El sobrepeso y la obesidad infantil en nuestro país siguen en aumento. Casi el 40% de los niños de entre 3 y 8 años padecen de esos problemas, según los datos del último Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), revelados el mes pasado. Problemas que, además, pueden haberse agravado como consecuencia de la pandemia de COVID-19 y el confinamiento asumido para su prevención.
Las cifras no son mucho más alentadoras si se considera no solo a los niños sino también a los adolescentes y jóvenes. Un 34% de la población de entre 3 y 24 años sufre de sobrepeso u obesidad, con mayoría de varones: en ellos la prevalencia sube hasta el 39,2%, mientras que en las chicas es del 28,4%. Así lo señala el mismo ENPE, incluido en la más importante de las revistas científicas que publica la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
En concreto la obesidad entre los menores españoles de 25 años ha aumentado de manera drástica en las últimas décadas: era del 3% en 1984, del 6,2% en 1998 y del 10,3% en la actualidad. Con tales estadísticas, y de acuerdo con los criterios de la Iniciativa COSI para la vigilancia de la obesidad infantil en Europa, España es el tercer país con mayores niveles en la región, solo superada por Grecia e Italia.
Son datos alarmantes, sin duda. El sobrepeso y la obesidad son, desde la infancia, factores de riesgo de hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, colesterol y diabetes tipo 2, entre otras complicaciones. Además, la obesidad en la infancia aumenta el riesgo de padecerla también en la adultez, y de ese modo también las probabilidades de padecer –además de las enfermedades ya citadas– distintos tipos de cáncer.
Sedentarismo y dieta inadecuada, principales causas
Entre las principales causas de este problema se encuentran el sedentarismo –sobre todo, pasar demasiado tiempo frente a las pantallas– y una dieta inadecuada. Esta última se debe, a su vez, a varios factores, que van desde una falta de educación nutricional hasta la no dedicación del tiempo necesario para la realización de platos más saludables. Así, muchos niños consumen grandes cantidades de alimentos precocinados y bebidas azucaradas.
Un estudio reciente pone el foco en estas bebidas y refrescos. Señala que el 81% de los niños españoles los consumen semanalmente y que la publicidad es uno de los factores que contribuyen con la creación de un “ambiente obesogénico”, es decir, un entorno que favorece el desarrollo de la obesidad.
Aunque las empresas periódicamente lanzan al mercado bebidas anunciadas como “más saludables”, lo cierto es que “su prioridad sigue siendo la clásica versión endulzada de sus productos”. Tales compañías exhiben un compromiso previo por respetar el Código PAOS –que regula la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a menores– pero luego “lo violan constantemente en sus estrategias publicitarias”.
Por ello, las investigadoras aseguran que se necesita “una regulación más estricta de la publicidad”, sobre todo en relación con el lenguaje utilizado (que tiende a relacionar los productos con emociones o sensaciones que nada tienen que ver con él, como diversión o felicidad) y el respaldo de celebridades. Solo de ese modo, enfatizan, la regulación del contenido publicitario será “realmente efectiva en la lucha contra la obesidad infantil”.
La pandemia de COVID-19, un agravante
La situación es de por sí alarmante. No solo en España sino también a nivel global: entre 1975 y 2016, el número de niños y adolescentes obesos se multiplicó por once en todo el mundo, de 11 millones a 124 millones, de acuerdo con un análisis publicado en febrero por la revista especializada The Lancet, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF. Y este año llegó un elemento nuevo a complicar las cosas: la COVID-19.
¿De qué manera la actual pandemia ha contribuido con el sobrepeso y la obesidad? Esencialmente, porque tuvimos que quedarnos confinados en casa durante semanas. La falta de actividad física, sumada a una posible dieta inapropiada (con mayor tendencia al “picoteo” que en tiempos de normalidad) y al estrés de la situación, hicieron que muchas personas subieran de peso.
Según una encuesta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), más de la mitad de los consultados había engordado. Casi el 46% dijo haber cogido entre 1 y 3 kilos, y el 16% (es decir, una de cada seis personas), que salió del estado de alarma con hasta cinco kilos más de los que tenía cuando la pandemia comenzó.
En el caso concreto de los niños, aún no hay datos oficiales al respecto, pero los expertos de la SEEDO preveían un posible aumento de peso, en promedio, del 5%. En función de eso, Francisco Tinahones, presidente de ese organismo, subrayó la importancia de que, si ha existido un incremento de peso, “se tomen las medidas para volver al peso normal”.
Qué hacer para combatir el sobrepeso y la obesidad en los niños
Los consejos para combatir el sobrepeso y la obesidad en los niños en este verano son los habituales, pero que en este temporada veraniega, a partir de la situación planteada por la pandemia, se tornan fundamentales. La Asociación Española de Pediatría (AEPED) los resume en cinco puntos básicos:
- Una dieta variada, saludable y en las cantidades adecuadas para la edad de cada niño.
- No picar entre horas.
- Beber solo agua. Se debe evitar, en lo posible, la ingesta de bebidas azucaradas, incluidos los zumos (aunque sean naturales, es mejor que coman la fruta fresca) y las bebidas energéticas.
- Evitar las chuches, la bollería industrial y, en general, todos los alimentos precocinados y ultraprocesados.
Actividad física. Este punto es clave, sobre todo en esta época de posconfinamiento. En general, la recomendación es que realicen actividad física durante al menos 60 minutos por día, seguidos o distribuidos en distintas sesiones, explica la AEPED, “en su mayor parte aeróbica e intercalando actividades vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo tres veces a la semana”.
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