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Los sectores críticos del PDeCAT se organizan para forzar al partido a sumarse al proyecto de Puigdemont

Puigdemont y Pascal, en una imagen de archivo.

Neus Tomàs

Lo que mal empieza mal acaba. Ese podría ser el mejor resumen para explicar la corta pero intensa historia del PDeCAT, cuyo congreso fundacional, ahora hace un año, ya evidenció que las heridas entre las diferentes familias convergentes se habían cerrado en falso. La asamblea que el partido celebra este fin de semana puede comportar un cambio de estrategia y, a la espera de como acaben las negociaciones, incluso un relevo de la actual coordinadora, Marta Pascal.

La decisión de Carles Puigdemont de impulsar un movimiento político cuyo objetivo último es convertirse este otoño en un nuevo partido ha provocado un seísmo en el espacio convergente. La Crida Nacional de la República aspira a ser la marca referente del independentismo y pese a que tanto ERC como la CUP ya han avisado que no cuenten con ellos sus impulsores no tienen intención de rendirse.

Los sondeos apuntan a un auge de ERC y a un descenso de Junts per Catalunya (JxCat). Pero Puigdemont sigue siendo una figura con gran ascendiente entre el electorado independentista y esa es su baza para liderar un proyecto que va en dirección contraria a la que Pascal y su equipo habían diseñado para el PDeCAT.

La actual cúpula del partido es partidaria de aparcar el unilateralismo y recuperar el ADN convergente, cuya principal característica es la moderación en las formas y el discurso. Fuentes conocedoras de las negociaciones entre los diferentes sectores dan mucha importancia al hecho de que Josep Rull, Jordi Turull, Jordi Sànchez, Joaquim Forn y Lluís Puig se hayan posicionado a favor del movimiento que impulsa Puigdemont. Interpretan que es una manera de indicarle a Pascal que ese es el camino que debe seguir el PDeCAT.

Cuando se refundó Convergència y se diseñó el PDeCAT, las corrientes de Rull y Turull aspiraban a hacerse con el control del nuevo partido. Durante semanas se dio por hecho que Turull sería el líder, pero finalmente (y tras la bendición de Artur Mas) se optó por el tándem que forman Pascal y David Bonvehí.

Durante años, Rull y Turull no tenían la mejor de las relaciones pero eso cambió tras convivir en la cárcel y ahora ambos son aliados y defensores de que el partido se integre en la Crida Nacional per la República.

Pascal intentó hace unas semanas frenar a Puigdemont ofreciéndole la presidencia del PDeCAT. Pero el expresident rechazó la propuesta. Incluso algunos de los afines a la actual coordinadora reconocen que lo hizo sabiendo que la respuesta sería negativa. La explicación oficial fue que el expresident quiere estar centrado en su defensa judicial. Un argumento poco consistente teniendo en cuenta que esta misma semana, a cuatro días de la celebración del congreso del partido, Puigdemont ha presentado su nueva plataforma política. Una maniobra que, dentro y fuera del PDeCAT, se ha interpretado como una OPA a la formación que aún dirige Pascal.

Precisamente el futuro de la coordinadora es una incógnita. Ella hasta ahora se había resistido a que el partido se diluya en el proyecto de Puigdemont aunque la última palabra la tendrán las bases este fin de semana. En el PDeCAT algunos dirigentes consideran que podría seguir en el cargo si se aviene a que el partido se integre en la nueva plataforma independentista. De no ser así, si Pascal se enrocase, ya hay algunos nombres para ocupar su silla.

Nombre alternativo

Uno de los que genera más consenso entre los distintos sectores críticos es el del conseller de Territorio, Damià Calvet, hombre de máxima confianza de Rull y que formó parte del equipo de campaña de Puigdemont.

En el haber de Pascal destaca que ha sido la primera en poner orden en las finanzas y ha marcado distancias con las fórmulas de financiación irregular de la antigua Convergència, cuyo cobro de comisiones ilegales quedó probado en la sentencia del caso Palau. Pese al intento de demostrar que el PDeCAT es un partido nuevo, los problemas orgánicos heredados así como los surgidos a raíz de la inestabilidad en la que se ha instalado durante meses la política catalana han situado la gestión de Pascal en el punto de mira.

Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y la configuración de listas importantes como la de Barcelona inquietan a los cuadros del partido. En la capital catalana algunos dirigentes serían partidarios de buscar una fórmula alejada de la marca tradicional de partido para intentar atrapar al máximo de electorado independentista. De momento la candidata es la exconsellera Neus Munté. Pero, en función de como acabe la batalla interna en el partido, esto también puede cambiar.

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