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C's, PSC y PP lo apuestan todo a la movilización contra el independentismo el 21D

La Vía Laietana de Barcelona durante una manifestación de SCC

Arturo Puente

Movilización, movilización, movilización. Si sacar de casa hasta al último de tus potenciales votantes es el objetivo primordial de toda la campaña electoral, para los contrarios a la independencia esta se ha convertido en la única posibilidad de ganar el 21 de diciembre. Los independentistas han demostrado que, cada vez que hay urnas, van todos. Por eso los partidarios de la unidad de España necesitan una movilización de los suyos nunca vista. A esta carta han apostado toda su campaña.

Los números son claros. El 27 de septiembre de 2015 votó el 75% del censo, 5,5 millones de personas, dando para los independentistas casi 2 millones de votos, que se tradujeron en una mayoría de escaños. El dato se repitió casi igual en el referéndum del 1 de octubre de 2017, pese a que el censo bajó en unas 200.000 personas, consiguiendo el 'sí' convencer a poco más de los mismos 2 millones de catalanes.

¿Puede el independentismo conseguir sumar a más gente? Los datos del 1 de octubre no son esperanzadores para los constitucionalistas, pues muestran que el crecimiento independentista se dio, sobre todo, en su zona más difícil, el cinturón barcelonés. Al independentismo le vale ahora con volver a arrastrar a las urnas a los mismos que en el referéndum para que el bloque formado por ERC, CUP y Junts per Catalunya vuelva a ser mayoritario. Para ello cuentan ahora con el impulso antirrepresivo como palanca para sacar de casa a todos sus votantes.

“Oportunidad única”

Conscientes de estos datos, las formaciones de la oposición se han propuesto dotar al 21D de una imagen de prueba definitiva, como forma óptima para activar a los suyos. En realidad la estrategia se parece a la usada tantas veces por el independentismo con sus “días históricos”. La campaña “Ara és l'hora”, de la ANC y Òmnium, incidía en la misma idea, con buenos resultados para el independentismo.

“Esta es una oportunidad de oro para superar esta etapa del 'procés'”, aseguró Inés Arrimadas el pasado domingo, en el acto de presentación de sus listas. La idea de la ocasión única es un mantra que aparece en todos los argumentarios de la casa naranja. “Catalunya no se puede permitir perder una oportunidad más”, aseguró la líder tras conocer que Barcelona no sería sede de la Agencia Europea del Medicamento.

Un mensaje similar volvió a repetir ante el Círculo Ecuestre este martes: “Ningún gobierno de la Generalitat ha hecho tanto daño en tan poco tiempo a nuestra economía, nuestra sociedad y nuestras instituciones”, conminando al adinerado público que la escuchaba a “pasar página del procés”.

El PP por su parte ha apostado por la polarización entre bloques como forma de rascar votos en el eje nacional. Xavier García Albiol se está dirigiendo con guante de seda a sus competidores más cercanos, Ciutadans, a quienes incluso se ha acercado a nivel gráfico y de marca, copiándoles directamente el símbolo del corazón con diferentes banderas. Para Albiol esta no solo es una forma de atraer voto confuso, sino sobre todo de indicar al votante potencial que hay un bloque fuerte y cohesionado al lado contrario del independentismo.

El PSC de Iceta, en cambio, ha preferido salir de la lógica de los bloques, centrado en rascar todo el voto posible del independentismo decepcionado. Entre otras cosas, eso explica el matrimonio de conveniencia con los herederos de Unió. “Nosotros no estamos por una política de frentes”, ha explicado reiteradamente el primer secretario, “no es suficiente con decir que la unilateralidad no es la respuesta, hay que ofrecer una alternativa”.

¿Hay espacio para crecer?

Diferentes sondeos que manejan los partidos detectan una inexplorada bolsa de voto, suculenta aunque a duras penas podría suponer unos 200.000 votantes. Se trataría de una población que nunca o rara vez ha ido a votar en unas catalanas pero que sí podría hacerlo en estas, si se logra un clima social adecuado.

¿Son reales este apenas 5% del voto que el unionismo trata de despertar? Los partidos constitucionalistas creen que sí, y algunas encuestas les dan la razón. El estudio del GESOP publicado por El Periódico el pasado fin de semana aseguraba que el 87,3% de los catalanes están decididos a participar el 21D, una cifra lejos del récord de participación de 2015. El CEO, en cambio, era más conservador el pasado octubre, al pronosticar que acudiría a las urnas el mismo porcentaje que el 27-S.

“Está todo rascado y trillado”, asegura un analista electoral alineado con el independentismo, que considera que, en Catalunya, tocado el 75% difícilmente se puede crecer más en participación. Además recuerda que el 27-S derribó, entre otros mitos, aquel que aseguraba que un crecimiento de la participación por encima del 70% sería todo voto “magro” para los contrarios a la independencia. “Se demostró que no, y ahora pueden volver a darse un baño de realidad similar”, considera.

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