Barcelona se personará como acusación en el caso del hombre herido por una bala de goma de la Policía el 1-O
El Ayuntamiento de Barcelona se personará como acusación en el caso del hombre herido por una bala de goma de la Policía Nacional el 1-O, que no perdió el ojo pero sí parte de la visión. Así lo ha anunciado el cuarto teniente de la ciudad, Jaume Asens, en la presentación de las conclusiones del servicio municipal de atención a los afectados por las cargas policiales del 1-O.
El informe de la oficina municipal de atención a los heridos del 1-O concluye que la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil en la ciudad vulneró los derechos humanos y tuvo como objetivo “generar pánico entre la población civil y así tener un efecto desmovilizador” en la votación.
En este sentido, Asens ha considerado que la investigación abierta sobre la actuación policial por el juzgado de instrucción 7 de Barcelona supone “uno de los procedimientos más importantes para reparar y hacer justicia con lo que miles de personas vivieron como algo injusto”. “El 1 de octubre es el episodio de violencia institucional más grave de Barcelona y probablemente de Europa”, ha abundado.
En conjunto, el servicio habilitado por el ayuntamiento para las víctimas del 1-O ha atendido, del 2 al 20 de octubre, un total de 294 personas, que han recibido atención jurídica y psicológica.
El ayuntamiento ha atendido a un total de 33 personas que presentaban lesiones físicas leves, consistentes en su mayoría en contusiones o erosiones, ocasionadas por golpes con porras policiales, patadas, puñetazos, tirones de pelo, empujones o por haber sido arrastradas por el suelo. En la esfera psicológica, se han descrito sintomatologías como ansiedad y estrés agudo ocasionados por la “violencia directa recibida” así como para la visualización de las escenas violentas, concluye el consistorio.
Del conjunto de relatos se puede extraer, según el informe, que hay una sensación bastante generalizada de que las mujeres y las personas mayores fueron víctimas de un trato especialmente vejatorio, en comparación con el trato recibido por hombres de mediana edad.
