El nuevo alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, llegó este lunes a las 8.45 a la sede del Ayuntamiento y, tras ser recibido por sus compañeros y personal del consistorio, comenzó su nueva labor al frente de la maquinaria municipal. Si en la investidura logró superar en el último suspiro el escollo de convencer a la vez a comuns y PP para que le votaran, ahora empieza para el PSC el reto de gobernar con tan solo 10 concejales de 41, teniendo en cuenta que quienes le apoyaron tienen modelos de ciudad distintos y los que no, Junts y ERC, no están dispuestos a facilitar su acción de gobierno.
Collboni y quienes le invistieron, populares y comuns, insisten en que no hubo ningún pacto explícito el sábado, con lo que el nuevo alcalde se ve con libertad para explorar “grandes acuerdos” con todas las formaciones políticas excepto con Vox. Aun así, el líder socialista es consciente de que sus hasta ahora socios de gobierno, el partido de Ada Colau, son quienes pueden estar más predispuestos a alcanzar acuerdos, a pesar de que anunciaron en la investidura que su lugar estaría en la oposición (lo que facilitó, a la postre, los votos del PP).
Preguntado por si ofrecerá a los comuns entrar en el gobierno después de las elecciones generales del 23 de julio, Collboni no despeja la duda. En una entrevista en El Periódico dejó entrever su inclinación por Colau. “Hice una oferta el jueves pasado a los comuns, cuando les pedí su apoyo, para formar gobierno de coalición con ellos, y esa es la idea que tengo en la cabeza”, afirmó, para luego añadir que conservará parte de los altos cargos y directivos que estuvieron en el gobierno anterior con Colau para garantizar la “continuidad institucional”.
Por su parte, en Barcelona en Comú también han dejado la puerta abierta a buscar la entente en los próximos meses, aunque en su caso, como vienen reivindicando desde las elecciones, esa fórmula debería incluir a ERC para completar la mayoría de izquierdas. Ignorando la negativa republicana actual, el concejal y portavoz de los comuns, Jordi Martí, ha asegurado que la decisión de investir Collboni en vez de Trias se debe precisamente a mantener viva la “posibilidad” de ese pacto a tres. “Cuando baje el ruido, ese tsunami asociado a la investidura, iremos descubriendo que los tres programas con más propuestas en común son estos”, ha afirmado en referencia a PSC, comuns y ERC.
Martí, que fue quien negó tajantemente la posibilidad de investir a Collboni con sus votos y los del PP, ha reconocido este lunes que se ha tenido que comer sus palabras. Pero ha argumentado que la directiva del partido cambió de opinión cuando vio que debía escoger entre dejar pasar a Trias u optar por el candidato socialista con el que han gobernado durante casi los dos últimos mandatos.
Los comuns, ha insistido, estarán en la oposición en el arranque de la legislatura, pero no ha querido aclarar si verían con buenos ojos entrar en el Ejecutivo municipal aunque ERC no lo haga. Martí se ha limitado a afirmar que su apoyo a Collboni dependerá de las medidas que ponga sobre la mesa. “Si es el de la campaña electoral, que parecía de centroderecha y buscaba satisfacer a las élites y al establishment de la ciudad, más preocupado por las alfombras que por las calles”, no lo harán. Si es el teniente de alcaldía que aceptó políticas como el plan de ejes verdes, entonces sí, añadió Martí.
La aritmética en la capital catalana será de lo más complicada. Si Collboni busca el acuerdo con los comuns, necesitará igualmente los votos de fuerzas como ERC para sacar adelante sus proyectos. Y los republicanos, todavía en shock por cómo les arrebataron por segunda vez el gobierno municipal, tienen hoy la sensación de que los puentes están rotos. Lo mismo le ocurre al socialista con Junts, con quien había flirteado durante la campaña —y a quienes llegó a ofrecer un reparto de la alcaldía, según Trias—. El alcaldable de Junts ha prometido ya oposición dura a Collboni, aunque este ha respondido que “cuando baje el suflé electoral” encontrará la forma de alcanzar acuerdos incluso con él.
Abordar el “malestar”
Las prioridades que ha planteado el nuevo alcalde para el arranque del mandato no son precisamente las que más satisfacen a los comuns. En entrevistas en radios y televisiones, el nuevo alcalde ha recalcado este lunes que las urgencias pasan por abordar el “malestar” que, a su juicio, hay en la ciudad con cuestiones de orden público y de limpieza. Un diagnóstico que no comparten los de Colau, que siempre han atribuido las quejas en materia de seguridad a campañas de la derecha (en cuanto a la limpieza, sí reconocieron algunas deficiencias y aprobaron un plan de choque).
Seguridad y limpieza son precisamente dos ejes a los que el PP dio relevancia en sus conversaciones con los socialistas, y el documento de 43 propuestas que Daniel Sirera hizo llegar a Collboni —aunque a la hora de la verdad no se firmó nada— está encabezado por demandas como dotar de más medios a la Guardia Urbana, instalar cámaras de vigilancia en “zonas conflictivas” o crear una Oficina Antiokupa. Esto último fue también una promesa de campaña del PSC, para casos de “ocupaciones delictivas”.
Tanto en Urbanismo como en Vivienda, dos de los temas estrella del mandato de Colau, Collboni también prometió en campaña propuestas contrarias a la acción de gobierno de su entonces socia. Frenar y replantear el plan de peatonalizaciones en el Eixample a cambio de apostar por reverdecer los interiores de las manzanas, fue quizás lo más sonado. Otro, el rediseño de la norma que obliga a los promotores a reservar un 30% de vivienda social en las nuevas construcciones. Si el PSC quiere el apoyo de los comuns, advierte el partido de Colau, deberán aceptar continuar con ese legado.
Con todo, de las pocas medidas que sí ha concretado que llevará a cabo Collboni desde el inicio, además de limpieza y orden público, es regular los alquileres en toda la ciudad. En su primer discurso dejó claro que serían los primeros en aplicar la nueva Ley de Vivienda estatal.
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