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Los colegios catalanes abren sus puertas tras dos meses y medio cerrados por la epidemia

Una profesora toma la temperatura a los alumnos de la escuela de Els Ventets de Collsupina

Pau Rodríguez

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La desescalada ha llegado este lunes a las aulas catalanas. Todos los colegios e institutos de los territorios en fase 2 tenían que abrir sus puertas no para dar clase, pero sí para hacer tutorías y refuerzo lectivo con prioridad para los alumnos de final de etapa, es decir, de 6º de Primaria, 4º de la ESO y 2º de Bachillerato. Se ha retomado la actividad en las regiones sanitarias de Camp de Tarragona, Terres de l’Ebre, Girona, Catalunya Central y Alt Pirineu i Aran, así como las comarcas del Garraf y el Alt Penedès.

Esto supone que, salvo alguna excepción puntual, cerca del 40% de centros públicos que hay en Catalunya y el 25% de los concertados han abierto o lo harán mañana –puesto que este lunes es fiesta en algunos municipios–. Según datos de Idescat, esto sería más de 1.900 centros, aunque las cifras ofrecidas hoy por el Departamento de Educación informan de que son algo más de de 1.200, puesto que la oficina de estadística de la Generalitat a veces cuenta centros de Infantil y Primaria por separado pese a ser el mismo.

La vuelta a las aulas, que será voluntaria para los escolares y no alterará el fin de curso previsto para el 19 de junio, ha generado un enorme revuelo entre el profesorado. Todos los sindicatos rechazan las condiciones de vuelta a las aulas; el mayoritario en la pública, USTEC, pide no reabrir hasta septiembre, y algunos directores se han opuesto concretamente a la apertura de las aulas de infantil. Catalunya será la primera comunidad autónoma en la que se garantizará la acogida de los niños y niñas de 0 a 6 años por motivos de conciliación, una decisión polémica porque muchos educadores consideran que a esas edades no se puede cumplir con las medidas de seguridad.

El Plan de Reapertura de los Centros Educativos en Fase 2, aprobado por el Departamento de Educación y distribuido a los centros el pasado 22 de mayo, prevé unas ratios reducidas a la mitad (15 alumnos en Bachillerato y ESO, 13 en Primaria, 10 en P4 y P5 , 8 en P3 y 5 en escuelas infantiles), horario de 9 a 13 horas, entradas y salidas escalonadas y distancia de dos metros entre los alumnos y los docentes, estos últimos con mascarilla. Para los escolares que no sean de final de etapa, será el centro el que decida si hacer tutorías y acompañamiento en grupos reducidos.

Desde que se hizo pública la estrategia de reapertura, una de las más adelantadas y extensas de todas las comunidades autónomas –la mayoría no incluye Primaria ni mucho menos Infantil–, los equipos directivos han mantenido una actividad frenética para elaborar sus propio planes que han de trasladar al Departamento. En él deben constar los espacios de que disponen, el número de alumnos que creen que van a tener –previa encuesta a las familias– o los profesionales disponibles, descartados los mayores de 60 años, los que tienen patologías previas y los que tienen hijos a cargo (siempre que el otro progenitor tenga un empleo presencial y pueda acreditarlo).

Todos estos requisitos, sumados a los criterios de salud que deben cumplir los alumnos –incluido tener las vacunas al día–, hacen imposible saber cuántos alumnos van a estar este lunes en su aula. En la práctica, además, hay centros que ya han pactado con la Administración abrir algunos días más tarde, mientras que otros van a tratar de reducir la actividad al mínimo. Los hay incluso que se niegan a abrir, como una escuela de Les Franqueses del Vallès –todavía en fase 1–, que ha negociado con familias y el Ayuntamiento permanecer cerrada.

Las aulas de infantil, la gran polémica

La gran incógnita de esta reapertura son las aulas de infantil, sobre todo las de 3 a 6 años, integradas en las escuelas de Primaria. Las condiciones de higiene y seguridad, así como la razón última de su apertura –la conciliación de las familias cuyos dos adultos trabajen de forma presencial– han sublevado a parte de los educadores. Hasta el punto que directores de distintas regiones han enviado cartas al Departamento de Educación y a las familias mostrando su rechazo a esta medida. Les preocupan unos criterios de distanciamiento, hasta el punto de no poder compartir juguetes entre los niños, que a esas edades consideran que pueden ser más perjudiciales que beneficiosas.

En cambio, no son tan estrictas las medidas previstas para las escuelas infantiles de 0a 3 años, que en Catalunya dependen principalmente de los municipios. Más allá de los grupos reducidos de 5 niños y niñas, en este caso no se contempla la exigencia de mantener las distancias, excepto a la hora de comer o dormir. También se prevé que puedan compartir juguetes en un mismo grupo. Eso sí, se recomienda a los progenitores no entrar en las aulas –cuando suele ser habitual que lo hagan– y una serie de pautas muy detalladas para evitar contagios con el cambio de pañales o el uso de biberones, chupetes, toallitas y baberos.

Con todo, la apertura de estos centros es todavía más incierta. Los públicos dependen en su mayoría de los municipios, a los que se ha dejado libertad para retomar la actividad. De las cinco principales ciudades en fase 2, Tarragona y Reus no abren este lunes, mientras que Manresa y Vilanova i la Geltrú, sí. Girona lo hará el martes, porque hoy es festivo. En cuanto a las escuelas infantiles privadas, con una amplia cobertura en estas edades, habrá de todo, aunque algunas patronales advierten que muchas permanecerán cerradas.

Entidades que sí defienden abrir

La vuelta a las clases presenciales ha despertado un fuerte revuelo en sindicatos, profesorado y educadores de 0 a 3 años, pero también hay entidades educativas que la defienden. Es el caso de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica (FMRP), representativa de decenas de asociaciones de maestros en Catalunya. “Los docentes debemos responder a este compromiso de servicio público esencial participando en la primera línea de apertura de los centros. Pese a los riesgos, debemos poder realizar la tarea de servicio público con las garantías adecuadas”, señalaban en un comunicado esta semana. Y defendían que la escuela también cumple con la función de “guardia y custodia” de los menores, junto con la acción educativa y socializadora, en especial para los más desfavorecidos.

En una línea parecida, aunque con distintos matices, se han pronunciado entidades como la Fundació Jaume Bofill o la federación de AMPA FaPaC, que consideran que deberían haberse previsto medidas específicas para garantizar el retorno a las aulas de los niños y niñas con más necesidades educativas y sociales.

Barcelona, el 8 de junio

Si la desescalada avanza según lo previsto en Catalunya, el resto de centros educativos deberán abrir a partir del 8 de junio, cuando la totalidad de regiones sanitarias estarán ya en fase 2. Es el caso de Barcelona, su área metropolitana y Lleida, que finalmente se quedó en la 1 debido a un brote reciente. La fecha no es todavía segura, puesto que la Generalitat debe proponer el avance de fase y el Ministerio de Sanidad aprobarlo, pero por ejemplo las escuelas infantiles de la capital catalana ya trabajan en este escenario, según pudo saber eldiario.es.

FE DE ERRATAS: En una versión inicial de esta información se recogía que la apertura afectaba a más de 1.900 centros, una cifra extraída del Instituto de Estadística de Catalunya, IDESCAT. Pero el Departamento de Educación informa que el número de centros abiertos es de algo más de 1.200 y que la diferencia responde a que IDESCAT puede contar por separado la etapa de Infantil y de Primaria de un mismo centro.

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