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Bexsero, una vacuna tan lucrativa como polémica

Foto: GSK

Jordi Sabaté

Andrés, socio y lector de eldiario.es, nos escribe el siguiente correo: “acabo de pasar por delante de una farmacia donde tenían un cartel anunciando que vendían el Bexsero contra la meningitis B, e inmediatamente me he acordado de las polémicas del año pasado por su desabastecimiento en las farmacias, que creo que se ha repetido este año; también de que entonces pensé en vacunar a mi hijo, pero cuando supe que el precio del tratamiento superaba los 400 euros y que además su incidencia en España es de 0,40 casos por cada 100.000 habitantes, osea un 0,0013% de la población, pensé que todo es una estrategia de marketing basado en el miedo o al menos en la exageración. Me gustaría que hablarais de de ello y me lo aclararais”.

La meningitis B es una infección causada por la cepa tipo B de la bacteria Neisseria meningitidis, que puede causar graves daños neurológicos e incluso la muerte en personas de todas las edades, al igual que ocurre con otras modalidades de esta enfermedad como son la A o la C. La particularidad de la cepa B es que es mayoritaria en España con casi un 78% de los casos, y casi un 90% de los casos en otros países como Reino Unido.

Por otro lado, el nivel de incidencia de la meningitis B, como bien dice Andrés, es extremadamente bajo considerado a nivel general, y ha descendido desde un caso cada 100.000 habitantes en 1996 -con un brote en 2000 que dio un repunte a 1,5 casos cada 100.000 habitantes- a 0,4 casos en los últimos años, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Por su lado el descenso de los casos de meningitis C ha sido más pronunciado y hoy en día apenas es relevante, tal vez porque la vacuna contra esta variante está cubierta por la seguridad social. En todo caso son enfermedades con brotes pequeños y muy infrecuentes.

Se aprueba Bexsero y los pediatras lo recomiendan

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó en 2012 la comercialización en la Unión Europea de Bexsero, la primera vacuna creada contra la meningitis B, y en agosto de 2014 se comenzó a vender en España. En aquellos momentos las tasas de incidencia ya estaban en los valores actuales cercanos a la irrelevancia, pero la polémica se desató inmediatamente porque la primera autorización limitaba su distribución a hospitales y centros de salud, mientras que la Asociación Española de Pediatría (AEP) ya recomendaba la vacunación sistemática de todos los niños mayores de dos meses.

En 2015 el tratamiento fue liberado a las farmacias para consumo público. Bexsero previene contra esta enfermedad desde los dos meses a los diez años, pero exige a estas edades tres vacunas espaciadas por un mes cada una y una cuarta de refuerzo; en total más de 400 euros que muchas familias, por economía y por tener más de un hijo, no pueden cubrir. Este hecho provocó por un lado que la tasa de vacunaciones fuera inicialmente baja y, por tanto que hubiera pocos pedidos en las farmacias.

Por lo tanto, cada vez que en los últimos años se ha anunciado un caso aislado o un pequeño brote de meningitis B en España, lo normal ha sido que los padres corran a la farmacia, donde la disponibilidad de la vacuna era baja y con ello se ha disparado el nerviosismo. La empresa, GSK, respondió las últimas veces con lentitud a la distribución, alegando que la súbita demanda global del tratamiento les había sorprendido.

Ambiente de nerviosismo y emergencia

La lentitud en la respuesta ha provocado que el nerviosismo creciera y con él, la sensación de alerta ante una epidemia que en realidad nunca ha existido. Por otro lado, un comunicado de la AEP reciente reclamaba como mínimo el copago del tratamiento para cubrir a todos los niños mayores de dos meses. El ministerio de Sanidad ha respondido con la emisión de un comunicado explicando los motivos por los que no incluye Bexsero en el calendario obligatorio de vacunaciones, entre los están el desconocimiento de las interacciones con otras vacunas o de su durabilidad y eficacia reales.

Además una de las últimas “crisis de desabastecimiento”, negadas por unos y aseguradas por otros, como el Consejo General Farmacéutico, que incluyó Bexsero entre los productos con problemas de suministo, ha afectado a la empresa distribuidora Cofares, acusada de traficar con la vacuna en un escándalo que costó el puesto a su presidente.

Todo este ambiente turbio alrededor del producto, lejos de perjudicarle, ha disparado sus ventas en España, de modo que de los 646 millones de euros que GSK gana con Bexsero, el 22%, 147 millones, lo facturó en 2017 en nuestro país. Solo Estados Unidos nos supera en consumo con 170 millones facturados y una población mucho mayor.

Es cierto que allí Bexsero compite allí con otro medicamento de Pfizer llamado Trumenba y también que la incidencia de la meningitis B es minoritaria en América del Norte, tal como destacaba The New York Times en septiembre del año pasado en un artículo. En el mismo cuestionaba los métodos de ambas farmacéuticas para crear miedo en los padres a través de anuncios publicitarios que según el diario crean nerviosismo a cuenta de una enfermedad sumamente infrecuente.

En concreto, según Kantar Media, una organización que rastrea el gasto de las empresas en publicidad, Pfizer se gastó 21 millones de dólares en anuncios alarmistas en 2016 y GSK subió la cifra hasta los 79 millones.

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