“Si la deuda no fuera saldada en término, será cumplido el pacto con una libra de tu propio cuerpo”
El mercader de Venecia, William Shakespeare
La historia del IVAM está jalonada, como si de una carrera de relevos se tratara, por la interrogación continuada de artistas, agentes y críticos ligados a la defensa de la cultura y el arte contemporáneos. Desde distintas posiciones, otros tantos agentes culturales hemos seguido como espectadores los vericuetos, las narraciones y transformaciones que ha sufrido dicha institución.
El concurso internacional para cubrir la dirección del IVAM supone un paréntesis abierto a otros horizontes de posibilidad. Una oportunidad para interrogar la institución cultural como caso de estudio y proceso abierto. Incluso, me atrevo a decir como patrón de otras muchas instituciones valencianas.
Transparencia y auditoria
Hace unos meses, frente a las escaleras del IVAM se concretaron estos dos conceptos clave que resumían la exigencia inequívoca del mundillo cultural para establecer un nuevo comienzo.
Y era cierto. Nadie hasta ahora había investigado la historia del IVAM a través de sus documentos auditados, tal vez, por ser esta tarea muy técnica, difícil y poco agradecida. En paralelo, la información aportada a los candidatos que han optado a la dirección del IVAM - y suponemos a disposición del jurado- ha sido claramente insuficiente. La sorpresa fue mayúscula, pues la documentación era tan escasa y tan poco reveladora de la situación, que ningún profesional podría presentar un proyecto de futuro acorde a las circunstancias específicas de la institución, sino tan solo un desideratum. Ésta constaba de las cantidades consignadas por capítulos de la Generalitat para los presupuestos de 2011 y 2012, una brevísima descripción de la colección, y un correo electrónico de contacto para solicitar más información.
Esa clamorosa falta de información, junto a otros detalles como la configuración del jurado y las bases del concurso, me animaron a interesarme en la cuestión a pesar de no ser mi especialidad profesional.
Lo primero fue conseguir los presupuestos ejecutados ya que estos contienen un balance contable profesional y específico que puede ofrecer un retrato más certero de la institución que se aborda. Lo siguiente fue completar la serie económica, recuperar los informes de los auditores para, finalmente, contrastar todos esos documentos. Y todo aquello conseguía arrojar mucha luz sobre la institución e innumerables sombras sobre el proceso “público, profesional, independiente y transparente” en cuestión.
El resultado final es un complejo amasijo de información económica que tiene difícil construcción narrativa si no es puntualizada con algunos hechos que pertenecen a la historia de la institución. Sin ellos, sería difícilmente comprensible su evolución hasta la actualidad.
En 1989 se inaugura el Instituto Valenciano de Arte Moderno que contará desde sus inicios con dos sedes: el IVAM-Julio González y el IVAM-Centre del Carme. El gasto en adquisiciones es elevado ya que se está constituyendo la colección del IVAM. El presupuesto anual es de unos 7 millones de euros. La plantilla está constituida por 45 personas. Es la época de Tomás Llorens, Carmen Alborch y Vicente Todolí que seguirá hasta 1994 con un alto grado de especificación en las inversiones, gastos, definición de los puestos en la plantilla y otros detalles cuyo rastro no volverá a encontrarse en el resto de la historia del IVAM.
A partir de 1994, José Francisco Yvars, toma las riendas de la institución. Apenas un año más tarde se inicia una redefinición de conceptos cuanto menos significativos y que asientan una nueva forma de entender la cultura. Así, la consignación presupuestaria de la Generalitat se transformará en “aportaciones de los socios a perdidas”. Los visitantes dejarán de ser contados a partir de 1996 desapareciendo como dato verificable y auditado. La voz del auditor hace constar una serie de irregularidades sustanciales. A saber, que el Consejo Rector aprueba la valoración de las donaciones sin contar con informes de expertos independientes. Igualmente, aparecen las primeras contrataciones no sujetas a la Ley 13/95 de Contratos de las Administraciones Públicas, en especial en la carencia de publicidad en los medios oficiales.
A lo largo de los siguientes años, aparecen las primeras modificaciones presupuestarias -es decir, como se gasta más de lo que se ingresa la Generalitat debe ampliar el crédito presupuestario inicial-. En 1999, se realizan adquisiciones con procedimiento irregular y documentación incompleta, extemporánea o incoherente.
En 2000, es nombrado director Kosme de Barañano, marcando una agresiva política cultural caracterizada por el déficit, las cuantiosas modificaciones presupuestarias, las adquisiciones de obra y contrataciones irregulares que fueron refrendadas por el Consejo Rector del IVAM. La Agencia Tributaria inició un procedimiento de inspección. Aun así al año siguiente el Consejo Rector a propuesta del director aprueba una modificación de la plantilla, su reclasificación y un incremento general de los gastos de personal en la que los altos cargos son beneficiarios del 82% del total de esta modificación.
