“Colau no es un dique contra el 'procés', pero tampoco ejerce un liderazgo proactivo”
Cambió su escaño en el Congreso de Madrid para liderar la apuesta de ERC en la capital catalana. Alfred Bosch (Barcelona, 1961), que consiguió multiplicar por cinco los concejales republicanos en el consistorio barcelonés, pide más determinación a la alcaldesa Ada Colau para hacer de Barcelona el faro de la República Catalana. No sólo eso, sino que se presta a una eventual entrada en el gobierno municipal si esto sirve como garantía de hacer de Barcelona la capital del procés. Para ello, tienta a la CUP y cierra la puerta de forma contundente al PSC de Jaume Collboni.
Han denunciado las ordenanzas fiscales de Colau por “poco progresivas”. ¿Qué ha pasado?
Teníamos la esperanza de que con una fuerza nueva como BComú, con todas las expectativas de transformación social que había generado, tendríamos una política tributaria y fiscal más progresiva y progresista. Y nos hemos encontrado con una propuesta absolutamente continuista, casi calcada a la que había hecho CDC con el PP. Fuimos muy honestos y dijimos que congelar el IBI no nos parecía que fuera ni progresivo ni progresista, por lo tanto, esperamos algo más.
El PSC dice que ustedes movieron ficha a toda prisa, en parte, movidos por su iniciativa.
Hacía semanas que hablábamos de ello con el gobierno. Supongo que debíamos coincidir con el PSC a la hora de explicarlo, pero nosotros hace mucho tiempo que estamos dialogando y proponiendo cambios sobre las ordenanzas fiscales.
En cambio, en la redistribución del superávit en políticas sociales, sí que han coincidido.
Nos hemos pasado todo este año de precampaña y campaña, como mínimo Ada Colau y un servidor, diciendo que no puede ser que un Ayuntamiento como el de Barcelona tenga superávit mientras hay necesidades sociales urgentes en la ciudad. ¿Qué ocurre? Pues que descubrieron que teníamos uno de los superávits más elevados de la historia de Barcelona, y es aquí donde saltan todas las cautelas. Nos lo explicaron y nosotros hicimos una oposición constructiva y leal, no destructiva ni demagógica, aportando cien propuestas. El gobierno decidió que 22 se podían incorporar para reducir el superávit. Por eso nos entendimos, en este caso.
En la temática sobre la polémica moratoria hotelera han apoyado a Ciutadans para que aquellas zonas de menor presión turística se puedan mantener al margen de la medida.
Nosotros dijimos que no les apoyaríamos, a menos que se introdujera la medida de nuestra formación. Ciutadans presentaba una propuesta de discriminación por distritos, mientras que nosotros siempre hemos defendido que se debe actuar a escala más pequeña. En las áreas saturadas hay que actuar y, en las que no lo están, se debe incentivar la actividad y el desarrollo económico. En un distrito como el de Sants-Montjuïc, por ejemplo, ¿qué tiene que ver la situación de la Marina con la del Poble-sec? Así que dijimos que o bien se introducían las modificaciones por áreas más pequeñas, o no apoyaríamos la moción. Finalmente, las introdujeron.
Ha puesto el Poble-sec como ejemplo. Hace tres años nadie hablaba del problema del turismo en este barrio, y hoy no cabe un banco público en la calle Blai, su centro neurálgico ¿No deberían defender políticas que preserven el espacio público para prevenir la saturación?
Sí, pero no és pot matar tot el què es gras. ¿Sabe qué pasa cuando se implanta la moratoria de alojamientos turísticos en todo el municipio de Barcelona? Pues que enseguida salta Nuria Marín, alcaldesa de Hospitalet, diciendo que los quiere ella. Y después salta otro, y siempre igual. Lo que nos está diciendo la realidad es que la saturación turística es un problema, pero sólo allí donde la hay. En cambio, el turismo puede ser una solución en algunos barrios, y esto ocurre en el área metropolitana, pero también dentro del municipio de Barcelona.
Vamos al grano. ¿Tras las generales, entrarán en el gobierno?
Hay una vía de diálogo abierta y muy fluida. Y debo decir que en algunas cosas nos hemos entendido perfectamente. En otras, no tanto. El hecho nacional es un tema, pero no el único punto de discrepancia. Nosotros creemos que Barcelona debe buscar el progreso, pero también la calidad. Es evidente que tenemos que combatir la pobreza, estamos de acuerdo con que la igualdad de oportunidades es una prioridad absoluta, pero después tenemos que ir a fomentar las empresas. No a asustar a las empresas, a fomentarlas. La moratoria hotelera, por ejemplo, no la habríamos hecho así. O con otras cuestiones, como con el Congreso de Móviles o los Juegos Olímpicos de Invierno.
¿Ustedes creen que los Juegos Olímpicos de Invierno son una prioridad para Barcelona?
Nosotros no sabemos si son buenos o no. Pero tenemos clarísimo que no los podemos descartar de entrada, sin que se produzca un debate a nivel político y con todos los agentes económicos implicados. Creemos en el talento, la calidad y la prosperidad y, sin todas estas cosas, nunca tendremos igualdad. Si no generas riqueza, es muy difícil construir una sociedad redistributiva.
¿Es factible una entrada de ERC de la mano con el PSC?
