La herencia de la Fórmula 1: el capricho de Camps ha costado 308 millones de euros
La Fórmula 1 rugió en Valencia. De 2008 a 2012, el campeonato trajo a Valencia a los pilotos acompañados de celebridades, yates de lujo y, para continuar con la tradición, una deuda millonaria.
La Generalitat Valenciana paga hoy a razón de 7,5 millones de euros cada año para devolver los 60 millones de las obras de adecuación del circuito urbano. Convertir el puerto en una imitación del circuito de Montecarlo, en Mónaco, saldría caro. Saldrá, porque las arcas públicas lo estarán pagando hasta 2023, ya que el negociador de la época, Francisco Camps, consiguió que se acordara empezar los pagos en 2016. De momento, quedan por pagar 37'5 millones.
Según el conseller de Infraestructuras de la época, Mario Flores el coste del circuito fue de 89 millones de euros y en 2015, cuando ya habían dejado de celebrarse los grandes premios, la Conselleria de Vivienda elevó a 98 millones los costes de las inversiones que se hicieron en 2007 para convertir el entorno del puerto y de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en un lugar por el que circular los monoplazas. Entre esta adecuación estaría también el puente que comunicaba las gradas del circuito, que costó dos millones de euros.
En plena campaña electoral de 2007, el año de la Gürtel, el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció que este macroevento no costaría un euro. De momento, la Generalitat estima que el coste fue de 308 millones de euros, a falta de más cálculos por añadir. En 2012, su sucesor, Alberto Fabra, dio por acabadas las pruebas en Valencia después de comprar en diciembre de 2011 la empresa pantalla que había figurado como supuesta organizadora, Valmor Sports, y cargar sus deudas. A finales de 2013 los socialistas y Esquerra Unida hicieron públicos los contratos entre la empresa de Bernie Ecclestone (Formula One Administration) y Valmor, que llevaron a la Fiscalía.
Gracias a las preguntas parlamentarias y a las facturas que PSPV-PSOE y Esquerra Unida fueron consiguiendo, se vio cómo ese euro que no iba a costar el evento fue multiplicándose. De momento, el capricho de Camps para poner Valencia en el mapa se estima en 308 millones, repartidos en diferentes antojos. Desde los cánones hasta las lonas que se pusieron en el puerto, pasando por las azafatas y los derechos de emisión de Canal 9.
En 2012, el canon, asumido a través de Sociedad de Proyectos Temáticos, costó 27 millones y medio, llegando a sumar 111 millones en los cinco años. La compra de Valmor por la Generalitat supuso también cargar con su deuda. Un euro que volvió a salir caro. La Generalitat adquirió la empresa organizadora y asumió su deuda; se condonaron 14 millones de euros exclusivamente de la deuda de Valmor con la Administración pública y se asumieron más de 30 millones en facturas comprometidas con terceros. Se supone, y sigue siendo una suposición, que el canon del primer año de la prueba lo asumió la empresa de la Fórmula 1.
Las administraciones valencianas colaboraron de muy buena gana con la popularización del evento. Por el momento, se calcula que gastaron 447.000 euros en comprar entradas, de los cuales 400.000 proceden de Feria Valencia, una entidad en la que los regalos de este tipo eran bastante habituales.
Otro gasto nada desdeñable para el erario público fue el de los derechos de emisión de las carreras, que entonces ostentaba La Sexta. El contrato ascendía a 25,95 millones de euros. Pero Canal 9 aún pagó un poco más. Según un comunicado del comité de empresa, pagó en 2015 unos 16 millones de euros a Mediapro por los derechos de dos campeonatos de Fórmula 1 que no emitió, entre la cuantía que reclamaba la empresa y los costes procesales. RTVV hizo el pago correspondiente al evento de 2012 y 2013 tras perder el juicio -el Consell intentó salirse de la negociación al entrar Antena 3- y, según los representantes de los trabajadores, Canal 9 había pagado cerca de 40 millones de euros por los derechos entre todas las competiciones.
La diputada socialista Eva Martínez aportó en 2012 una factura de Valmor de 10.628 euros para azafatas de imagen, a las que también se pagó “el maquillaje y la peluquería para que fueran señoritas de acompañamiento”, denunció la parlamentaria. En el mismo debate, enseñó otra factura, esta vez de 7.670 euros a Umbracle, la terraza para fiestas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Fueron varias las entidades públicas que asumieron costes de la Fórmula 1, de manera más o menos directa. La Agencia Valenciana de Turismo, por ejemplo, se dejó cerca de un millón de euros en lonas y banderitas para cubrir y decorar el entorno del circuito, según denunciaron la misma diputada y el socialista también Josep Moreno. Un millón para poner los logos de la agencia en el atrezzo y los soportes de la prueba, que se justificaron como una campaña de promoción de turismo en el primer año de la competición en Valencia.
Por su parte, la Autoridad Portuaria de Valencia remodeló el puente levadizo de la Copa América para hacerlo giratorio y adaptarlo al circuito urbano y puso también varios yates para que los asistentes más VIP se pasearan por esta orilla del Mediterráneo. En total, el puente costó 25 millones de euros desde su construcción para el torneo náutico, de los cuales 11 correspondieron al traslado.
La gestión de la Fórmula 1 en Valencia, la compra de Valmor por la Generalitat Valenciana y el amaño de contratos están siendo investigados en tres piezas separadas en dos juzgados. La Fiscalía Anticorrupción acusa a Francisco Camps de malversación y prevaricación por emplear presuntamente Valmor Sports como empresa pantalla organizadora del gran premio, cuando fue la Generalitat la que corrió con los gastos. Los años de vino y rosas dejaron una buena resaca.