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Limpiadora de hospital, COVID persistente y 800 euros menos por la baja: “Tendré que trabajar enferma para que no falte dinero”

Después de más de un año de pandemia y ocho meses de baja por COVID persistente, María Barragán, limpiadora del hospital de Can Ruti de Badalona, no sólo siente cansancio y dolor agudo en la musculatura. También está harta, como las otras limpiadoras de hospital, de lo que considera una constante discriminación. “¿Por qué, si me contagié en el hospital, no tengo derecho a cobrar todo mi sueldo estando de baja?”. A diferencia de los sanitarios, las limpiadoras no han recibido ninguna gratificación COVID pese a haber vivido parecidos episodios de tensión, miedo y mucho estrés, y cuando contraen la enfermedad de larga duración la prestación de baja les alcanza tan solo el 75%.

María Barragán ha pasado de cobrar algo más de 1.200 euros netos mensuales a ingresar alrededor de 1.000 estando de baja, ya que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que el pasado mes de febrero reconoció la COVID-19 como enfermedad profesional en trabajadores sociosanitarios y de hospital, no incluyó en este apartado a las limpiadoras. Para una madre separada con dos hijos a cargo y que tiene que pagar el alquiler, estos 200 euros que pierde suponen una gran diferencia.

Las pagas extra, además, se ven aún más mermadas que el sueldo, así que en ocho meses la cantidad perdida por haber enfermado en su hospital es bastante superior a los 800 euros. “En agosto, cuando volví de vacaciones, me hicieron una PCR que dio negativo y cuando me contagié coincidió con un brote en mi misma planta del hospital, así que tengo claro que me contagié allí”, cuenta Barragán.

Esta discriminación respecto a los sanitarios se suma a las demandas históricas de los sindicatos del sector, referentes a la precarización provocada por la externalización de los servicios de limpieza a empresas subcontratadas por los hospitales. Por todo ello, las trabajadoras hicieron un parón reivindicativo en toda Catalunya el pasado 30 de abril. 

Preguntado por elDiario.es, el Ministerio recuerda que “en marzo ya mejoró la protección de todos los trabajadores contagiados o en aislamiento al asimilarlas a accidente de trabajo lo que supone elevar la prestación para el trabajador hasta el 75% de la base reguladora (frente al 60% de la enfermedad común) y liberar del coste a trabajadores y empresas, ya que se hace cargo desde el primer día la Seguridad Social”. 

Para las limpiadoras de hospital, que han estado desde el primer día limpiando las UCI, los pasillos, los almacenes y en ocasiones hablando o brindando apoyo a pacientes y familiares, es insuficiente. “Al principio no nos daban ni EPIS y llegó un momento en que estaban llegando mascarillas FFP3 y a las limpiadoras no se nos daban. Se guardaban para el equipo médico, pero nosotras estábamos allí en primera línea desde el primer día”, relata Barragán, que como otras limpiadoras vivió momentos de tensión laboral por esta distinción. “Los neumólogos, cuando trabajábamos con mascarillas quirúrgicas, nos decían que no entráramos a salas donde teníamos que entrar a limpiar”, recuerda. 

Abogados laboralistas defienden el derecho de las trabajadoras a ser reconocidas como a los trabajadores sanitarios. Oriol Arechinolaza, del Colectivo Ronda, que en septiembre tiene un juicio por un caso similar con una trabajadora de residencia geriátrica, tiene claro que se trata de “un caso de discriminación tanto de clase como de género en colectivos muy feminizados”. “No entendemos por qué a los médicos sí que se les reconoce y tenemos que pelear para que se haga lo mismo con auxiliares, cuidadoras o limpiadoras”, asevera el letrado.

Es más, el abogado asegura que la política del Instituto Nacional de la Seguridad Social “es contraria a lo que establece la normativa” y que ese derecho de reconocimiento de baja laboral por COVID ya está amparado por el real decreto 1299/2006 al incluir las enfermedades infecciosas como enfermedad laboral cuando las contraen trabajadores de hospitales, sean personal médico o de otra naturaleza.

