¿Cuál es el coste real de un botellín de agua?

Foto: Priyanka98742

Jordi Sabaté

Gilberto, socio y lector de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión en un correo electrónico: “hace cosa de quince días regresando de vacaciones, compré un botellín de agua de los pequeños en el aeropuerto de mi localidad y creo que me costó algo así como dos euros. Salvajadas del precio del agua en los aeropuertos aparte, el tema me dio qué pensar sobre lo que debe costar realmente ese botellín a precio de fábrica, incluyendo todo: la botella y la propia agua. ¿Qué parte de esos dos euros que pagué son costes reales y cuál beneficio? Entiendo que el agua embotellada tenga que costar un dinero, porque al fin y al cabo es un servicio, pero me parece abismal la diferencia con lo que me cuesta beberla del grifo”.

En primer lugar informar a Gilberto que según el Panel (noviembre de 2017) de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), el agua embotellada es de los pocos productos que ha aumentado de forma considerable su protagonismo en la cesta de la compra. Su cálculo era entonces que cada español consumía anualmente 63 litros. 

En segundo lugar, destacar que desde marzo de este año AENA considera requisito indispensable para adjudicar un servicio de tienda en los aeropuertos el vender botellines de agua de medio litro a un precio máximo de un euro. Así como para las empresas de máquinas expendedoras, el disponer de botellas de 330 mililitros a ese mismo precio. Otra cosa es que la norma se cumpla en todos los aeropuertos o que no haya habido nuevas adjudicaciones o renovaciones del servicio.

Dicho esto y considerando que, en efecto, un precio de dos euros por un botellín -que Gilberto no especifica si era de 330 mililitros o de medio litro- es “una salvajada”, hemos buscado información sobre los costes que implica la captación desde un manantial, el envasado, el etiquetado y la distribución del agua embotellada. La primera información la obtenemos de la organización ecologista italiana Legambiente, que consideraba en julio de 2014 que el coste del agua embotellada es para las empresas de dos euros por cada mil litros. Es decir menos de medio céntimo por litro.

Estos datos contrastan con los que ofrecía en un reportaje en 2013 el responsable de la Unidad de Negocio de Aguas de Coca-Cola Iberia, David Carrera, que explicaba que “El coste de un litro de agua envasada puede variar desde menos de siete céntimos el litro hasta superar los 28 céntimos dependiendo del tamaño y tipo de envase así como de los volúmenes de producción”.

La diferencia seguramente es debida a que Legambiente estimaba el precio solo del agua como producto de venta -y así coincide con el coste real que los españoles pagamos por el agua del grifo- y Carrera se refiere al paquete completo, donde entran la botella, las etiquetas, el tapón e incluso la distribución. Por otro lado la variación de precios que ofrece el responsable de CocaCola, que tiene diversos manantiales de captación en España, la achacaba al volumen de producción de cada manantial, de modo que cuanto mayor sea la producción menor será el coste por unidad, hasta acercarse a eso siete céntimos por cada botella, casi con independencia de su volumen. 

El valor del agua, residual

Según algunas estimaciones, hasta un 60% del coste medio de un botellín de agua se debe al envase, generalmente de plástico, pues es mayor si es de vidrio, aunque en teoría se ve reflejado en el precio. El resto del coste lo componen el etiquetado, que sería en torno al 10% del coste, la distribución (un 8%) y los gastos de personal, en torno al 15%. Así, el precio del agua real sería residual.

Por lo tanto, Gilberto pagó en el mejor de los casos 7,14 veces el coste real del agua que consumió, envase incluido, y en el peor 28,5 veces el coste, lo cual depende de la marca, su red de distribución, el volumen de producción del manantial, etc. En el caso de que hubiera podido comprar el agua al precio que AENA fija actualmente, 1 euro, hubiera pagado solo la mitad de veces el coste real. 

Es decir 3,5 veces en el mejor de los casos -que el coste real fuera de 28 céntimos- y algo más de 14 veces en el caso de que fuera de siete céntimos. De todos modos hay que considerar el factor aeropuerto, que encarece mucho el producto, ya que en un supermercado la botella de 1,5 litros suele estar en torno a los 50 céntimos, mucho más cercana al coste real de producción. No obstante, este hecho no nos debe hacer olvidar que los 1,5 litros de esa misma agua pero saliendo por un grifo nos cuestan aproximadamente 0,3 céntimos de euro. Y sin generar residuo plástico no reciclable.

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