La falta de control del censo y la irrupción policial debilitan la validez del recuento del 1-O
La carrera de obstáculos del 1 de octubre ha culminado con una jornada de votación acorralada por las resoluciones judiciales, intervenida por la policía y desdibujada por la falta de control sobre el sistema de votación y el censo.
Las sorpresas comenzaban a las 8 de la mañana, cuando el Govern anunciaba a última hora que habilitaba un censo electrónico universal, es decir, que permitía a cualquier persona votar en cualquier colegio electoral. La medida quería adelantarse a lo que ha sucedido después: cientos de catalanes, entre ellos el president Puigdemont, han tenido que buscar otro colegio en el que votar después de que el suyo fuera bloqueado por la Guardia Civil o la Policía.
Todavía no se ha dado una explicación oficial de qué ha sucedido, pero el sistema de censo electrónico ha dado problemas en buena parte de los colegios, sobre todo durante la mañana, achacables a ataques informáticos o a inestabilidades en la red. En lo que se ha convertido en una auténtica guerra de declaraciones, el Ministerio del Interior ha informado de que había “desactivado” el censo universal a las 11h.
Pese a este anuncio, este diario ha podido comprobar que la aplicación ha seguido funcionado en diferentes puntos de forma intermitente y, a partir de la tarde, más sostenidamente. Ante los problemas del censo universal varios de los colegios han decidido utilizar el censo manual. En algunos casos, solo para las personas a las que por domicilio les correspondía ese colegio y, en otros, directamente apuntando el nombre de cualquier elector.
Participación salvable, recuento invalidado
Esta decisión ha abierto el principal agujero en el sistema de control, permitiendo que una misma persona votara en varios colegios. Aunque finalmente un cotejo de los datos pueda eliminar los nombres duplicados para obtener la cifra la participación, el recuento de 'sí' y 'no' quedaría así invalidado. Técnicamente, una persona podría haber votado varias veces en diferente sentido en varias mesas.
De hecho, durante el día se han sucedido diversos son los testimonios de personas que han votado en varios colegios, probando esta vulnerabilidad del sistema. Este diario también ha podido comprobar, sin embargo, que algunas de las personas que habían votado con el censo manual no han podido volver a votar mediante censo electrónico, ya que sus datos habían sido incorporados a este con posterioridad.
Irrupción policial
Las cargas de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra los votantes han comenzado pasadas las 9 de la mañana en el centro de Barcelona, en el barrio del Eixample. Los dispositivos policiales han acudido, primero, al instituto Jaume Balmes, donde han podido llevarse las urnas y el material electoral sin necesidad de hacer uso de armas.
Ha sido en su siguiente intervención, en la cercana escuela Ramón Llull, cuando a los agentes del CNP no les ha temblado el pulso para cargar directamente contra los vecinos que se encontraban en torno a la puerta del centro. Posteriormente han disparado pelotas de goma, hiriendo en el ojo a una persona que ha debido ser intervenida de urgencia.
A partir de ahí las incursiones se han sucedido por buena parte del territorio catalán, en hasta una veintena de centros antes de las 10h y paulatínamente hasta engrosar la cifra de 200 colegios electorales cerrados, según los Mossos. En estas acciones se han producido decenas de cargas. Las cifras de los atendidos por los servicios médicos, a las 18h, era de 465 personas.
Protección final de las urnas
Uno de los momentos más críticos para el material electoral que los cuerpos policiales españoles no habían podido retirar ha sido el final del día, cuando debía ser trasladado. Desde los llamados comités de defensa y el propio personal electoral ha llamado a los votantes que llenaban las inmediaciones de los colegios a mantenerse allí hasta el final de la jornada. En varios puntos se han utilizado además barricadas o impedimentos como vehículos para limitar el acceso.
Con todo, finalmente varias nuevas actuaciones policiales han acabado requisando urnas, si bien ya vacías de votos tras el recuento, hacia el final del día. En este caso quienes han requisado material han sido los Mossos d'Esquadra de quienes se han registrado varias intervenciones en este sentido, por ejemplo en el barrio de Sants de Barcelona.
Este 1-O se ha convertido, por todo esto, en la jornada de votación más difícil que se recuerda en Catalunya. Pero también en un extraordinario ejemplo de autoorganización, fuerza ciudadana y convicción cívica con el objetivo común de votar para decidir su futuro.