La Generalitat Valenciana 'devuelve' la autoridad lingüística a la Acadèmia
La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) es “la máxima institución en materia de normativa lingüística de los valencianos” y “un referente para todos nosotros”. De esta forma el conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà (Compromís) firmaba la paz con el presidente de la AVL, Ramon Ferrer, tras la guerra abierta que se vivió especialmente en los últimos años del PP en el Gobierno valenciano.
Marzà se reunió este lunes con el presidente de la AVL para intercambiar puntos de vista sobre la situación actual del valenciano en todos los ámbitos de uso a la vez que han reafirmado la estrechada colaboración entre la Administración y la institución. En este sentido ambos representantes han apostado por coordinar las instituciones fundamentalmente para potenciar una de las principales señas identitarias como es la lengua.
La relación del PP con la AVL ha sido truculenta desde sus inicios, la Acadèmia fue creada en 1997 en la primera legislatura de gobierno conservador con Eduardo Zaplana al frente, con la intención de pacificar el conflicto lingüístico que han mantenido vivo los sectores más derechistas y regionalistas.
La vida de la AVL ha sufrido diversas ingerencias fundamentalmente cuando se abordaba una cuestión: la unidad lingüística del valenciano y del catalán. Así en 2004, el entonces conseller de Educación y Cultura, Alejandro Font de Mora, irrumpió en un pleno de la AVL para evitar que se aprobara el dictamen de la institución que equiparaba valenciano y catalán. Font de Mora llegó a amenazar con que el Consell promovería “acciones legales y legislativas” para evitar dicho acuerdo porque sería “gravemente lesivo” para el interés del pueblo valenciano. La consecuencia: la AVL retiró del orden del día el dictamen de la denominación de la lengua, aunque la unidad lingüística acabó reconociéndose en el dictamen que se aprobó dos meses después.
El último capitulo que reavivó los ataques a la AVL fue la presentación del Diccionari Normatiu Valencia (DNV) cuando en la definición de “valenciano” se incluía la acepción de denominación de la lengua hablada la Comunitat Valenciana que en otros territorios se llama “catalán”. En ese momento los sectores más conservadores y el Pp a través del gobierno valenciano salieron en tromba contra la AVL, entre las acciones la instaron a un cambio en la definición, amenazándola con dejarla sin presupusto, o rechazando que la AVL realmente fuera una “academia” como se indica en el Estatut.
Ante esta situación la AVL recibió el apoyo unánime de las universidades públicas valencianas, mientras por su parte el Consell del PP llegaba a instar a la RAE (Real Academia Española de la Lengua) que no definiera tampoco el valenciano como una variedad del catalán.
Tras no obtener ningún resultado con esta estrategia, el PP optó por otra vía: vaciar a la AVL de autoridad lingüística. Para ello echó mano de la nueva Ley de Señas de Identidad en la que se exigía defender su “individualidad” respecto de otras lenguas del estado. Pero la ley aprobada en solitario por el PP no tiene ninguna viabilidad ya que el nuevo gobierno progresista mostró su disconformidad con su contenido.
Ahora, con la visita de Vicent Marzà al presidente de la AVL, se firma una paz lingüística, al menos dentro de las relaciones entre las instituciones de autogobierno y de la lengua.