No entraremos a un gobierno donde esté el PSC. Así de claro. El PSC de ahora no es el de hace 10 años. El PSC de Miquel Iceta y Pedro Sánchez no se parece en nada al de Pasqual Maragall, y la situación de ahora no es la de principios de siglo. El PSC es un partido que consideramos un obstáculo para el proceso nacional, aparte de los casos de corrupción que acumula. Conviene recordar, por ejemplo, que en votaciones cruciales como la de los sobresueldos camuflados, se situaron en el otro extremo. Y lo que digo no tiene nada que ver con Jaume Collboni, que es una persona excelente, pero sí tiene que ver con la deriva actual del PSC, cada vez está más anclado al establishment y al bloqueo del procés.
En políticas sociales o económicas a menudo muestran sintonía en el plenario. ¿No se podrían entender perfectamente?
Seguro que en muchas cosas nos entendemos, pero no lo suficiente como para compartir un gobierno. Tuvimos una coincidencia importante con Ciutadans en relación a la moratoria hotelera, pero eso no quiere decir que contemplemos entrar en gobierno con Ciutadans. Las diferencias también son muy importantes. Incluso con el PP coincidimos en algunas cosas. ¡Faltaría más!
Y, si fuera posible, ¿estudiarían entrar en el gobierno con la CUP?
En este caso sería totalmente diferente. Con BComú y la CUP nos podemos entender, con el PSC no.
¿En qué puede ayudar a ERC a Colau y BComú?
Debemos ser muy modestos. Por favor, que nadie nos considere salvadores de nada. Pensamos que hay que conectar mucho más con el tejido productivo, los pequeños empresarios, emprendedores y comerciantes. Lo que pasó con los manteros, por ejemplo, creemos que al igual que se debe ser muy justo y respetuoso con ellos, no nos podemos permitir perjudicar a los comerciantes.
¿Cree que el pequeño comercio sale más perjudicado por los manteros que, por ejemplo, por las grandes superficies?
No, no. No quiero decir eso. Históricamente nosotros hemos sostenido una batalla contra las grandes superficies. Ahora, el gobierno actual de la ciudad, que también comparte este discurso contra las grandes superficies, ya se ha saltado un par de sapos en este sentido por silencios administrativos. Creemos que las grandes superficies acaban desertizando y perjudicando a los pequeños comerciantes. Pero eso no quita que tengamos que ocuparnos de lo que está pasando en la zona de Colón, entre el Portal de la Pau y Correos. Hay comerciantes y vendedores que hace años que ejercen su actividad, y debemos responder a sus reclamaciones.
¿Es menos capital del procés la Barcelona de Trias que la de Colau?
Barcelona siempre ha sido la capital de Catalunya y lo seguirá siendo. No depende del color del consistorio, sino de la realidad. Barcelona lidera Catalunya económica y políticamente, incluso con independencia del consistorio. Ahora bien, según el que gobierne esto se puede potenciar más o menos. Nosotros ya lo dijimos en campaña y se lo estamos diciendo todos los días a Ada Colau: Barcelona debe ser la punta de lanza de este proceso de transformación nacional que, inevitablemente, también lo es social.
¿Cree que se está trabajando bien en este sentido?
El procés avanza, pero nosotros creemos que Barcelona debe ser mucho más entusiasta. Es evidente que no hay oposición, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no es un dique contra el procés, pero tampoco ejerce un liderazgo proactivo. No hay la determinación suficiente y nosotros apostamos por una conducción más contundente del procés desde la capital del país.
Han chocado con BComú en la agenda nacional, en votaciones como la entrada, o no, en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI)...
Es un terreno de discrepancia, pero ha habido otros. La alcaldesa dijo que iría a la Meridiana, y no fue. Segundo, dijeron que serían los grandes aliados del procés. Nada, finalmente no entraron a la AMI y no se contempló ninguna fórmula de libertad de voto. Es evidente que nosotros continuaremos presionando para que la actitud del Ayuntamiento sea más productiva. Estoy seguro de que Colau en ningún momento se querrá ver descolgada de un proceso de transformación social como es el proceso de construcción de una República Catalana. Pienso que lo tienen en el ADN, y sólo les pido que lo exterioricen un poco más.
¿Encuentra diferencias en este terreno entre ICV y BComú?
Hay continuidad y diferencias. La pluralidad ya se hacía notar entre Ricard Gomà o Quim Mestre, que decían cosas bastante diferentes.
Antes de terminar, dos apuntes sobre el 20D. ¿Qué se les si ha perdido en Madrid si ustedes ya hace tiempo que explican que han desconectado de la vía autonomista? ¿No hubiera sido más coherente no presentarse, como hace la CUP?
Hay gente de nuestros ámbitos que lo cuestiona, sí. Pero yo tengo claro que tenemos que ir. Tendremos que abandonar la barca cuando la República Catalana esté en marcha, y seguramente los capitanes que hay en Madrid serán los últimos que la abandonen. Lo que dice la CUP lo respeto, pero no lo comparto. Mi experiencia de los últimos cuatro años en el Congreso me demuestra es un altavoz que no podemos ignorar. Como mínimo, la mitad de la población catalana se informa a través de televisiones de ámbito estatal, que no tienen por costumbre focalizar el debate del Parlament y, en cambio, sí hablan mucho del Congreso. En Madrid hemos tenido y podemos continuar teniendo relaciones interesantes con embajadas o con la prensa internacional.
¿Le hubiera gustado que se revalidara Junts el Sí en el Congreso?
Lo que me guste a mí tiene poca importancia. Hemos llegado a la conclusión de que, por separado, nos irá mejor. Y, sobre todo, le irá mejor al país. CDC cubrirá el centro-derecha, y nosotros el centro-izquierda.