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Ciudadanos: radiografía valenciana de una marca en alza

Carolina Punset, en las Corts Valencianes.

Adolf Beltran, Belén Toledo, Rubèn Peñalba, Moisès Pérez

El pleno de las Corts Valencianes reveló esta semana que el PP se va a quedar solo en bastantes votaciones durante la legislatura. De momento, la excepción son las iniciativas abiertamente españolistas. Una proposición no de ley de los populares que pretendía subrayar la “cohesión de España” tras la sacudida independentista en Cataluña encontró el apoyo de Ciudadanos, de quienes el diputado Jorge Bellver no tuvo problemas en aceptar una enmienda. La resolución fue rechazada por la mayoría de izquierdas de la Cámara, pero permitió a la portavoz de Ciudadanos resumir su estado de ánimo.

Tras quejarse del “entreguismo inmoral, incoherente, insufrible, de la izquierda española al nacionalismo” y sugerir al presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, que deje de gobernar con los nacionalistas (en alusión a Compromís), proclamó: “Miren cómo crece Ciudadanos. Están haciendo que una mayoría emergente de la sociedad esté hasta el mismísimo gorro de los nacionalismos”.

En efecto, según las encuestas, la de Ciudadanos es una marca en horas altas. Según datos de la propia organización, de los poco más de 1.000 afiliados que tenía en febrero en la Comunitat Valenciana ha pasado a contar con 5.000 este mes de octubre. Un impulso paralelo a su entrada en el Parlamento autonómico (donde tiene 13 diputados), y en los ayuntamientos (donde dispone de 217 concejales y 9 alcaldes) y las diputacions (con dos diputados en las corporaciones provinciales de Valencia y Castellón y uno en la de Alicante que ha resultado decisivo para darle la presidencia al PP).

Tanto éxito no ha consolidado a Punset como líder. El presidente del partido y candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 20 de diciembre, Albert Rivera, apuesta por repartir responsabilidades entre dirigentes de las variadas familias que conforman ese partido de aluvión en la Comunitat Valenciana. De ahí que hace unos días el secretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, acudiera a Valencia a investir como futuro portavoz político regional al concejal del Ayuntamiento de Valencia Fernando Giner. Creaba, así, una dualidad entre la portavocía parlamentaria de Punset y la del partido. Ambos, Punset y Giner, fueron incorporados hace dos meses por Rivera a su ejecutiva nacional. Pero, además, en la cúpula valenciana está Emilio Argüeso como delegado territorial, referente de la rama alicantina de un partido fuertemente marcado en aquella zona por la entrada de antiguos dirigentes del PP afines a Eduardo Zaplana.

Punset, que llegó a acercarse a formaciones políticas verdes y ecologistas, se apoya sobre todo en Alexis Marí y su gente, mayoritariamente procedente de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), un partido en demolición del que también procede el exdiputado Toni Cantó, que se presentará el 20-D en las listas del partido naranja por Valencia tras su sonada marcha del que lideraba Rosa Díez. Exafiliados del partido magenta conforman el aparado político más cercano a Punset, en cuya organización se mezclan personas que han pasado por el PP, Unión Valenciana y hasta el PSPV-PSOE, como su diputado provincial en Valencia José Enrique Aguar, un socialista de Benetússer que pasó, como tantos actuales “ciudadanos”, por las candidaturas locales del Centro Democrático Liberal.

Valencia, el portavoz regional 'in pectore'

Valencia, el portavoz regional 'in pectore'

Activista en la asociaicón Casa Caridad durante muchos años, él no se define como conservador. “Soy un hombre de centro. Liberal en lo económico y progresista en lo social”, precisa. Se afilió en enero de 2015 a Ciudadanos al descubrir el Movimiento Ciudadano en 2013. “Lo hice por su ideario, no por ideología”, comenta. “Ciudadanos es el espacio político de centro que necesita este país para afrontar la segunda transición”, afirma.

