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La ruptura de CiU desata una guerra interna en el seno de Unió

El tono de satisfacción del secretario general de CDC, Josep Rull, en la rueda de prensa en la que certificó el fin de CiU dejaba pocas dudas sobre cuál era la parte más damnificada en el divorcio de la histórica federación. Solo un día después de que el catalanismo conservador quedase fracturado, la crisis se ha desplazado hacia las filas de Unió, con una batalla abierta entre el sector de Duran y los críticos que en la consulta interna del 14 de junio pidieron el 'No', cuya cabeza visible es el diputado y secretario Universisdad e Investigación, Antoni Castellà. El sector independentista de Unió está dispuesto a desobedecer a la cúpula del partido y prepara ya la pugna contra los de Duran por las siglas del partido.

Unió resolvió este miércoles que todos sus cargos salieran del Govern, un gesto de “coherencia”, según su secretario general, Ramon Espadaler, que sin embargo se adoptó con una fuerte división en la dirección nacional del partido. De los 28 miembros de la ejecutiva de Unió, 16 votaron a favor de salir del Govern de Mas, contra 10 que votaron en contra. La decisión implica, no solo la renuncia de sus tres consellers, sino también la marcha de varios secretarios y directores generales democristianos. Pero la orden fue contestada de inmediato por los independentistas de Unió, acusando a su partido de chantajear a Artur Mas y negándose a abandonar sus puestos de responsabilidad en el Ejecutivo.

El sector crítico llega ahora más allá y plantea convocar un congreso extraordinario para discutir el rumbo que el partido debe tomar, aunque el propio Castellà no niega que la batalla de fondo es por ganar las siglas de UDC al duranismo para el independentismo. “A mi no me importa tanto que nos presentemos solos como que lo hagamos con un programa que defiende el 'Sí-No', cuando este no es el mensaje que salió de la consulta”, aseguró Castellà en el momento que se consumó la ruptura de CiU. El propio líder del partido, Duran i Lleida, ha respondido este viernes a la pretensión de sus críticos en la carta semanal que dirige a la militancia. En ella, el diputado en el Congreso reconoce que el proceso soberanista está rompiendo Unió “como ya rompió al PSC”, y rechaza la convocatoria de un congreso extraordinario. “El partido decidirá, pero hacer ahora un congreso no es otra cosa que un instrumento político para liquidar [Unió]”, ha afirmado Duran.

Por el momento el sector independentista se mantienen a la espera de los siguientes pasos de su partido, y con un ojo puesto en la conferencia que este sábado pronunciará Artur Mas en Molins de Rei, en la que podría deslizar su propuesta de formar una candidatura salpicada de nombres independendientes para las próximas elecciones autonómicas. Algunos de los críticos se pusieron “a la dispocición del president” en cuanto la federación quedo rota, un ofrecimiento que podría ir más allá de las responsabilidades del Govern. Pero, antes de plantearse aventuras en solitario o sumarse a sus hasta ahora socios, los independentistas quieren dar la batalla en el seno de Unió.

Grupos parlamentarios y nombres propios

Varios de los diputados de CDC en el Congreso se han reunido este viernes en Barcelona para preparar la ruptura del grupo parlamentario en Madrid. Solo 6 de los 16 representantes de CiU en las Cortes son de Unió, por lo que la ruptura les llevaría al Grupo Mixto. La solución que evalúan los convergentes es que relevar a Duran como presidente y mantener el grupo catalán con dos portavoces hasta las elecciones generales, una decisión que, en cualquier caso, debería ser avalada por Duran, ya que los diputados de Unió en el Congreso son leales a la dirección y podrían decidir pasar al Grupo Mixto.

A la espera de la remodelación del Gobierno que Mas anunciará este lunes, y después de que Josep Rull aceptará que no habrá cambios en los grupos municipales que acaban de constituirse, la guerra interna de los democristianos se ha trasladado al Parlament. El futuro del grupo nacionalista por el momento se mantiene un discreto secretismo, fuera de la promesa de Espadaler de que sus diputados continuarían apoyando al Govern desde la Cámara. Unió tiene 15 diputados de los 50 de CiU, 6 de los cuales están alineados con el sector independentista, comenzando por la propia presidenta del Parlament, Nuria de Gispert. Precisamente ella, junto a Joana Ortega y Joan Rigol, son tres piezas de importante influencia y que marcarán el futuro de Unió, además de personas que en el último tiempo se han alejado del sector duranista.

Las relaciones entre Duran y De Gispert se han venido enfriando desde el verano pasado, según ella fue acercándose a Mas. En vísperas de la consulta interna de Unió, la presidenta del Parlament se sumó al sector crítico y lanzó críticas veladas contra la dirección de su partido. También Joana Ortega, como vicepresidenta del Govern, ha sido una estrecha colaboradora del president, sobre todo en la ejecución del 9-N, por la que está imputada. Ortega anunció que dejaría la política tras abandonar el gobierno. Entre los altos cargos del Govern que se han negado a abandonar están el propio Castellà, el director general de de Investigación, Josep Maria Martorell, o el secretario de Vivienda, Carles Sala.