Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
El perfume de Catalina de Médici y los tres David de Michelangelo
A veces algunos rincones engañan. Tras una pequeña entrada que pasa desapercibida se encuentra en Florencia un lugar con siglos de historia, increíblemente bien conservado y cuidado, que ofrece todavía hoy algunos productos que se remontan a la era de la revolución científica, al s.XVII, e incluso a centenares de años atrás. Un espacio que sigue exhalando el aliento de la sabiduría de los frailes dominicos. Un rincón que nos permite, por ejemplo, acercarnos con la imaginación al cuello de Catalina de Médici, la reina consorte de Francia, y respirar su fragancia, poniéndonos unas gotas del Acqua della Regina, que ella patentó y puso de moda en muchas cortes. Porque sí, ya en el s.XVI los personajes más notorios de la sociedad apostaban por el negocio de los perfumes y el humanismo también promovía el arte de las fragancias.
Se trata de la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella, la perfumería-farmacia más antigua de Europa.
Los frailes empezaron a cultivar hierbas medicinales, bálsamos y ungüentos en los jardines del convento de Santa María Novella en 1221. Así tenían medicinas para su propia enfermería. Pero poco a poco aquella producción privada y a pequeña escala empezó a llamar la atención, sobre todo de la alta sociedad, y en 1612 se abrió al público. Al poco tiempo recibió, por gracia del Gran Duque de la Toscana, el honor de ser llamada Botica de su Alteza Real.
Dos siglos más tarde, la fama de sus productos y fórmulas había llegado a extenderse por lugares tan lejanos como Rusia, India o China. Su eficacia debe de ser cierta, puesto que es uno de los pocos negocios que puede alardear de llevar abierto –de forma ininterrumpida- casi cuatro siglos.
Aún hoy se siguen cultivando en el jardín de la basílica de Santa María Novella las plantas que se utilizan para elaborar los productos que allí se venden.
Los tres David de Michelangelo
El David de Michelangelo disfruta permanentemente de las mejores vistas de la ciudad. No es el original, es una de las dos copias que hay repartidas por Florencia, pero aún así impresiona. Erigida en medio del Piazzale Michelangelo, en lo alto del monte, la escultura –Monumento a Miguel Ángel- se alza como un puntero que marca uno de los mejores lugares para sobrevolar con la mirada la urbe y el Valle del Arno, el río que hiende Florencia en dos.
La otra copia está allí donde permaneció el original durante años: en la Piazza della Signoria, en lo que fue el corazón político de la ciudad. ¿Por qué allí? Para entenderlo hay que retroceder hasta un Michelangelo de 26 años que ya se comía el mundo. Entonces ya era uno de los artistas más famosos de su época y de los mejor pagados. Le encargaron un proyecto que otros dos escultores habían dejado inacabado. Lo aceptó y lo completó en cerca de tres años, mostrando además una interpretación muy diferente del David bíblico que había predominado hasta entonces. Se solía representar triunfante sobre Goliath, pero Michelangelo decidió mostrarlo antes de la batalla, armado con su piedra, concentrado, reforzando la idea de que fue su inteligencia la que le valió la victoria por encima de la fuerza bruta.
Inicialmente estaba pensado para alzarse a unos 80 metros del suelo, sobre la catedral de Florencia, el Duomo, pero acabó en otro lugar, a las puertas del Palazzio Vecchio, donde estaba el ayuntamiento, en la Piazza della Signoria. Se enfatizaba así el gran poder político y militar que intimidaba a todo aquel que esperaba a las puertas del edificio. En 1873 se trasladó la inmensa escultura a la Galleria dell’Accademia para que no sufriera los daños de la intemperie y allí sigue, a resguardo en el museo.
Vueling vuela de Barcelona a Florencia.
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Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.