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El pueblo de Cuenca en el que una macrogranja porcina condicionó las elecciones municipales

En el centro, la que será nueva alcaldesa Elena Fernández Castro

Carmen Bachiller

El municipio conquense de Almendros ha sido ejemplo en estas elecciones municipales del 26 de mayo de cómo la movilización ciudadana puede cambiar la política, en este caso la de un Ayuntamiento, y decantar el resultado de unas elecciones municipales.

En este pueblo de apenas 225 habitantes la pugna entre vecinos a favor y en contra de una macrogranja porcina de más de 2.600 cerdos con lechones, auspiciada por Icpor Soria SL, la integradora de la empresa Incarlopsa ha cambiado el signo político municipal de forma radical dejando al Partido Popular fuera del Ayuntamiento.

Ahora, será una agrupación independiente de vecinos la que dirija los destinos de este municipio tras lograr el 50,50% de los votos y cuatro concejales frente a un PP que recibía tan solo tres votos (el 1,49% del total) sin conseguir una representación que, en cambio, sí lograba el PSOE con un 46,53% y un concejal.

Acisclo Jiménez, el alcalde absoluto (no había ninguna otra formación con representación en el Ayuntamiento en 2015) había gobernado el pueblo durante más de dos décadas. El 26 de mayo no optaba a la reelección. El Partido Popular le ‘retiró’ discretamente tras la polémica por su vinculación económica a la macrogranja porcina, según venía denunciando la Asociación por la Economía Sostenible de Almendros (ADERA), para presentar a un vecino del pueblo, Francisco Sánchez-Casas Jiménez, trabajador en Incarlopsa.

Entre otros episodios, fue necesaria la intervención del Comité Provincial de Empadronamiento de Cuenca que desestimó la decisión del alcalde de dar de baja a varias personas que se habían empadronado en el municipio, varias de ellas vinculadas a ADERA, en una operación que los vecinos contrarios a la macrogranja porcina calificaron de “cacicada”.

Fue la gota que colmó en vaso. ADERA decidió tomar cartas en el asunto y constituir una Agrupación Electoral Independiente (Partido Independiente y Democrático de Almendros. PIDA) y frenar el proyecto ganadero que cuenta con el apoyo del PP y con la autorización ambiental de del Gobierno regional recurrida, por cierto, ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha por ADERA.

El PIDA tendrá como compañero de viaje en esta legislatura al socialista Joaquín Mena. De los siete concejales que el pueblo tenía en 2015, quedan cinco. Es uno de los municipios que pierde población en Cuenca: hace cuatro años había 272 habitantes, el 2018 eran 225, según los datos del INE.

“La gente lloró de emoción”

Helena Fernández Castro será la alcaldesa que tome el bastón de mando el próximo 15 de junio. Esta albaceteña de Alcaraz, casada con un vecino de la localidad conquense y licenciada en Ciencias Ambientales recuerda que en el pueblo “la gente lloró de emoción” en la noche electoral tras conocer los resultados. “El pueblo salva al pueblo”, proclama.

Su abuelo ya fue alcalde en su localidad natal de Albacete y la decisión de dar al salto a la política la tuvo clara. “Nos presentamos porque nos dimos cuenta que, aunque el proyecto actual tiene muchas deficiencias, si no lo hacíamos y llegaba alguien al ayuntamiento partidario de este tipo de explotaciones, terminaría haciéndolo de otra manera”.

La edil electa cree que la macrogranja porcina es historia. “Incarlopsa sería muy torpe si siguiese intentándolo. El proyecto tiene muchas deficiencias y a todo el pueblo en contra como se ha visto. Dijeron que no irían allí donde no se les quisiera. Más claro no se lo han podido decir”.

A Helena le acompañarán en el periplo político Marta Muñoz, Antonio Heras (el presidente de ADERA) y Francisco Arcos. “Estamos muy contentos porque pensamos que es lo que quería el pueblo. En Almendros, como en la mayoría de pueblos, nadie quiere tener problemas. Era la sensación que teníamos, que se quería a gente que pensase y trabajase por el pueblo”.

Cree que Almendros es “un pueblo de oportunidades para venir a vivir. Era una pena pensar que nuestra única alternativa era una macrogranja”. A una hora de Cuenca, Albacete o Toledo y muy cerca de Madrid le ve muchas posibilidades.

Con una mayoría de residentes de la tercera edad, a los que espera proporcionar una “buena calidad de vida, con cosas sencillas pero importantes como un servicio de comida a domicilio”, confía también en que “la gente joven y preparada del pueblo pueda volver”.

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