Héroes atípicos
¿Verdad que Montserrat Gassull es un nombre que no les dice nada? La que fuera concejal atípica de Torredembarra, que acaba de morir con 56 años, fue quien destapó la trama del tres por ciento en Cataluña, la que abanderó allí la cruzada contra los sobornos en la obra pública. Por suerte siempre habrá personas admirables que no toleran la realidad obscena de ciertos comportamientos aprovechados y deciden, por su cuenta y riesgo, airearlos. Al hacerlo, esos héroes poco reconocidos se suelen enemistar con gente muy poderosa, cuyas posibles represalias representan para ellos un gran coste personal.
Algún valenciano, posiblemente arrepentido, sacó a la luz “atracones” en forma de suculentas cenas, como una de 11.000 euros, de Consuelo Císcar, la ex del IVAM. Hay altos cargos atípicos que perdieron su puesto por negarse a firmar unos papeles poco recomendables, por no querer rubricar chanchullos impropios y malolientes. Esas personas, que no salieron en la prensa ni sabemos sus nombres, fueron degradadas aunque conservaron su dignidad. Algunos de esos anónimos valientes podrían escribir sus memorias para contagiarnos su comportamiento ético.
Más ejemplos, algunos exconsejeros atípicos de Bankia, cuatro de ochenta y pico, no usaron para nada las tarjetas black, como si lo hicieron a todo trapo sus compañeros de poltrona empresarial a las órdenes de Rodrigo Rato, el listo de la clase. Hay también un exconcejal de Majadahonda, este sí que famoso, al que se le debe la paternidad del caso Gürtel. José Luis Peñas grababa a escondidas la hoja de ruta de muchos trapicheos y sirvió, enlatadas, esas voces corruptas a la policía. De aquel valiente proceder han salido ya las primeras condenas de la trama Gürtel en territorio valenciano, entre ellas la de la exconsellera Milagrosa Martínez. También merecen nuestro reconocimiento esos pocos funcionarios municipales de València, adscritos al grupo popular, que se negaron a participar en el pitufeo (cambiar mil euros limpios por otros tantos sucios). Siempre habrá un restringido club de personitas que dicen no. Sabemos de un militar atípico que se rebeló ante los gastos indebidos en el ejército lo que le costó su depuración y también cómo una atípica técnica se negó en redondo a acreditar los sobrecostes de unas obras de Acuamed y que ahora, seguramente, habita en el infierno laboral. Estas personas y el tal Peñas podrían impartir un curso de verano sobre anticorrupción para evitar esos nocivos y descarados modus operandi.
Servirían para el argumento de una serie de éxito. Un homenaje retrospectivo a los no-yonquis del dinero o a los que piden pagar el dentista con IVA. A veces las actitudes íntegras y honestas generan demasiados problemas. Seguro que revertir el modelo Alzira de la sanidad privada a la pública es un campo minado, como puede que lo sea la auditoria a las empresas que realizan las ITV. Mucho me temo que algunos políticos tienen a veces mucho que perder por ser osados y defender nuestros intereses. Desmantelar CIEGSA en la consellería de Eduación o enfrentarse a los lobbies del reciclaje del vidrio se las trae. Puede que muchos de los protagonistas de esas acciones vayan cayendo en acto de servicio. Deben saber que aunque no les pongamos rostro ni apellidos les damos las gracias por su empeño en intentarlo, aunque no lo consigan.
Muchos de nosotros no sabríamos que hacer en esa tesitura: dejarnos de líos, quizá; cobrar la mordida y callar; disimular para agradar a nuestros jefes; intentar enchufar a un familiar a cambio de nuestra entusiasta colaboración en ese tejemaneje. Muchos, para no parecer gilipollas, haríamos lo más sencillo y más rentable; otros, no. Unos altos cargos de la consellería de Agricultura, acompañados de unos ecologistas, fueron embestidos hace unos días en Villar del Arzobispo por una excavadora al ir a inspeccionar una explotación minera de arcilla. Brindemos, pues, por quiénes escogen el camino atípico más complicado e ingrato.
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