Su condición de hombre de negocios le hace ser el concejal con más patrimonio en el Ayuntamiento. Y la batalla interna en Ciudadanos le ha situado como portavoz autonómico de la formación. “No creo que sea una condición fundamental”, comenta sobre un hecho que hasta que no se confirme quiere evitar abordar “por prudencia”. Aunque no ve contradicción alguna en que el elegido no tenga escaño en las Corts.

Además de Giner, hay dos personas más destacadas de los naranja en Valencia ciudad. Narciso Estellés, que fue jefe de redes de la Empresa Municipal de Transporte (EMT), junto con la trotamundos de la política Amparo Picó, quien antes de aterrizar en los de Rivera pasó por Unión Valenciana y por el Partido Socialdemócrata (PSD). La gran presencia de simpatizantes de Ciudadanos en el público de la procesión cívica del 9 d'Octubre indica el auge del partido en el cap i casal. Y la presencia de los naranja en el Te Deum alternativo, al que asistieron los dirigentes del PP, les aleja de su proclamado cariz centrista.

Alicante bajo el dominio zaplanista

Alicante bajo el dominio zaplanistaA golpe de llamada a nombres más o menos relevantes de partidos como PP, UPyD y PSPV. Es la forma en que aseguran que actuó Ciudadanos para cerrar sus listas electorales de cara a las autonómicas y locales del pasado mayo en la provincia de Alicante. Y encontró nombres propios que habían quedado apartados o que se habían retirado. Es el caso de Emigdio Tormo, el exconcejal en Elche, cercano al expresidente del PP provincial José Joaquín Ripoll y crítico con la que fuera alcaldesa popular en la ciudad Mercedes Alonso. Expedientado por la dirección nacional del PP, ocupa ahora un escaño como diputado autonómico.

Desde el PP alicantino prefieren hablar de ''gente retirada'' que fue recuperada. Ponen como ejemplo al exalcalde popular zaplanista de Alcoi Jorge Sedano. Ahora en el grupo municipal del partido naranja. Ciudadanos buscó gente y ''tiró de todos los partidos'', señalan las fuentes del PP provincial consultadas, que confirman que se llamó ''directamente'' a personas del partido. Es lo que afirman que ocurrió también con dos de los jóvenes concejales de la era Sonia Castedo. Belén González y Adrián Santos aceptaron la llamada de Ciudadanos cuando se quedaron fuera de las listas electorales de mayo. Ella fue vicepresidenta de Transparencia con los populares y exigió la apertura del partido. Él dimitió como presidente de NNGG por la conformación de las listas y tras conocerse que se colaba una joven desde San Vicente. También está el caso del exsocialista José Luis Cifuentes, que encabezó la lista de C's en Alicante y ahora es el líder de un grupo municipal con seis concejales en el Ayuntamiento.

Donde más daño han hecho, sin embargo, ha sido en UPyD. Nombres como el exconcejal magenta en Alicante Fernando Llopis, al que se sumaron el de Fernando Sepulcre, único diputado de C's en la Diputación de Alicante, o el jovencísimo Vicente Buades, simpatizante de UPyD y ahora edil en Alicante por Ciudadanos. La dirección de UPyD en Alicante considera que el daño se hizo para neutralizarles. ''Si estamos vivos, pierden votos'', señala una fuente. De hecho, aseguran que el objetivo de C's ha sido durante este tiempo ''desarticular a los partidos cercanos políticamente para restar competidores''.

Desde Ciudadanos, por contra, Tormo apunta: ''Sí, somos gente que viene de lugares diferentes. Lo importante no es de donde vienen. Vamos a hablar de futuro''.

Castellón, de pesca en el caladero del PP

Castellón, de pesca en el caladero del PPLas cuentas de Facebook y Twitter de Ciudadanos en Castellón se actualizan continuamente, pero apenas aportan información sobre la ciudad y la provincia. Son dos escaparates que sirven casi en exclusiva de altavoz para los mensajes de la cúpula estatal del partido. Desde el mes de mayo solo ha habido tres contenidos colgados en Twitter que tuvieran que ver con el territorio. Las decenas de contenidos restantes son una variada colección de fotografías de Albert Rivera y de Inés Arrimadas. La formación tiene, además, una web en la que se habla de la política local, pero sus contenidos no se publican en las redes sociales, que se ciñen casi en exclusiva a la política estatal y autonómica.

