Un joven ha denunciado a través de las redes sociales un caso de racismo en el que se ha visto envuelto después de que le fuera negada la entrada a la discoteca Paking de Torrevieja “por ser árabe”. “A mí y hasta a un mínimo de seis chavales más a los que no conozco”, explicaba Wail en su publicación. En declaraciones a elDiario.es, aseguraba que situaciones así le provocan ansiedad, aunque ha decidido denunciar, tanto públicamente como ante la Guardia Civil, su caso: “Esto es algo que le viene sucediendo a mucha gente de forma habitual, pero lo naturalizamos. Pero conmigo han cometido un error, porque soy un tocapelotas y no me voy a callar”.
Wail tiene 23 años y nació en Torrevieja, estudia Relaciones Internacionales en la Universidad de Alicante y actualmente está trabajando en Alemania: “Mi madre es de Ceuta, como mi abuela, y vengo de una familia de militares españoles”, comenta para explicar sus raíces. Y por su aspecto, reconoce que ha vivido algún que otro episodio de racismo, más o menos sutil, en su vida: “Me han insultado por la calle, muy de vez en cuando, y la Policía me ha identificado y cacheado en alguna ocasión sin que hubiera ninguna causa justificada”.
No obstante, reconoce en conversación telefónica con elDiario.es, “nunca me habían tratado así de una forma tan explícita e impune, nunca he sufrido una discriminación tan evidente”, lo que le provocó una total indefensión. Lamenta que, a pesar de la comprensión con la que actuó la Guardia Civil, sintió como se le instara a no denunciar con una especie de “esto es lo que hay, como justificando un poco que era la política de la empresa”.
Desde luego, a Wail le chocó mucho la situación, con una fila de jóvenes a los que no se les permitía la entrada en la sala de fiestas por sus características físicas: “Lo que más me aterra es la sinceridad con la que me dijeron que me negaban el acceso porque era árabe, sin dar ninguna excusa, aunque fuera falsa, como que mi comportamiento no era el adecuado”. Además, reconoce que ya hacía tiempo que no sufría ningún episodio de este tipo, hasta este año, que ha notado que hay “como una ola de racismo, aunque a mí, personalmente, hasta el miércoles no me había tocado directamente”.
El relato detallado de los hechos en redes sociales
Según relataba en su cuenta de X (antes Twitter), esta sala pertenece al Grupo Vela Beach y se ubica justo enfrente de la discoteca Velice, “una de las más importantes y famosas de la costa”, y con la que asegura que comparten empleados: “Trabajan tanto en una como en otra indistintamente”.
Al parecer, el joven se encontraba haciendo cola junto a cuatro amigas –de nacionalidad española– cuando vio que el portero “para a un chaval de origen marroquí” que se encontraba delante de él y le echa de la cola. Tras apartar al chaval que le precedía y atender a otra chica, “el portero me impidió el paso y me sacó de la cola, enviándome a otro portero sin darme mayor explicación”, situación a la que accedió “sin rechistar”.
Tal y como comenta el joven en su descripción de los hechos, él estaba enterado de un “rumor” que circulaba por Torrevieja en el que se dice que los árabes son “constantemente” discriminados y vetados “por motivos raciales de forma sistemática y planeado”. Sin embargo, aclara, a él nunca le habían impedido el paso a esa discoteca hasta la noche en cuestión.
Según publica, es totalmente consciente de la razón por la que fue apartado, “pero esperaba que al pedirle una explicación, al menos disimulasen”. No obstante, a la pregunta de por qué no se le permitió la entrada, “me respondió fríamente: porque eres árabe”. “Mis amigas entraron sin ningún problema, pero al ver mi situación, salieron de forma inmediata y se unieron a mí”, reseña, para añadir que “poco a poco” se empezó a formar una cola de jóvenes de origen magrebí a los que habían impedido el acceso a la discoteca y sus amigos “indignados” junto al segundo portero.
Ante esta circunstancia, el joven asegura que recurrió a un agente de la Guardia Civil que se encontraba de patrulla por la zona en ese momento y que accedió a intermediar con el personal de seguridad de la sala: “Evidentemente esperaba que al menos, en este caso, el portero reculase y que pusiese cualquier excusa para explicar por qué no podía acceder a la discoteca, incluso cuando fuera mentira; algo como que soy problemático o que robo carteras. Algo contundente”. Su respuesta “fue la misma: porque era árabe”.
El joven interpeló “muy diplomáticamente” al portero que era español, “a lo que me contestó: tu cara y tu nombre no dicen lo mismo”. Todo ello, “delante de la Guardia Civil, sin pudor alguno, sin excusas piadosas”. Ante esta situación, los afectados exigieron hablar con el responsable de la sala y la hoja de reclamaciones, así como el asesoramiento del agente del Instituto Armado, quien les dijo que tenía “las manos atadas”, que no se trataba de un delito de odio y que solo podían reclamar y denunciar“.
El responsable de la discoteca, que acudió con las hojas de reclamaciones, insistió en que era “política de empresa” derivada de los “problemas que causamos los árabes”, al tiempo que justificó que la actitud de la discoteca “no era para nada racista”. “Nos culpabilizó de hacernos las víctimas y de denunciar un racismo que no existe, a pesar de que él mismo hubiese confirmado que el motivo por el que yo no he entrado es por tener cara de marroquí”, sostiene. Así mismo, insistió en que la empresa no es racista porque los propios porteros eran “un hombre magrebí y un hombre negro”.
Después de advertir al representante de la sala que iban a denunciar el caso, se les permitió el acceso, “a lo que evidentemente le dijimos que se podía ir a tomar viento”. El joven rellenó la hoja de reclamaciones, “que pondré a disposición de Consumo”, y está tomando medidas legales: “He sufrido racismo en mi vida pero nunca de una forma tan clara, evidente, expuesta e impune como lo he hecho esta noche”, con la Guardia Civil de testigo. “Me he sentido vejado y humillado en mi propio pueblo; me he sentido un ciudadano de segunda; y sobre todo, me he sentido impotente”, prosigue este joven, quien apunta que el trato por parte de los porteros fue “violento e irrespetuoso”.
En este sentido, insiste en que la discoteca tiene una “conocidísimo sistema racista de admisión que abusa sistemáticamente de los límites del derecho de admisión y muy probablemente cometan un delito de odio”. Se trata de unas circunstancias que sufren a diario “muchísimos chicos árabes a los que tanto hoy como otros días les ha pasado lo mismo”, y comenta que en el cuartel de la Guardia Civil, donde acudió a presentar denuncia, “me han podido confirmar que esta situación se lleva repitiendo años”.
Desde elDiario.es hemos intentado contactar, sin éxito, con los responsables de la discoteca El Parking y el Grupo Vela Beach para contrastar la versión publicada por Wail en redes sociales y confirmada personalmente a este medio.