Más árboles y prioridad para el paseo: así es el modelo de las futuras calles peatonales del Eixample de Barcelona
Barcelona ya tiene a punto el diseño general de las nuevas calles peatonales del Eixample, los ejes verdes que eliminarán carriles de coche, cambiarán el asfalto por baldosas –los tradicionales panots– y se llenarán de árboles y algunos espacios de juego y descanso. El compromiso del consistorio es que al final del mandato hayan finalizado las obras de cuatro calles, las que ahora tienen actuaciones tácticas (Consell de Cent, Rocafort, Girona y Comte Borrell), y que en los próximos diez años se transformen en la misma línea un total de 21 vías de este distrito y 21 de sus intersecciones, que se convertirán en plazas.
El proyecto denominado ‘Supermanzana Barcelona’, que pretende pacificar el distrito con más tráfico y contaminación de la ciudad, ha dado un nuevo paso dentro del calendario previsto con la presentación del diseño que tendrán las calles, conjuntamente elaborado por los cuatro estudios de arquitectura que ganaron el concurso público. El cambio de aspecto de las vías es manifiesto: de entre dos y cuatro carriles de coches a ninguno, puesto que será peatonal. Los vehículos solo podrán circular a velocidad reducida, sin prioridad, por un carril de la plataforma única. No habrá asfalto, sino un pavimento permeable con panots. La vegetación pasará de ocupar un 1% a un 10% del espacio y se renovará el alumbrado público para que no esté centrado en el tráfico rodado.
La pacificación del Eixample, conectada con otras actuaciones de ejes verdes en distritos como Sant Martí, es una de las principales obras de gobierno del actual mandato de Ada Colau, que lo describió como una forma de convertir la ciudad en una gran 'supermanzana'. “Los protagonistas del nuevo modelo de calle serán el verde y el peatón”, ha proclamado la concejal de Urbanismo, Janet Sanz, que ha definido este modelo como “las calles del siglo XXI” en una rueda de prensa acompañada del arquitecto jefe del consistorio, Xavier Matilla, y Blanca de Gispert, representante de Cierto Estudio, la empresa que ganó el concurso y ha capitaneado el nuevo diseño.
El trabajo presentado este martes es el mínimo común denominador que deberán cumplir todas las calles que sean pacificadas en el distrito, aunque cada una tendrá su propio proyecto. En el caso de las cuatro calles que se tranformarán en el presente mandato, está previsto que los anteproyectos se presente en febrero de 2022, elaborados cada uno de ellos por distintos arquitectos. Finalmente, las obras empezarán en junio de ese mismo año y acabarán durante el primer trimestre de 2023, poco antes de las elecciones. La inversión municipal será de 37,8 millones de euros en total, de las que cinco serán para las plazas y el resto, para las calles.
La principal novedad de estas nuevas vías es que dejarán de estar pensadas para los coches, con la calzada ocupando la centralidad del espacio. El nuevo diseño establece una plataforma única que no será de asfalto, sino que tendrá panots, una actuación parecida a la de las zonas céntricas de otros barrios de la ciudad. Los coches solo podrán ir por estas calles a velocidad muy reducida y, para que no se acaben imponiendo, se les obligará también a girar en distintas travesía a lo largo del trazado.
“El espíritu es el de las supermanzanas”, ha defendido Sanz, con el habitual ejemplo de la de Sant Antoni, que estos días suele estar llena de gente en las terrazas de bares o en los merenderos y juegos infantiles. “La idea es que tú andas por donde quieras porque la calle es tuya, y el resto tiene que adaptarse. Los coches serán invitados”, ha explicado.
Otra de las principales características del nuevo diseño urbano será el pavimento permeable. Se pasará de un subsuelo compactado e impermeable pensado para el tráfico, con uno “fértil” que permita reaprovechar parte del agua de la lluvia, al menos un 30%. “Tendrá la capacidad de retener agua y generar fertilidad”, ha explicado Matilla, que ha asegurado que esto mejorará la calidad del verde. En cuanto a los árboles, que aumentarán en número, no está previsto retirar los actuales, aunque sí se evaluará si los hay que están enfermos o se pueden trasladar.
La gran incógnita de este proyecto es cómo quedarán las plazas que se generarán en las intersecciones entre las calles pacificadas. La intención es que los coches solo puedan entrar en ellas –siempre a velocidad reducida– pero sí que no las puedan cruzar, que sean siempre desviados. Pero lo que tendrán en el interior dependerá de cada proyecto concreto. Eso sí, el compromiso del consistorio es fomentar las actividades vecinales en el espacio público e incorporarán mobiliario urbano como bancos, fuentes, mesas y zonas de juego en cada tramo de calle.
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