Es la muestra de que el partido en Castellón no tiene todavía raigambre territorial. La agrupación local surgió hace un año. Sus cargos públicos y orgánicos son desconocidos para el gran público. No han tenido tiempo para adaptar su mensaje a las necesidades concretas de la provincia, y se limitan a repetir el de Rivera. Cristina Gabarda, portavoz del grupo municipal, mantiene un discurso idéntico al del líder estatal. Aparecen continuamente frases como “hacer las cosas bien” o “somos profesionales que nunca hemos estado en la política”.

En materia lingüística, sigue la doctrina de Carolina Punset. Defiende que tanto en el sistema educativo como a la hora de aprobar una oposición, hay que exigir que se estudie de manera igualitaria castellano, valenciano e inglés: “Si una persona habla muy bien en valenciano pero no sabe castellano, y viene alguien del País Vasco, de Galicia, de Andalucía o de Madrid, y no puede darle un servicio, no tiene sentido”, afirma. Explica también que el dominio del inglés en la administración es necesario para atender a las “colonias de extranjeros” que viven en la comunidad.

Subidón electoral

Subidón electoralLa estrategia ha sido exitosa. En las elecciones municipales de mayo, Ciudadanos consiguió el 8,26% de los votos y 31 concejales en la provincia. La formación obtuvo su triunfo más sonoro en la capital, con cuatro ediles. Es un logro especialmente meritorio en un territorio en el que cuatro años atrás los partidos minoritarios fueron residuales, y los dos mayoritarios arrastraron casi el 80% de los sufragios.

Los resultados electorales parecen mostrar que la principal cantera de Ciudadanos ha sido el PP. Al mismo tiempo que el partido de Rivera se ha disparado, los conservadores han bajado de 13 concejales en Castellón a ocho. De casi el 48% de los votos en la provincia a apenas un 33%. Si bien han sido pocos los cargos públicos y los dirigentes que han pasado de un partido a otro, sí parece claro que los votantes se han fugado en masa. Los populares reconocen que ha habido un “voto de castigo” a su formación del que se ha beneficiado el partido naranja. Pero las fuentes consultadas dentro del partido no coinciden en el diagnóstico de la debacle.

Una de las causas es la conflictividad interna de la formación, que ha pasado del liderazgo indiscutido de Carlos Fabra a una pelea soterrada entre los fieles del exlíder, ahora condenado por corrupción y preso, y los recién llegados a la cúpula provincial de la mano de su sucesor, Javier Moliner. Fuentes fabristas acusan a Moliner de debilitar el partido con una “purga” de los seguidores de Fabra. “Ahora no hay un partido ni un líder fuerte”, se lamentan.

Otras fuentes populares, más cercanas al actual líder provincial, achacan la fuga de votos a la actitud de la cúpula estatal, que debía haber tenido más mano dura con la corrupción y más valentía a la hora de comunicar a la ciudadanía los recortes necesarios para salir de la crisis. No obstante, todos coinciden en algo: ha habido un voto de castigo al PP en la provincia, y el beneficiario ha sido el partido de Albert Rivera. Todo esto, se sorprenden, sin que Ciudadanos tenga una sola cara conocida entre sus candidatos.

Entre la bisoñez y la guerra interna

Entre la bisoñez y la guerra internaEl éxito, sin embargo, no ha servido de pegamento para los componentes de la recién nacida formación de Ciudadanos en la provincia. Desde las elecciones, el partido ha llenado páginas de la prensa local con sus dificultades internas. Las más evidentes fueron los desacuerdos con tres concejales -dos en Torreblanca y uno en L’ Alcora -que apoyaron a gobiernos en los que participaba Compromís. Los tres fueron expulsados. En otro municipio, Benicàssim, el celo por evitar pactar con los nacionalistas llevó al partido a abstenerse, y facilitar así la investidura de la candidata del PP, Susana Marqués, imputada en aquel momento por prevaricación.

