El teletrabajo parece haber llegado para quedarse. La larga lista de consecuencias de la pandemia de COVID–19 probablemente incluirá, a largo plazo, el hábito de que muchas personas desempeñen sus tareas laborales –al menos algunos días cada semana– desde su propia casa.
Este hecho obliga a organizar de la mejor manera posible un espacio destinado al trabajo en el hogar. Y también a buscar los recursos más adecuados. Muy a menudo se habla de lo importante que es contar con una buena silla de oficina, y tiene sentido, porque el trabajo administrativo obliga a pasar sentados en ella muchas horas de cada jornada.
Bastante menos se habla, sin embargo, de la mesa, el escritorio de trabajo. Y también es importante: sus características también inciden de forma notable sobre las condiciones laborales.
No han sido pocas las personas que han descubierto en estos meses, durante el confinamiento, que la mesa donde tenían el ordenador podía ser muy bonita pero bastante incómoda después de estar sentados a ella durante algunas horas.
Por eso, a continuación se enumeran algunas claves para la elección y la organización de una buena mesa para el teletrabajo.
1. Forma
Lo primero es definir la forma de la mesa. Las rectangulares son las más comunes, desde luego. Pero también existen modelos más diferentes, en L o en U, que en ciertas ocasiones permiten aprovechar mejor los espacios reducidos y, en otras, aprovechar la posibilidad de un sitio amplio o incluso de una estancia que se pueda usar en exclusiva como oficina.
También hay que buscar, en relación con la forma de la mesa, que los bordes sean redondeados y no de cantos afilados o rectos, que con el uso a largo plazo puedan generar lesiones.
2. Dimensiones
Se debe procurar que la mesa ofrezca una superficie amplia, lo suficiente para todo lo que tenga que colocarse sobre ella: ordenador, monitor, impresora, altavoces, cuadernos, libros o cualquier otro elemento necesario durante la jornada laboral.
Pero por otro lado también hay que atender a la altura. En general, se estima que la altura correcta de la mesa para una persona de estatura media ronda los 70-75 cm. Sin embargo, esto puede variar de un usuario a otro. Y unos pocos centímetros pueden hacer la diferencia entre estar cómodo y no estarlo.
Esto depende no solo de la estatura de la persona, sino también de otros factores, como por ejemplo el tamaño de la pantalla del ordenador. La recomendación es que el límite superior de la pantalla se encuentre a la altura de los ojos del usuario, o un poco por debajo. Por eso, si la pantalla es muy grande, tal vez convendrá bajar un poco la altura de la mesa.
Debido a ello, lo más adecuado es tener una mesa con altura regulable, que permita encontrar el punto justo en el que las muchas horas que uno ha de trabajar allí no deriven en perjuicios para la salud.
Además, es fundamental contar con espacio debajo de la mesa para mover las piernas con libertad y extenderlas por completo. No es que uno vaya a estar moviéndose todo el tiempo (lo conveniente, en realidad, es ponerse de pie con frecuencia y caminar un poco), pero la falta de sitio puede ser causa de agobio y, en consecuencia, de estrés.
3. Complementos
Así como es importante la altura de la pantalla del ordenador, también lo es aquella a la que se encuentren el teclado y el ratón. Durante el trabajo, la posición más apropiada para los brazos es en ángulo recto, con la parte superior (la que va de los hombros a los codos) en posición vertical, y la inferior (desde los codos hasta los dedos) en horizontal.
Para lograrlo, la mesa tiene que contar –por debajo de la tabla principal– con una plataforma deslizable en la cual se sitúen el teclado y el ratón. Si el ordenador es un portátil, hay que procurarse un teclado externo para poder respetar las ubicaciones y las distancias. De lo contrario, la salud de la espalda pasará factura tarde o temprano.
Con respecto al ratón, se debe evaluar la conveniencia del uso de una alfombrilla, para tener una superficie blanda y rugosa que facilita el deslizamiento de ese dispositivo y de la mano. En algunos casos, la alfombrilla no es necesaria, pues la propia plataforma deslizable del escritorio cuenta ya con una superficie de esas características.
Otros complementos que pueden resultar útiles son cajoneras, baldas o compartimentos que ayuden a guardar u organizar distintos materiales de trabajo. Y también son muy valiosos los agujeros, ranuras, canaletas y otros recursos para ocultar los cables, algo muy relacionado con la cuestión estética, que se detalla en los puntos siguientes.
4. Material
Al pensar en el material de la mesa, lo más importante es que sea resistente y que dote a la estructura de firmeza y seguridad. Si una mesa tiene sus partes o sus juntas demasiado endebles, puede generarse un movimiento molesto y que termine siendo muy fastidioso durante la jornada laboral.
La madera y materiales sintéticos como la melamina son nobles y “amenos” agradables tanto al tacto como a la vista, y en general tienen costos asequibles. El problema es que, en muchas ocasiones, con el tiempo pueden curvarse o perder solidez y estabilidad.
Las estructuras metálicas, en cambio, suelen resultar más resistentes. Quien desee priorizar la durabilidad, probablemente deberá decidirse por una opción de este tipo. Para añadir belleza y elegancia, existe la opción de que el tablero de la mesa sea de vidrio o de cristal.
En relación con estos últimos materiales, ha de tenerse en cuenta que se ensucian con mucha mayor facilidad: el simple tacto de la yema de los dedos suele dejar huellas visibles. Por lo tanto, requerirá probablemente una limpieza más frecuente (o aprender a convivir con las marcas).
5. Decoración
Por último, corresponde hablar del aspecto estético de la mesa. Es un tema que no se debe desdeñar, sobre todo si se tienen en cuenta dos cosas. Por un lado, las largas horas que el teletrabajo obliga a pasar en el escritorio. Por el otro, el hecho de que este espacio debe integrarse con la decoración del resto del hogar, incluso cuando exista una estancia que se pueda utilizar exclusivamente como oficina.
Tener espacio suficiente para poder colocar adornos, fotos u otros objetos sobre la mesa –sin crear un caos, con el cual los líos de cables pueden contribuir– puede ser importante para crear un ambiente de trabajo agradable. Por lo demás, las plantas de interior también ayudan: un estudio las relacionó incluso con una mayor productividad laboral.
Del mismo modo, el acceso de luz natural también contribuye mucho con el ánimo, a diferencia de los sitios cerrados donde solo es posible observar paredes. Esto no forma parte de la mesa en sí misma, por supuesto, y no siempre se puede lograr, pero es lo deseable para tratar de lograr el mayor bienestar posible en el espacio de trabajo.
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