Adiós a la rigidez y el mal olor: cómo lavar las toallas para que queden esponjosas

Toallas de baño.

Héctor García Alonso

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Las toallas son un útil de baño indispensable y uno de los más utilizados en nuestro día a día. No solo permite secarnos tras un baño, sino que también nos protege del frío y evita que suframos cambios muy bruscos de temperatura al salir de la ducha.

Sin embargo, es importante conservar las prendas de baño de la mejor manera posible. Lavarlas de manera errónea no solo podría suponer un mayor desgaste para las toallas, disminuyendo su vida útil, sino que también aportará una mayor sensación de aspereza y rigidez tras su uso.

Pese a que el deterioro de las prendas es inevitable, existen una serie de trucos y consejos que permiten prolongar durante el mayor tiempo posible la vida útil de los tejidos. De esta manera, no solo amortizaremos el uso de nuestras toallas favoritas, sino que también nos permitirá ahorrar en la compra de unas nuevas.

Lava tus toallas de manera eficiente

Lavar las toallas de manera adecuada es imprescindible para mejorar su conservación. En ocasiones, es común clasificar este tejido como resistente e introducirlo en la lavadora junto con otras prendas que no requieran de muchos cuidados. Esto es un error, ya que lavarlas junto con el resto de la colada podría facilitar la acumulación de pelusas y demás residuos.

Por ello, es recomendable lavar las toallas de manera independiente en la lavadora, alternando entre programas de agua caliente y de agua templada. Esto es así, ya que los lavados continuos de agua caliente contribuyen al desgaste de las fibras y, por tanto, a una mayor sensación de aspereza.

Las toallas son un recipiente para gérmenes y bacterias, motivo por el cual es tan recomendable su lavado frecuente. Así, utiliza una mezcla de bicarbonato de sodio y vinagre blanco de limpieza cada dos o tres meses para desinfectar tejidos y dejarlos como nuevos. Además, esta mezcla no solo revitalizará tus prendas, sino que también retirará los malos olores incrustados en las mismas.

También es posible reducir los malos olores controlando los ciclos de lavado. De esta manera, es recomendable introducir las toallas en la lavadora cada tres o cuatro usos. Así, no solo evitaremos el desgaste de las mismas, sino que también reduciremos el contacto con bacterias, hongos y restos de piel muerta.

Es recomendable también el uso de detergentes no muy agresivos, ya que estos también podrían dañar de manera definitiva las fibras de nuestras toallas. Utiliza detergentes suaves y evita el uso de suavizantes para que tus toallas duren durante el mayor tiempo posible.

Airea tus toallas

Conservar tu ropa de baño limpia es igual o más importante que lavarla cuando está sucia. Por ello, selecciona un lugar correcto donde dejar secar tus toallas tras cada uso para que estas no conserven humedad. De esta manera, no solo evitaremos la propagación de hongos, sino que también evitaremos encontrárnoslas sucias la próxima vez que las necesitemos.

A la hora de almacenarlas, evita los lugares pequeños y húmedos. Amontonar las prendas en armarios de baño, especialmente si aún no están completamente secas, puede dañar sus fibras y aumentar el deterioro de las mismas.

Es aconsejable sacudir las toallas después de cada uso. Esto no solo nos permitirá retirar el exceso de agua que aún conserven y airear la prenda, contribuyendo a que quede más esponjosa a lo largo del tiempo.

Evita el contacto con cosméticos

Los cosméticos y productos de belleza comparten espacio habitualmente con las toallas en el baño. Sin embargo, es recomendable evitar juntarlos, ya que pueden acarrear varios problemas que podrían reducir la vida útil de nuestra ropa de ducha. Los productos de maquillaje pueden dejar manchas muy persistentes y difíciles de quitar, los principales son:

  • Bases de maquillaje
  • Rímel de pestañas
  • Delineador
  • Pintalabios

El contacto directo de estos cosméticos con nuestras toallas no resultará dañino. Sin embargo, la complejidad a la hora del lavado podría conllevar el uso de productos específicos de limpieza, repetir ciclos de lavado y frotar en exceso, dañando definitivamente las fibras.

Además, estos productos están compuestos en gran parte por ingredientes como aceites, siliconas y químicos que pueden decolorar y debilitar las fibras de nuestras toallas, dando una sensación de desgaste.

Estos consejos no solo son útiles para el cuidado de toallas, sino también para el resto de ropa de ducha como albornoces o batas de baño. Sin embargo, aunque faciliten prolongar la vida útil de las mismas, es recomendable comprar nuevas toallas cada pocos años o cuando haya signos evidentes de desgaste.

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