La formación llenó, además, páginas de periódicos con los problemas de dos de sus altos cargos. Ramón Grau tuvo que dimitir en septiembre como subdelegado territorial -el principal puesto orgánico en la provincia- después de que se publicara que fue condenado por dar positivo por alcoholemia en un accidente de tráfico. Poco después, el partido le despidió como asesor en la Diputación.

Grau sigue siendo militante pero el pasado viernes decidió airear públicamente su disgusto en la Cadena Ser. Lanzó graves acusaciones contra sus compañeros. Afirmó que había una “conspiración criminal” contra él y que en el partido hay personas que han entrado por motivos “muy ocultos”. También cargó contra Cristina Gabarda, a su juicio “menos preparada” que otros cargos del partido. Grau ha denunciado a 13 afilados de Ciudadanos a los que acusa de haber filtrado a los medios de comunicación sus problemas judiciales.

La formación también tuvo dolores de cabeza por su coordinador local en la capital, Vicente Tirado. En mayo, un medio de comunicación, Castellón Confidencial, dio a conocer un tuit en el que llamaba a Franco “gran presidente”. El partido lo conserva en su puesto porque acepta su explicación: que eran tuits irónicos en el marco de una conversación con otro usuario. Tirado borró esos tuits.

Además, esta misma semana la cúpula autonómica ha expulsado a un conocido militante, Alberto Alexandre, por “ir en contra del partido”. Emilio Argüeso, delegado territorial del partido en la Comunidad Valenciana, explica que Alexandre puso en duda la limpieza de las primarias provinciales para el Congreso, que perdió. “Pero el proceso estuvo vigilado por la fábrica de moneda y timbre”, defiende.

Una concejal que dimite

Una concejal que dimiteEn la capital de La Plana hubo otros dos episodios que ocuparon la actualidad local. El primero fue la publicación en la prensa de que uno de los cuatro concejales planeaba abandonar el partido y pasaría al grupo de los no adscritos. Se trataba de Vicente Vidal, que finalmente permaneció en Ciudadanos. La segunda sacudida para la tranquilidad del partido fue la dimisión de la edil Alba Masià, que alegó falta de tiempo para conciliar su vida profesional con la política.

Preguntada por estos hechos, Gabarda niega que haya batalla alguna en el seno de Ciudadanos. Explica que, en el caso de Masià, es una consecuencia de la inexperiencia política y es, además, un acto de generosidad porque abandonó la política para no dedicarle menos tiempo del debido. Respecto a Vidal, achaca el episodio a la necesidad de los medios de comunicación de publicar noticias. Argüeso también habla de paz en la formación: “Los problemas internos como tales no existen porque los que dicen tal cosa a través de las redes sociales los medios no están dentro del partido”.

Sin embargo, en el interior de Ciudadanos hay un sector cuyas críticas hacen pensar que la batalla interna existe. Algunas fuentes de la formación que prefieren permanecer en el anonimato explican que una de las disputas tuvo lugar en abril. Cuentan que hubo que confeccionar una lista de consenso entre dos corrientes, pero ni siquiera el éxito electoral consiguió acabar con las diferencias entre ellas. En el partido hay voces que se quejan de que “hay personas que intentan copar los cargos públicos para salvar su economía personal”. Hay, aseguran, muchos militantes que esperan “un cambio” y que están trabajando por él.

Otras fuentes de la formación reconocen los problemas pero los achacan a la falta de experiencia política: “Tenemos los problemas propios de cualquier partido que empieza, pero con la diferencia de que no sabemos controlar la comunicación, y todo se publica”, explican. En cualquier caso, la diferencia de opiniones no augura un futuro tranquilo para el recién nacido partido en Castellón.

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