El ministro y la consellera de Justicia se cruzan mensajes sobre el “respeto al estado de derecho” y los “presos políticos”

El ministro y la consellera de Justicia, Juan Carlos Campo y Ester Capella, han coincidido por primera vez en un acto público este viernes en Barcelona. Una fotografía de normalidad institucional para superar una imagen excepcional, la de la cúpula fiscal y judicial catalana levantándose de la sesión solemne de la abogacía con motivo de la festividad de Sant Raimon de Penyafort después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent, clamara por la libertad de los “presos políticos”, lo que también le valió el reproche de la decana, Maria Eugènia Gay.

Dos años después cada una de las partes ha mantenido sus mensajes, pero también se han mantenido las formas. “Querida Ester”, ha empezado Campo su discurso, en el que ha citado al cantautor Raimon. “Querido ministro”, había dicho Capella unos minutos antes. Ambos responsables de Justicia mantienen una buena relación de su etapa de diputados en el Congreso, lo que ha permitido que el desencuentro no fuera a más y que se cruzaran mensajes sobre el “respeto al estado de derecho” y los “presos políticos” y acabaran sendos discursos con una sonrisa.

No ocurrió así el año pasado, cuando Capella plantó a última hora al Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) después de que el ente colegial decidiera prescindir de los habituales discursos de los políticos tras el episodio de Torrent. Este año el ambiente ha sido distinto. Incluso algunos algunos miembros de la carrera judicial y fiscal restaban relevancia a la salida del acto a la mención de Capella a los “presos políticos” al enmarcarlo en la hipérbole del discurso de los políticos en precampaña.

Otros sin embargo sí han amagado con levantarse, pero finalmente jueces, fiscales y los jefes en Catalunya de Guardia Civil y Policía Nacional, también presentes en el auditorio del ICAB, han seguido en sus asientos. Al acto no ha asistido uno de los cargos que plantó a Torrent, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos, de viaje fuera de Barcelona, ni la cúpula de los Mossos: el comisario jefe, Eduard Sallent, se encontraba en Madrid asistiendo a la toma de posesión de altos cargos del Ministerio del Interior. Normalidad institucional en pleno juicio al major Trapero.

Además de reivindicar a los “presos y presas políticas”, Capella se ha acordado del episodio de jueces y fiscales con Torrent pese a no mencionarlo expresamente. “Nunca podemos resolver nada levantándonos de ninguna mesa”, ha afirmado Capella, un día después de que a punto estuviera de naufragar la mesa de diálogo pactada por ERC y el PSOE.

“Ante un conflicto político, lo diré las veces que haga falta, la sentencia del procés no ha resuelto nada sino que lo ha empeorado todo”, ha abundado Capella, en un discurso que ha combinado la cal y la arena, como cuando ha confiado en el “nuevo escenario” que se abre con el Gobierno de Pedro Sánchez para hallar una solución negociada al conflicto catalán. Y dirigiéndose directamente al ministro Campo, Capella se ha mostrado convencida de que ambos sabrán encontrar “las vías para el dialogo, la negociación y el acuerdo”.

Campo ha respondido a los pronunciamientos de Capella ensalzando la democracia española como “una de las más avanzadas del mundo”, y mostrando su voluntad de trabajar “con todos los actores y todas las voces, especialmente las críticas”. “Esta tierra -ha dicho en referencia a Catalunya- siempre ha aprendido de sus contradicciones para dialogar y poner el talento de sus gentes al servicio de un futuro de concordia y bienestar”.

Haciendo gala de un buen talante, Campo incluso ha loado a Jordi Pina, abogado de tres de los presos del procés y que ha recibido un premio con motivo de la festividad de la abogacía. “Pina es un gran jurista con el que no estoy muy de acuerdo pero al que respeto”, ha dicho Campo, que ha cerrado su discurso citando los versos catalanes de Raimon -“'qui perd els orígens perd la identitat' [quien pierde los orígenes pierde la identidad]”- para abogar por “un futuro de paz, concordia, con más encuentros que desencuentros y respeto al estado de derecho”.

El acto lo ha cerrado la decana de la abogacía barcelonesa, Maria Eugènia Gay, que ha ensalzado el “diálogo, la negociación y la concordia” como vía de resolución de los conflictos. Gay ha usado una palabra para resumir los discursos de Capella y Campo: “Esperanza”. El futuro es incierto pero al menos ha habido una tregua por Sant Raimon.