Son los años de mayor crítica en torno al IVAM y su gestión encarnada por la plataforma cívica Ex-Amics de l’IVAM. En 2001, el auditor hace constar “disminuciones significativas en la venta de entradas y catálogos”. Igualmente, hace constar por primera vez el concepto de “Tesorería” que acumula 3 millones de euros no sometidos a fiscalización por no existir normativa reguladora.
Aún así el año 2002, el IVAM cesa sus actividades en el Centro del Carmen ante fuertes protestas de la comunidad artística más crítica, mientras a contracorriente y sin sentido el Consejo Rector aprobaba el proyecto de ampliación del IVAM Centre Julio González, encargado al estudio de arquitectos SANAA. Aparecían irregularidades en el concepto Patrocinios, pues cuatro importantes proveedores del IVAM son clasificados como “Amigos del IVAM”. El año 2003, La Agencia Tributaria sigue investigando al IVAM y siguen habiendo problemas de Tesorería acumulando un total de 5’2 millones de euros no fiscalizados.
En 2004, inicia Consuelo Ciscar su etapa como directora del IVAM. Con su llegada se pierde casi totalmente el acceso a los documentos públicos. Así, los balances contables se presentan sin ningún esfuerzo de mediación ni interés en hacer efectivo el mandato de comunicación pública. Los informes de auditores públicos son sustituidos gracias a una ley aprobada por el Gobierno Valenciano. En su lugar, serán contratados auditores externos a través de la Conselleria de Hacienda y Administraciones Públicas. Aún así, los periodos de 2005 a 2007, y de 2009 a 2012 no presentan los informes de auditoria.
Se determina un calendario de pagos por parte de la Generalitat para hacer frente a los casi 4 millones de euros correspondientes al proyecto de ejecución realizado por SANAA. Estas transferencias no se realizaron o no aparecen contabilizadas expresamente en los balances de 2005 a 2007. En 2008, el auditor recuerda que esos gastos deben darse de baja del balance o, en caso contrario, ser clasificados como inmovilizado material.
Las irregularidades de épocas anteriores se convierten en hábito. Por ejemplo, aunque no se vuelven a aprobar modificaciones presupuestarias , en su lugar, se acumula una deuda significativa sostenida por los proveedores. Una dinámica a medias legal pero sin duda altamente letal para la responsabilidad pública de una institución y para el aseguramiento de la independencia en la gestión.
De este último periodo tan solo voy a resaltar dos conceptos específicos que dan cuenta de las incoherencias en el tiempo, en las formas, en la comunicación política y en la pública: los visitantes y la deuda.
Visitantes
El año 1995 es el último en que se contabiliza, publica y audita el número de visitantes. Como he comentado más arriba, este indicador de función y gestión social desaparece completamente.
Sin embargo, el IVAM informaba a la revista The Art News Paper de una afluencia total de 1,296.284 de visitantes durante el año 2012.
Cualquier lector sabe ya reconocer un publirreportaje en cuanto lo ve, máxime si el artículo no está firmado y además indica expresamente que “las informaciones han sido proporcionadas por las instituciones y que no han sido cotejadas”. Es curioso que el balance contable de ese mismo año haga constar una recaudación por venta de entradas de tan solo 40.623’33 €. Si la entrada del IVAM cuesta 2€ saquen sus cuentas y conclusiones aquellos lectores que hasta aquí han llegado.
Deuda
El siguiente aspecto no es menos interesante ya que se trata del presupuesto ejecutado del mismo año.
Precisamente, el año en que el Consell aprueba el plan especial de pago a proveedores, el balance contable parece correcto a simple vista.
Sin embargo, recordamos que sigue habiendo una parte no fiscalizada en el IVAM llamada “Tesorería” de la cual no hay noticia pública pero que en el año 2003 era de 5’2 millones de euros.
Por otra parte, aparece en la última hoja del Balance Contable de 2012 “un saldo pendiente de pago a los proveedores que acumulaba un aplazamiento superior al plazo legal de pago establecido en la Ley 15/2010 de 5 de julio y que ascendía a 2.749.139’12 €”.
El análisis del comportamiento económico de la última dirección del IVAM arroja una cifra media anual de 9 millones de euros. Con crisis o sin ella la última dirección ha sido incapaz de replantear y recalibrar los objetivos de esta institución. Así, aunque los presupuestos aprobados por la Generalitat fueran de 6 millones y aunque la contabilidad del IVAM se encargara de “ventilar” la facturación más retrasada, no es difícil presagiar una deuda importante que ha sido omitida expresamente en esta curiosa convocatoria pública.
En sencillos datos, el IVAM, ha reducido en los últimos doce años a casi la mitad su espacio expositivo. Sus presupuestos y plantilla no han reflejado dicha reducción sino que prácticamente han sido doblados.
Además, acumula una deuda de casi 3 millones de euros para el año 2012. No han sido publicados los datos de 2013 aunque siempre suelen estar disponibles a finales de junio. Ha pagado el proyecto de ejecución de una ampliación que debiera ajustarse a los precios actuales y busca dirección...