Convergència suma a ERC como blanco de sus críticas habituales contra la CUP

Las críticas del candidato Francesc Homs hacia la CUP se han convertido ya en una rutina diaria en la campaña de Convergència. El viernes, en un acto en Figueres, Homs aseguró que una parte de la CUP era gente “puramente radical y que solo tiene ganas de hacer la puñeta”. El jueves, en Martorell, el candidato convergente equiparó a los anticapitalistas con el PP. El miércoles los había tildado de extremistas en Barcelona. Este sábado, en el mitin celebrado en Tortosa, Homs ha sido fiel a la costumbre pero, en esta ocasión, ha sumado ERC a la ronda de críticas.

“ERC hizo president a Montilla, un independentista como todos sabemos”, ha ironizado el número uno de CDC, para luego considerar que esa es “la coherencia en la defensa de Catalunya que han tenido algunos”. Con la carga directa contra los republicanos, el candidato hacía pleno en la crítica a todos los actores independentistas durante una campaña en la que ha llegado a hacer de la ANC objetivo de sus dardos.

El expresident Artur Mas, que también ha participado en el acto, no ha desaprovechado la oportunidad para resarcirse a costa del mal momento interno que pasa la CUP. “Daban lecciones de buena política y han acabado peleados”, ha lanzado Mas. Según él, los anticapitalistas eran “muy valientes dando consejos” pero luego “se esconden”, al contrario que CDC, quienes “dan la cara y hacen el trabajo”, a su entender. La presencia del líder convergente es muy acusada en esta campaña, como ya lo fue en la del 20-D. Artur Mas ha acompañado a Homs en la mayoría de los grandes actos en el territorio.

Los mensajes de Convergència engrasan una estrategia electoral que se basa en mostrarse como la formación más responsable en la defensa de los intereses catalanes, contra el resto de formaciones independentistas, de las que han llegado a insinuar que preparan un tripartit con En Comú. La crisis parlamentaria en la que el independentismo está sumido, desde la incapacidad de aprobar los presupuestos y el anuncio de la cuestión de confianza por parte del president Puigdemont, está siendo aprovechada por los convergentes para intentar arañar votos a la formación que les pisa el electorado, ERC, que según las encuestas dará este junio su tercer sorpasso a CDC en dos años. 

Movilización para asegurar el escaño de Tarragona

Las ciudades del sur catalán son un objetivo principal para Convergència ya que el escaño de Tarragona no está asegurado, según varias encuestas. Por ello, el partido está realizando un buena parte de la campaña en esta provincia, donde históricamente el PP ha tenido mejores resultados que la media catalana.

Esta es una de las razones por las que el partido ha rebajado de forma visible su tono independentista y ha afianzado sus mensajes más tradicionales del centro-derecha durante la carrera al 26J, intentando convencer a un electorado moderado al que considera haber perdido en los últimos años. En el mitin de Tortosa, Artur Mas ha pedido el voto para que su partido vuelva a ser decisivo en la gobernabilidad española, lo que le permitiría “tener la sartén por el mango”. Según considera, su formación se lo ha ganado por ser “la que más se la ha jugado sin calcular el beneficio de partido ni las comodidades personales”.

El escaño que baila en Tarragona es el de Ferran Bel, alcalde de Tortosa y número uno al Congreso, a quien esta campaña le ha perseguido la polémica por su actuación respecto al monumento franquista del Ebro, que Bel defendió no derribar. Los de Mas están centrados en llamar a la movilización de los votantes de la demarcación puesto que temen que una bajada de la participación, motivada por cuestiones como una apatía respecto al principal defensor del monumento franquista, pueda ser letal para su escaño por Tarragona. Sin él, el partido podría caer hasta los 5 diputados en el conjunto catalán y quedar por debajo del PP.