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Junts y PNV se reivindican como llaves de la investidura de Sánchez en su pugna por desplazar a ERC y EH Bildu

El líder de Coalición Canaria, Fernando Clavijo, junto al diputado del PNV Aitor Esteban en un acto en Las Palmas el año pasado

Arturo Puente / Belén Ferreras / Jennifer Jiménez

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'Peix al cove' es una expresión catalana que literalmente significa “pez en la cesta” y que se popularizó para definir la forma de negociar en Madrid de Jordi Pujol. Hace referencia a cosas tangibles, el “pájaro en mano” del refrán en español, pero también a la facilidad con la que CiU era capaz de situarse como bisagra y negociar con PSOE, con PP o con cualquiera que estuviera al mando. Tras unos años de agitación política y en los que aquella fórmula cayó en desuso, en esta nueva legislatura Junts, PNV y Coalición Canaria (CC) han desempolvado el 'peix al cove' para subrayar que no hay mayoría de investidura que no pase por sus manos.

Durante las consultas al rey de la semana pasada, las tres formaciones tomaron caminos diferentes. Mientras que Junts optó por no asistir, el PNV trasladó su rechazó a la investidura de Alberto Núñez Feijóo, no por el candidato del PP, sino porque se niega a participar de una suma en la que esté Vox; por su parte, Coalición Canaria firmó un acuerdo con el conservador para apoyarlo.

Ahora bien, catalanes, vascos y canarios coincidieron en ser muy cuidados de no cerrar la puerta, de entrada, a ninguno de los dos candidatos. Una posición con la que tratan de preservar su influencia para más adelante, sobre todo de cara a una eventual investidura de Pedro Sánchez, que necesitará al menos al PNV y a los diputados de Carles Puigdemont.

A diferencia de lo que ocurre con el bloque soberanista de izquierdas, compuesto por ERC, EH Bildu y BNG, las formaciones de centro-derecha catalana, vasca y canaria no forman una alianza bien avenida ni que pueda actuar como bloque. Mientras canarios y vascos mantienen una estrecha relación histórica, en la que en su día incluían a CiU, los meses más duros del procés dinamitaron la confianza de Puigdemont hacia el PNV. Los vascos se ofrecieron al entonces president para mediar ante Mariano Rajoy, pero Puigdemont acabó sintiendo que Íñigo Urkullu actuaba a favor del Estado, lo que llevó a romper puentes entre las formaciones.

En cambio, las buenas relaciones entre vascos y canarios han dejado su impronta en la negociación en la mesa, cuando Coalición Canaria reclamó la presencia de un miembro del PNV en el órgano rector de la Cámara. Finalmente esa concesión no se admitió por parte del PSOE, que además negoció en paralelo con ERC y Junts. Pero la iniciativa de los insulares fue una llamada de atención sobre el nuevo papel que quieren jugar los nacionalistas en esta legislatura.

Contrarrestar a ERC y EH Bildu

Tanto para los jeltzales como para los juntaires, la legislatura pasada fue en parte traumática, porque se vieron desplazados por sus máximos rivales en casa, ERC y EH Bildu. Los independentistas de izquierdas fueron capaces de sentar al Gobierno en la mesa de negociación y obtener victorias propias a cambio de su apoyo en leyes importantes y los presupuestos año tras año.

Junts no participaba de esa mayoría, a diferencia del PNV, que sin embargo vio durante toda la pasada legislatura cómo EH Bildu le restaba protagonismo en el Congreso de los Diputados como socio preferente del Gobierno de Pedro Sánchez. Por eso no quiere dejar pasar ahora la oportunidad de poner en valor sus cinco escaños y vender caro su apoyo a una posible investidura de Sánchez. 

Con esa espina en el recuerdo, ahora Junts, PNV y CC tratan de desplazar al bloque soberanista de izquierdas o, al menos, hacer valer su peso ante los socialistas. Los de Carles Puigdemont repiten desde el día de las elecciones que sus votos pueden servir para investir a Sánchez siempre que obtengan pago por adelanto. Y no es un pago menor. Desde Waterloo exigen una amnistía y continúan teniendo el referéndum en el punto de mira, al menos como aspiración de máximos.

También el portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, adelanta cada vez que tiene ocasión que las negociaciones con su partido serán largas, a diferencia de EH Bildu, que ya ha anunciado que apoyará la investidura del socialista.

El PNV no apoyará a Alberto Núñez Feijóo porque el popular necesita de los votos de Vox y no quieren estar en el mismo bando que Abascal, pero no se lo pondrán fácil a Pedro Sánchez y no descartan como una de las posibilidades más reales una repetición de las elecciones. 

El partido que dirige Andoni Ortuzar quiere recuperar su condición de socio preferente porque en ello se juega mucho más que su capacidad de influencia en Madrid.

A un año –o menos, depende del lehendakari- de las próximas elecciones autonómicas, el PNV ve cómo pierde fuelle y tirón electoral en favor de la formación de Arnaldo Otegi. Se ha visto en los resultados electorales de los comicios municipales y forales del mes de mayo y, sobre todo, en las generales, en las que EH Bildu avanza claramente. Esto se nota principalmente en Gipuzkoa, donde gana claramente, pero también en Bizkaia y Álava, mientras el PNV se desploma en votos.

