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¿Un Ciudadanos catalanista? Sectores de CiU y el PP se agrupan en un nuevo partido liberal no independentista

Astrid Barrio junto a Manuel Valls y Joaquim Coll durante la presentación del libro Anatomía del Procés

Arturo Puente

Los rumores sobre el nacimiento de un nuevo partido que llenase el hueco dejado por la antigua CiU se sucedieron durante toda la primavera y por fin, el pasado mes de julio, la incógnita se acabó despejando cuando sus impulsores confirmaron su intención de fundar la Lliga Democràtica. Este miércoles el grupo ha dado un paso más y se ha constituido ante notario como partido político, que presidirá de forma interina la politóloga Astrid Barrio.

El objetivo de la nueva formación es convertirse en la expresión de un catalanismo no independentista de centro o centro-derecha, que consideran un espacio social que ha quedado huérfano de representación. “El planteamiento ideológico es una de las cosas que debemos discutir en las próximas semanas, pero seguro tendrá un componente liberal, sobre todo respecto a los derechos individuales, sumado a una clara vocación social”, explican fuentes del partido.

Los impulsores, sin embargo, recelan de enmarcar a la nueva formación en espacios políticos que creen ya superados. “Pensar ahora en los términos clásicos de hace 15 años no tiene sentido”, afirman desde el grupo impulsor cuando se les pregunta por su relación con la antigua Convergència. Sin embargo aceptan sin complejos que son partidarios de “recoger el testigo de la mejor tradición catalanista, con mucha vocación pactista y el objetivo de intervenir decididamente en la gobernabilidad de España”.

La junta nombrada, que será provisional hasta la celebración de su congreso, es también ilustrativa de las posiciones desde las que nace la formación. Además de la presidenta Astrid Barrio, que es profesora de Ciencia Política de la Universidad de Valencia, en el documento de constitución de la Lliga figura el exdiputado de CiU en el Congreso, José Nicolás de Salas, como vicepresidente del partido.

Junto a ellos estará quien fuera durante dos períodos presidente de Societat Civil Catalana (SCC), Josep Ramon Bosch, que en el partido ejercerá el cargo de secretario general. Completan el cuadro de mandos dos personas vinculadas en el pasado al entorno democristiano, como son Aitor Agea y Alex Miró, en la secretaría de organización y en la de finanzas respectivamente.

Nombres propios de diferentes sectores

La número dos de Manuel Valls y exdirigente de Unió, Eva Parera, finalmente no tendrá cargo en la actual etapa del partido, pese a que desde el principio se le ha situado entre el círculo más reducido de impulsores de la formación, junto a Barrio y Bosch. Esto es así, indican desde la Lliga, porque Parera es concejal en el ayuntamiento de Barcelona con otra plataforma y los estatutos de la nueva formación impiden la militancia doble.

Pese a esto, y aunque la Lliga nace como formación independiente, sus responsables no ocultan que mantienen conversaciones con toda una constelación de organizaciones ideológicamente cercanas, como Convergents, las siglas del exconseller Germá Gordò, Lliures o Units per Avançar, los herederos de la desaparecida Unió. Todas estas son algunas de las fuerzas con las que la Lliga aspira a entenderse en el futuro, aunque aún no está decidido el mejor modo de converger.

Además de la unión de partidos, fuentes de la formación también deslizan que tienen abiertas conversaciones con caras conocidas de la política que “viniendo de espacios que podrían parecer incompatibles, podrían unirse en objetivos comunes”. A falta de acabar de definir la estrategia, los impulsores de la Lliga desearían llegar a las próximas elecciones catalanas, sean cuando sean, con capacidad para formar una candidatura.

Máxima autonomía dentro de la Constitución

Otra de las señas de identidad de la formación es el respeto escrupuloso por los márgenes constitucionales, también incluso ante la posibilidad de reformarla. La propuesta de la Lliga es, como en el catalanismo clásico que emergió a principios del siglo pasado de la mano de la entonces Lliga Regionalista de Prat de la Riba y Francesc Cambó, obtener unas cuotas de autogobierno lo más amplias posibles, pero siempre por medio de la reforma y rechazando la independencia.

Pese a que Eva Parera citó entre los objetivos de la formación “sacar al independentismo del Govern”, desde el partido rebajan ahora esa retórica. “Decir que hay que echar al independentismo es volver a caer en una posición dicotómica que ha sido tan divisiva”, explican. “Lo que sí es importante es que no haya una mayoría independentista en Catalunya. A partir de ahí, los pactos pueden estar mucho más abiertos que la actual política de bloques”, zanja una voz de la nueva organización.

Aunque el partido ha nacido ahora, no prevé presentarse en sociedad hasta al menos septiembre. Hasta entonces el grupo fundador, que forman una treintena de personas, se concentrará en trazar los fundamentos ideológicos y organizativos de este nuevos espacio político, que deberán llevarse al congreso fundacional. Lo harán, eso sí, guiados por el manifesto Catalunya Segle XXI, publicado hace un mes y en el que entre otras cosas se aboga porque se reconozca la “singularidad” de Catalunya y se “despliegue su máximo autogobierno con una financiación justa”.

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