio suele utilizar es la paz y la ayuda humanitaria, un porcentaje muy bajo de sus actividades, olvidándose de lo que sí hace y lo que sí es, un instrumento de violencia organizada que hace la guerra.

Como defiende la ex-portavoz de USTEC, Rosa Cañadell en un artículo, “No se puede perder el norte ni abandonar uno de los objetivos importantes de la escuela: hacer ciudadanos y ciudadanas con valores democráticos, personas críticas ante las desigualdades y las injusticias, personas respetuosas con las diferencias culturales, personas que crean y practiquen la igualdad de género, personas que sepan resolver sus conflictos sin violencia.” Si bien no hace ninguna alusión directa al ejército, sus propias palabras desentonan de la naturaleza propia de éste.

Las reiteradas demandas de la campaña para no invitar a las Fuerzas Armadas al Saló de l'Ensenyament, a la Consellera de Educación Irene Rigau y la Directora de Fira Barcelona, Roser Soley, han estado rehusadas en silencio y/o alegando que son una salida profesional más.

No son una salida profesional “más”, ni ahora en tiempos de tanta incertidumbre económica y política, ni lo serán en un futuro incierto como el que les depararía a los futuros reclutados.

Más información sobre la campaña en http://desmilitaritzem.blog.pangea.org/

#LesArmesNoEduquen

Un año más la campaña “Desmilitaritzem l'Educació” se pone en marcha al sonido de la trompeta de los militares que ocupaban un stand en el Saló de l'Ensenyament.

Esta campaña impulsada por el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, el Sindicato de Educación USTEC-SE y más de cuarenta entidades y diversas ONG's tiene el objetivo de denunciar la presencia del ejército en los espacios educativos de qualquier tipo.