¿Hay un árbol de Navidad totalmente ecológico? Esto es lo que dicen los expertos

Eva San Martín

4 de diciembre de 2020 22:07 h

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Si el aumento en las cifras de venta de árboles de Navidad artificiales responde a un intento de ser más sostenibles, puede que haya que pensárselo otra vez. Con varios millones de abetos naturales en proceso de ser vendidos por toda España -un millón de árboles solo contando con los producidos por Cultivadors d’Arbres de Nadal Associats de Catalunya (CANAC), que agrupa a una treintena de productores- es normal querer salvar alguno de la tala o del viaje en maceta. 

Y de acabar, como termina la mayoría, en la basura o triturado para convertirse en abono (en el mejor de los casos). Pero, ¿de verdad hay una opción más ecológica que otra? ¿Es más sostenible adquirir un árbol artificial o uno natural? La pregunta es un clásico de estas fechas, y puede darte juego en las reducidas cenas navideñas por la Covid-19

Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace España, explica que no hay una regla fija, ya que la clave reside más bien en utilizar lo que ya tienes. “Si tienes un árbol de plástico de otro año en casa, reúsalo; y si lo que tienes es un abeto u otro árbol, o una planta de interior que puedas decorar, úsala. 

Es decir, la opción más sostenible consiste en “utilizar lo que tengas a mano”, afirma Soto. Pero si no tienes ninguno, y te preguntas si tiene sentido comprar un árbol (natural o artificial de plástico) y pretender al mismo tiempo proteger el planeta, según Soto, la respuesta es un no rotundo

Abetos naturales: dos millones acaban en la basura

Por mucho que un abeto natural, en teoría, se pueda replantar, lo cierto es que la inmensa mayoría muere. La supervivencia de estos árboles pasada la Navidad es muy complicada por varios motivos. Primero, porque no se puede plantar un abeto o un pino en cualquier sitio; ya que exige mucho espacio. 

Además, los árboles no pasan bien la Navidad dentro de casa: soportan mal la calefacción y llevan fatal tener sus raíces estrujadas dentro de unas macetas mucho más pequeñas de lo que ellos necesitan. Según Ecologistas en Acción, en España, más de dos millones de árboles de Navidad terminarán en la basura una vez que acaben las fiestas; o, en el mejor de los casos, serán triturados para vender su corteza o transformados en abono para plantas.

Sin olvidarnos de que el propio árbol de Navidad es un producto muy nórdico y característico de culturas más escandinavas, con otro contexto y también con un clima muy diferente al nuestro. “Lo cierto es que la tradición de poner un árbol de Navidad nos es ajena, y se trata de una costumbre importada bastante recientemente; como lo es el celebrar Halloween”, señala Soto.

Ahora bien; tampoco sirve escoger un árbol mediterráneo, como un madroño o una encina: por mucho que estas especies estén más adaptadas a nuestro clima dominante, si las metemos en casa y subimos la calefacción a tope, sufrirán igual que lo hace un abeto. Y lo más probable es que también acaben en la basura. 

Aun así, si elegimos un árbol natural, la Federació d’agricultors Viveristes de Catalunya (FVC) recomienda asegurarse de que haya sido cultivado en vivero, de acuerdo con la normativa de respeto al medio ambiente. Es decir: al menos hay que cerciorarse de que no se ha arrancado de un bosque y, por tanto, que no ha generado desforestación. 

¿Hay opciones sostenibles?

Si quieres cuidar del planeta mientras que celebras la Navidad, Soto recomienda hacer un ejercicio de contención del consumo. Es decir, todo lo contrario a lo que ha hecho la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, al llenar de árboles la Casa Blanca. Parece más sensato utilizar las plantas de interior que ya tienes en casa y decorarlas. 

Por ejemplo: tanto los cactus como las suculentas crean unas formas muy rígidas y estupendas para sostener algunos adornos navideños e incluso unas guirnaldas pequeñas. Y ambas opciones viven perfectamente felices dentro de casa; por lo que sobrevivirán mucho más allá de la Navidad. 

O ponte creativo: Internet está lleno de tutoriales para inventarse un árbol de Navidad con lo que tienes ya en casa, como los libros, y hasta para fabricarlos de papiroflexia. 

O con rollos de papel higiénico: si empiezas a guardarlos desde ya, cuando lleguen las fiestas tendrás suficientes como para construir una torre. “El debate no es tanto si poner un árbol o no, sino no comprar y evitar el consumo injustificado; y el modo más sencillo de lograrlo es reutilizar y aprovechar lo que ya tenemos cerca”, concluye Soto

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