Prohibido lavar coches y llenar piscinas: estas son las restricciones por la alerta de sequía en Barcelona
La Generalitat ha decretado este martes la alerta por sequía en el ámbito del embalse Darnius-Boadella y en las cuencas de los ríos Ter y Llobregat, que abastecen, entre otras zonas, al Área Metropolitana de Barcelona. Debido a la falta de agua, 26 comarcas y un total de 514 municipios sufrirán restricciones a partir de este viernes.
De momento, el Govern no prevé entrar en el estado de emergencia, así que, por ahora, las restricciones no afectarán al agua de boca. Los usos que sí se verán restringidos son el riego agrícola (que debe reducirse en un 25%), los usos ganaderos (10%), los industriales (5%), recreativos que impliquen riego (30%) y otros usos recreativos (5%).
Se abre un escenario en que diversas actividades económicas deberán recortar su consumo de agua, pero tal como ha comunicado el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica del Ayuntamiento de Barcelona, “los ciudadanos no notarán demasiados cambios”. Badía ha querido tranquilizar a la ciudadanía y ha explicado que serán pocos los servicios municipales que se verán afectados.
Las fuentes de agua potable, intactas
Úna de las afectaciones que notarán los habitantes de las grandes ciudades será que se pararán las fuentes ornamentales que funcionan con agua potable, que en el caso de Barcelona son el 42%. Seguirán en funcionamiento fuentes como la de Montjuïc, que funcionan con agua freática. El único cambio respecto al riego de parques y jardines públicos, es que aquel que se realice con agua potable pasará a ser nocturno.
Respecto a las fuentes de agua potable, estas no sufrirán ninguna afectación porque el consistorio las considera “un servicio esencial”. Igualmente, tampoco se esperan afectaciones en las piscinas municipales, debido a que cuentan con “sistemas de alta eficiencia” que requieren de poco consumo de agua.
Ni lavar el coche ni llenar piscinas
En lo que respecta a los usos privados, las afectaciones también serán mínimas. Las restricciones tendrán que ver con la prohibición de llenar piscinas privadas y de lavar vehículos con manguera.
El plan de alerta de la Generalitat también requiere que los jardines privados sean regados sólo dos veces por semana, de tal manera que el consumo baje un 5%. El seguimiento del cumplimiento de esta medida se llevará a cabo conjuntamente con la empresa concesionaria del servicio de agua, a la que cada ayuntamiento reclamará un informe de gasto.
Sin previsión de medidas más duras
Desde las administraciones catalanas piden cooperación a la ciudadanía a la hora de cumplir con estas restricciones, a la vez que expresan que las previsiones meteorológicas no son malas. Si el escenario se mantiene como el actual, desde la Generalitat descartan implementar medidas más duras que sí podrían afectar al agua de boca.
La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha querido tranquilizar a la población asegurando que todavía “hay mucho margen” y que todavía no se prevé llegar a un escenario de excepcionalidad. Aún así, ha manifestado que el contexto climático es “muy preocupante” y ha pedido a la ciudadanía que cambie sus hábitos de consumo de agua, algo que es “básico, necesario y urgente”.
Desde el Ayuntamiento de Barcelona se han expresado en la misma línea y han pedido “extremar la precaución y poner máxima atención a las sequías, que estarán cada vez más agravadas debido al cambio climático”, ha expresado Eloi Badia.
El Plan de Sequía, la herramienta para gestionar episodios de carencias de agua, está activado en Catalunya desde octubre de 2021. Desde ese momento se ha analizado mensualmente la situación para poder activar medidas para paliar la falta de lluvia.
Por ejemplo, se ha incrementado la producción de las plantas desalinizadoras (del 20 al 90% de su capacidad), que han evitado que los embalses estén siete puntos por debajo de su nivel actual. También se ha potenciado la producción de agua regenerada.
Este incremento del agua disponible ha evitado que se decretara la alerta por sequía en alguna ocasión en que la escasez de lluvias ha sido destacable. Aún así, desde el Ayuntamiento de Barcelona también han querido reconocer la corresponsabilidad de la ciudadanía.
Badia ha recordado la última alerta importante por sequía, que se decretó en 2008. Entonces, el consumo medio de la ciudad era de 170 litros por persona y día y, actualmente, la cifra se ha rebajado un 14%. Con esto, el consumo ciudadano en Barcelona se sitúa hoy en 106 litros diarios, “mucho mejor que en otras ciudades del estado español, donde la media es de 140 litros”, ha expresado Badia.
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