La buena salud de las cooperativas valencianas: 2.700 empresas y 61.000 trabajadores

El cooperativismo valenciano goza de buena salud. Cuenta con más de 2.700 empresas, 61.000 trabajadores y una aportación al Producto Interior Bruto del 7% en la autonomía. De las diez cooperativas con mayor facturación en 2022 en el Estado, la mitad son valencianas. Consum, la cadena de supermercados, fue la segunda cooperativa que más facturó en España, seguida de Caja Rural y Caixa Popular, también valencianas. En el sistema financiero valenciano las únicas entidades autóctonas que quedan son las cooperativas de crédito, que siguen aumentando su cuota de mercado en depósitos (alrededor del 15%) y de más del 10% en créditos, según Concoval, la agrupación cooperativista valenciana.

La confederación de cooperativas estima en su último informe que la facturación del conjunto cooperativismo valenciano es de unos 9.000 millones de euros en el 2023, con gran aportación del sector agroalimentario. La Comunitat Valenciana aglutina el 11% de las empresas y el 14% del empleo de la economía social de mercado en España. Las cooperativas con sede en territorio valenciano representan el 15% del empleo directo de las cooperativas españolas. Entre las conclusiones, destacan que las cooperativas de consumidores, las de servicios, las eléctricas y las de viviendas están explorando nuevas formas de colaboración y experimentan en los últimos tiempos una notable expansión en el territorio.

Apuntan, asimismo, que la mitad de las personas empleadas son mujeres y más de un tercio jóvenes, dato que destacan en su defensa de las cooperativas como actor social. El jueves, en el acto por el Día del Cooperativismo organizado por Concoval, su papel en la responsabilidad social y los retos de futuro centró las intervenciones. “La economía social, el cooperativismo, es un ejemplo de anticipación de un modelo económico capaz de afrontar los retos del siglo XXI, como la emergencia climática, la brecha social o la disrupción tecnológica. Un modelo económico o empresarial que pone a las personas en el centro, no solo para amplificar el capital, sino lo social es un modelo de éxito. El legado del movimiento cooperativista sin duda es hoy el modelo de futuro”, apunta la consultora Marta González-Moro, impulsora de Marcas con Valores.

González-Moro estudia los hábitos de consumo en torno a un concepto que denomina 'consumocracia' -el consumo como acto político y social- y considera que pese a que hay conciencia, aún no se ha activado. “El consumo consciente crece de manera acelerada, pero hace falta una consumocracia más activa. Para la acción tiene que haber mucha sensibilización y pedagogía”, recalca, señalando que existe un anhelo en la ciudadanía: “Deseamos implicarnos en empresas más inclusivas, diversas, sanas y coparticipar de productos y servicios. Es la redefinición del bienestar, no solo porque hago lo correcto sino porque obtengo lo mejor. El producto o servicio se identifica como valor añadido que genera mayor bienestar. Percibe que da más calidad de vida”, indica.

La consultora cree que se procrastina en las acciones por una visión cortoplacista de poner en el centro el redito económico y anima a fomentar las buenas prácticas. En el mismo campo propositivo y optimista se muestra Federico Buyolo, director cultural de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, quien se encargó de la conferencia de clausura de la jornada. El experto, muy enfocado en trasladar una visión positiva y aportar soluciones a los problemas contemporáneos, refiere una ruptura del pacto social como principales retos futuros, que se alimenta de un clima de desconfianza, además del “secuestro” de la atención. En este campo, traslada una parte de la responsabilidad a los líderes empresariales y considera que la respuesta pasa por un fortalecimiento democrático, en el que el sistema cooperativista es un agente, dentro y fuera de la empresa. “El futuro está por construir”, recalca.