El fantasma del ansiado 'sorpasso' que EH Bildu quiere materializar amenaza claramente al PNV: la capacidad de influencia en Madrid es fundamental en esa lucha que mantiene con la coalición abertzale por el espacio del nacionalismo vasco. Los votos de los ciudadanos pueden ser diferentes en una elecciones o en otras, pero el temor a que EH Bildu continúe al alza y se lo ponga difícil al PNV en unas elecciones al Parlamento Vasco se extienden como la pólvora entre los nacionalistas que ven en las negociaciones de cara a la investidura una fórmula de mostrarse de nuevo como imprescindibles para conseguir del Gobierno central acuerdos que beneficien a Euskadi.

Tampoco lo tiene especialmente fácil el PNV en su pulso con los socialistas, ya que deberá hacer equilibrios en la cuerda floja para que no se resquebrajen las relaciones con los que son sus socios de Gobierno en todas las instituciones forales: Ejecutivo vasco, las diputaciones forales y los Ayuntamientos de las capitales vascas están gobernados por la coalición que forman el PNV y los socialistas vascos.

CC, con Feijóo pero sin descartar a Sánchez

El partido liderado por Fernando Clavijo ha dado su apoyo al candidato del PP en una investidura que se prevé fallida. Lo ha hecho tras la firma de un documento que llaman “agenda canaria” y que incluye desde cuestiones que siempre reivindica la formación, como “respeto a los fueros canarios y a su Estatuto de Autonomía”, hasta la intención de pactar los nombramientos de los puestos de la Administración General del Estado en las Islas, tales como el de los directores de RTVE y RNE. 

La formación nacionalista gobierna actualmente en las Islas con el PP como socio, tras compartir oposición en el pasado mandato y mantener un discurso similar en las pasadas elecciones. Tanto es así, que uno de los integrantes de esta coalición de partidos nacionalistas abandonó la histórica alianza, el Partido Nacionalista Canario, por considerar que las formas del actual líder de CC habían girado hacia la derecha, alejándose del nacionalismo. 

Clavijo ha compartido las mismas promesas electorales que el líder del PP en las Islas, Manuel Domínguez: bajada de impuestos, no a la ley de vivienda, -que afirma que abre la puerta a la ocupación- y una apuesta clara por el turismo, negándose a abrir debates como el de la implantación de una tasa turística en unas Islas que reciben al año 15 millones de habitantes y que siguen batiendo su propio récord. La propia patronal en las islas ha sido afín a las propuestas de estos partidos. 

No obstante, Coalición Canaria siempre se ha caracterizado por jugar a la ambigüedad y pactar tanto con el PP como con el PSOE en Canarias, donde gobernó durante 26 años hasta que en 2019 el cuatripartito conformado por PSOE, Nueva Canarias, Unidas Podemos y Agrupación Socialista Gomera hizo presidente a Ángel Víctor Torres, quien ganó las elecciones también en 2023, pero no ha podido conformar gobierno. 

En el Congreso, Coalición Canaria ha ido perdiendo presencia desde que se constituyó en el año 1993 y ha pasado de contar con cuatro representantes a solo uno en la actualidad, pero ha llegado a pactar con el PSOE, gobernando con el PP en Canarias, y viceversa: también ha apoyado al PP en el ámbito nacional mientras tenía a los socialistas como socios en las Islas. 

La actual diputada Cristina Valido (CC) remarca que si hay bloqueo está dispuesta a hablar para no haya una repetición electoral. Hace unas semanas detalló su postura en una entrevista en eldiario.es y aseguraba que no tenía preferencia por un candidato u otro (por Sánchez o por Feijóo) siempre que estuviera dispuesto a sellar esa agenda canaria que el PP ha firmado ya. A excepción de pactar los nombramientos de los puestos de la Administración General del Estado, es un documento asumible por los socialistas, ya que en la mayoría de puntos son leyes y medidas que han partido del PSOE. 

La diputada Cristina Valido ha venido insistiendo en las últimas semanas en que el partido sigue manteniendo líneas rojas con Vox y Sumar, tal y como dijo tras el 23J. Asegura que dará el “sí” a Feijóo porque se ha comprometido a conformar un gobierno en minoría donde no esté la extrema derecha. No obstante, los nacionalistas canarios ya han incumplido sus propias “líneas rojas” pactando con el PP y Vox la alcaldía del municipio lanzaroteño de Teguise e incluyendo un concejal del partido de Santiago Abascal. 

Antes de la firma con el PP, esta semana, Cristina Valido volvía a insistir en que sí que está dispuesta a hablar con Sánchez, pero que no se habían producido acercamientos por parte de los socialistas. Tampoco hubo reunión para hablar de la investidura cuando Sánchez visitó junto a Clavijo las zonas afectadas por el incendio de Tenerife el pasado lunes. El PSOE de Canarias ha sido muy crítico con el apoyo de los nacionalistas a Feijóo, considerando que está anteponiendo sus propios intereses como partido y afeando que sea la única formación en apoyar una investidura abocada al fracaso. 

Coalición Canaria podría ser decisiva en la investidura de Sánchez, si Junts no se abstiene, pero en el partido socialista conocen que la postura de ese partido puede ser cambiante. Lo hizo ya Ana Oramas en 2020 cuando, pese a que su partido había acordado abstenerse en la investidura de Sánchez, ella votó en sentido contrario a último momento y fue sancionada con una multa de mil euros. Preguntada por ello a Valido, asegura que no cambiará el sentido de su voto y hará lo que le encomiende su formación. 

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