La Generalitat inviable: gasta anualmente 3.300 millones más de los que ingresa
El informe del auditor de la Generalitat, el Síndic de Comptes, no deja lugar a dudas: el gobierno valenciano vive por encima de sus posibilidades. Concretamente, en el periodo 2009-2013, ha gastado anualmente una media de 3.300 millones de euros más de los que ingresa. El año pasado, por ejemplo, disponía de 10.500 millones y gastó 13.500, casi un 28% más.
Con el sistema actual, la Generalitat es inviable, dice el Síndic. Y los planes extraordinarios del gobierno central para aportar liquidez a las autonomías –el Fondo de Liquidez Autonómico o el plan de pago a proveedores- son pan para hoy (permiten pagar facturas que de otra manera quedarían en el cajón) pero hambre para mañana: son préstamos a devolver.
“La articulación de la financiación estatal a través de mecanismos especiales de financiación vía endeudamiento dificulta los objetivos de déficit y deuda, y la sostenibilidad financiera futura de la Comunitat Valenciana”, dice el informe firmado por el Síndic, Rafael Vicente de Queralt. ¿Solución? “La reforma del sistema de financiación autonómico de forma que se dotara a la Comunitat Valenciana con recursos similares a la media del resto de comunidades”, dice de Queralt.
El problema es que el ejecutivo de Mariano Rajoy ha aparcado esa posibilidad, ampliamente demandada por el PP valenciano y el resto de fuerzas políticas. Por ello, los fuertes ajustes del gobierno valenciano no impiden que la Generalitat siga gastando sistemáticamente más de lo que ingresa. Es más, los expertos advierten de que “con el modelo actual de financiación autonómica, la Generalitat no puede financiar la prestación de los servicios sociales que tiene encomendados”. Es más, es inviable.
La foto fija de la Generalitat a fin de 2013 es demoledora. Si vendiera todo su patrimonio y destinara todos sus ingresos a pagar sus deudas, aún tendría compromisos que atender por valor de casi 18.000 millones de euros. No sólo la Comunitat Valenciana es la más endeudada de España en términos absolutos, es que, de no cambiar la situación vía una mejor financiación o una condonación de la deuda histórica, está en quiebra.