115 cardenales eligen en Roma al líder espiritual de mil millones de católicos. Con independencia de la pérdida de influencia de la Iglesia en los países occidentales, el cónclave continúa siendo el momento en que todo el mundo se pregunta si algo cambiará en sus estructuras. Aquí publicaremos reportajes desde Roma, perfiles de papables e información sobre la elección aparecida en los medios de comunicación.
Las malas relaciones de Bergoglio con los Kirchner
Las malas relaciones entre Jorge Bergoglio y el peronismo que dirige la presidenta argentina, Cristina Fernández, se pusieron de manifiesto justo después de la elección del cardenal argentino como Papa. Se estaba celebrando en esos momentos en el Parlamento un acto en recuerdo del presidente venezolano, Hugo Chávez. El presidente de la Cámara, el kirchnerista Julián Domínguez, lo interrumpió para dar a conocer la noticia que llegaba de Roma, y la sesión prosiguió. Sólo los diputados de la oposición aplaudieron.
La continuación del homenaje a Chávez provocó las protestas de la oposición, que querían que se dedicara más tiempo al reconocimiento del nuevo Papa. “¡Resentidos, maleducados!”, gritó el diputado conservador Omar de Marchi. “¡Andá, andá a escucharlo vos!”, respondieron los parlamentarios kirchneristas.
Las relaciones de Bergoglio con los peronistas de Kirchner siempre han sido malas. Lo fueron sobre todo en la presidencia de Néstor Kirchner, aunque han mejorado algo con Cristina Fernández. Con Néstor, la debilidad de la oposición política y el fuerte carácter del cardenal terminaron haciendo que el presidente pensara que el religioso era la principal fuerza de la oposición en el país. Kirchner creía que la Iglesia no estaba reconociendo los esfuerzos del Gobierno para sacar a Argentina de una terrible crisis.
La Iglesia no cejaba en su denuncia de las terribles condiciones sociales de los desfavorecidos. Pero además había una fuerte confrontación ideológica. Los Kirchner representaban al ala más izquierdista de los peronistas y aprovecharon leyes consideradas atentatorias de los principios católicos por la cúpula eclesiástica.
La aprobación de la ley del matrimonio gay –ya en la época de Cristina Fernández– llevó la confrontación hasta sus últimas consecuencias. Bergoglio encabezó la oposición al proyecto. Néstor Kirchner, ya entonces expresidente, afirmó que la sociedad argentina debía “dejar definitivamente visiones discriminatorias y oscurantistas”. El cardenal afirmó en una carta dirigidos a los sacerdotes bonaerenses: “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”.
Estas pésimas relaciones no impidieron que al morir Kirchner de un infarto, Bergoglio oficiara a las pocas horas una misa en la catedral metropolitana en su honor: El pueblo tiene que claudicar de todo tipo de posición antagónica frente a la muerte de un hombre ungido por el pueblo para conducirlo y todo el país debe rezar por él“, dijo.
Cristina Fernández ha enviado una carta al ya conocido como Francisco I para felicitarlo por la decisión del cónclave: “Es nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia, una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grandes responsabilidades en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la humanidad”.
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115 cardenales eligen en Roma al líder espiritual de mil millones de católicos. Con independencia de la pérdida de influencia de la Iglesia en los países occidentales, el cónclave continúa siendo el momento en que todo el mundo se pregunta si algo cambiará en sus estructuras. Aquí publicaremos reportajes desde Roma, perfiles de papables e información sobre la elección aparecida en los medios de comunicación.