Son momentos de tensión y de excepcionalidad política en Catalunya. El proceso, que parece llegar a su clímax, ya no se puede entender como dilación calculada para obtener réditos electorales. La represión se sabe cómo empieza, pero no cómo termina. Y aún así, la vida sigue en Catalunya. Ha seguido siempre, pero lo ha hecho de manera más silenciosa durante los últimos años. Haya o no referéndum, o incluso independientemente de si Catalunya acaba convirtiéndose en el futuro un Estado propio, hay una serie de retos que reclaman la atención inmediata. Las condiciones materiales sobre las que vive la mayoría de la población en Catalunya son precarias.
El paro sigue siendo el principal problema que preocupa a los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya según el último Barómetro Oficial de Catalunya. Se sitúa en la primera posición en las principales preguntas: 1. En su opinión, ¿cuáles cree que son los principales problemas que tiene actualmente Catalunya? y 2. ¿Cuál de estos problemas considera que es lo más importante? No es para menos. El paro en Catalunya es del 13%, cifra que sube hasta el 28,4% cuando hablamos de la población entre 16-24 años. Muy por detrás de la media de la Unión Europea (7.7%), Catalunya sólo estaría por delante de Grecia (21.7%) y la misma España (17.1%). Asimismo, el mercado laboral en Catalunya no está exento del tipo de contratación temporal - y casi precaria por extensión -, caracterizada por la neoliberal figura del “emprendedor de uno mismo”. En el primer trimestre de este año, de cada 7 nuevos contratos creados sólo 1 es indefinido. La estabilidad laboral es el elemento básico que permite a los individuos planificar y proyectarse en el futuro. Un modelo productivo basado en la estacionalidad laboral debilita la autonomía de los sujetos, al tiempo que debilita su posición a la hora de afrontar retos vitales. Y es que, por ejemplo, decidir tener un hijo o hija sin saber si mañana dispondrás de un sueldo es una disyuntiva que poca gente puede asumir en Catalunya, que tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo.
Pero si el paro y la estacionalidad laboral son losas que afectan de forma particular a quien lo padece, la desigualdad afecta a la sociedad en su conjunto. Una sociedad desigual es una sociedad más injusta, en la medida en que reduce la movilidad social entre clases. Es también una sociedad más peligrosa, ya que un mayor grado de desigualdad tiende a polarizar los territorios y generar guetos urbanos. Parte principal de la idea y creación de los Estados de Bienestar era precisamente la de otorgar un cierto techo de igualdad de oportunidades a los ciudadanos que compensara las condiciones iniciales donde se encontraran. Catalunya no es inmune a este declive.
Para medir donde se sitúa la desigualdad, utilizamos dos indicadores; el índice de Gini y la Ratio S80 / 20 [1]. Según datos del IDESCAT del año 2016, Catalunya se situaría en la cifra de 31.4. A nivel comparado, esto significa que estamos por detrás Polonia (30.6), e incluso por detrás de la media de la Unión Europea, que está en 31. Lejos encontramos países como Bélgica (26.2), Finlandia o Suecia, con una puntuación del 25 .
En cuanto a la Ratio S80 / 20, los datos del 2016 muestran que Catalunya es de 5,5. ¿Y qué significa esto en términos comparados? Otra vez, Catalunya se sitúa lejos de Eslovenia, Finlandia y Eslovaquia, con una ratio de 3.6. Pero también estamos por detrás de Hungría (4.3) o Polonia (4.8). Luchar contra la desigualdad debería ser una prioridad para todo gobierno, o al menos de aquellos que dicen querer defender a una mayoría. Si bien parece que el Estado del Bienestar como la hemos conocido fue herido de muerte durante la crisis, la Renta Básica Universal se dibuja como una de las medidas más ilusionantes para combatir la desigualdad y construir un nuevo pacto social. En Finlandia ya están llevando a cabo una primera prueba piloto que se alargará hasta principios de 2019.
La disputa sobre los datos de paro o desigualdad no pueden ser únicamente presentados como debates económicos, ubicados en una dimensión científico-analítica. Es el debate sobre la política, sobre el tiempo y nuestras vidas en sociedad. Si la actualidad es tozuda, la realidad lo es más: fuera o dentro de España, fuera o dentro de la Unión Europea, en Catalunya hay mucho camino por recorrer.
[1] El Índice de Gini mide hasta qué punto la distribución de ingresos en una economía se aleja de una distribución perfectamente equitativa. La equidad perfecta tendría el valor 0, mientras que una sociedad completamente inequitativa sería de 100. Por otra parte, la Ratio S80 / 20 mide la proporción de ingresos que el 20% de la población gana más en términos de ingresos que el 20% con menores ingresos. El resultado es las veces que la renta del top 20% multiplica al top 20% en menores ingresos. Por lo tanto, cuanto más alto es el valor, más desigualdad hay entre los más ricos y los más pobres.