“El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) está desestimando el reconocimiento del coronavirus como accidente laboral en limpiadoras o trabajadoras de geriátricos con una visión muy restrictiva porque se ampara en esta decreto del COVID y no en el de 1996, por lo cual estos nuevos decretos están en verdad restringiendo y no ampliando derechos”, defiende Arechinolaza, que además advierte de que en algunos casos de COVID persistente, si el diagnóstico médico cambia, aunque sea por efectos del COVID, algunas trabajadoras pierden incluso la cobertura del 75% para pasar a cobrar el 60% del sueldo. 

“Si yo no entro a limpiar, los médicos no pueden operar”

Es justo lo que le está pasando a Judit Navarro, limpiadora del Vall d’Hebron que lleva de baja desde el 10 de enero por COVID, que contrajo en el hospital. “Me acaba de llamar una secretaria del hospital diciéndome que como en mi parte médico pone secuelas de COVID y no COVID pasaré a cobrar el 60% en vez del 75, y además con carácter retroactivo, o sea que de este mes me quitarán 260 euros más”, lamenta. “Llamaré al ambulatorio a ver si me lo pueden arreglar, porque me quedo alucinando. Si no, tendré que ir a trabajar enferma para que no falte dinero en casa”, explica. 

Navarro atiende a la llamada de este diario después de volver de la compra. “Me acompañan porque no puedo ni cargar peso”, explica. Tiene COVID desde el 10 de enero y estuvo ingresada con neumonía bilateral. “No entiendo cómo no se nos considera con el mismo nivel de contacto que los sociosanitarios. Tengo compañeros a los que les han vomitado encima. Estás con los pacientes, te piden que les alargues algo y se lo pasas, claro”, explica. Cuando se contagió, relata, estaba trabajando con las bolsas de ropa sucia. “Los sanitarios las llenan tanto que revientan y tienes que recoger un montón de ropa contaminada del suelo que se sale de la bolsa”, explica esta madre separada, con tres hijos (el pequeño aún vive con ella) y 52 años. 

“Me sienta fatal que no se nos reconozca. Hemos pasado miedo, hemos visto a los fallecidos, hemos limpiado los almacenes donde se guardaba a los cuerpos. Un almacén de medicamentos donde se guardaba la medicación se convirtió en almacén de cadáveres y vimos cómo se llenaba y los bajaban en bolsas con un número. Era horroroso”, relata, al tiempo que recuerda momentos en los que le tocó consolar a familiares que no podían ver a pacientes a punto de morir. 

Aunque Judit Navarro y María Barragán, por los meses acumulados de baja, son muestra de los casos más graves de bajas no reconocidas como accidente laboral, son muchas las que lo han vivido, ya sea por haber contraído COVID o por haber sido contacto. En Can Ruti, de unas 200 trabajadoras de la limpieza, unas 80 han cogido alguna baja, calcula Loli Sánchez, delegada de Comisiones Obreras del Hospital. “Es una situación extraordinaria y sin precedentes en la que se nos tendría que reconocer el 100% del sueldo, porque además si has sido contacto de algún positivo ya te hacen irte a casa”, defiende Bisbal, que además lamenta que “no se ha mirado de la misma manera” que a los sanitarios. “Aparte del reconocimiento económico, no hemos tenido visibilidad, no hemos sido nadie. Y te aseguro que si yo no entro a limpiar, los médicos no pueden entrar a operar”, añade. 

“Al principio, con los aplausos, estaba muy bien pero salías a aplaudir a los sanitarios y llegabas a casa llorando por todo, por el miedo, la tensión”, recuerda María José Pozo , delegada de CC.OO. en el hospital Vall d’Hebron, que lamenta la falta de visibilidad. Este plus de reconocimiento se traduce en otra reivindicación más allá de las bajas laborales, como, por ejemplo, que la Generalitat también les otorgue el plus de retribución COVID, que no han recibido porque pertenecen a empresas subcontratadas.

La secretaria general de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO, Isabel Gutiérrez, asegura que la retribución “no es un tema económico, sino de dignidad, porque la cantidad es muy baja”. El Govern da ayudas de entre 400 euros y 1.400 en función de la categoría, lo cual además considera “clasista”. “Pero aunque a las limpiadoras les tocara la más baja, ya sería un reconocimiento, porque ellas también se han contagiado, han muerto, han doblado turnos, han dejado vacaciones…”, concluye.