Cocinar es una de las tareas más exigentes en el hogar. Esto no solo es debido a todos los procesos que conlleva, como seleccionar los ingredientes necesarios, comprarlos, cortarlos o trocearlos y comenzar a prepararlos; sino también por todos los procesos de limpieza subsecuentes o por lo complejo que puede resultar llevar a cabo todas esas tareas cuando no se cuenta con mucho tiempo para ellas.
Por ello, mucha gente recurre a métodos que simplifiquen el procedimiento, como adquirir comida al microondas, que tan solo requiera unos minutos de cocción, o dejar que los platos se guisen lentamente en el horno mientras se llevan a cabo otras labores en casa.
Esta última opción es muy habitual, haciendo del horno un electrodoméstico esencial en los procesos de cocina diarios en el hogar. Sin embargo, el uso continuado y el desgaste podrían resultar fatales para el mismo si no se trata de la manera correcta, reduciendo su vida útil notablemente.
Mantener una limpieza regular es esencial para que las comidas queden lo más sabrosas posible y además es posible llevarla a cabo con productos de uso diario en el hogar. Por ello, es importante conocer algunos trucos sobre cómo limpiar el doble cristal del horno sin tener que desmontarlo.
Cómo limpiar el doble cristal del horno sin tener que desmontarlo
La mayoría de hornos cuentan con puertas de doble cristal, en la que uno da al exterior de la cocina y otra al interior del electrodoméstico. Sin embargo, entre ambas superficies es común encontrarse con un hueco en el que se acumula grasa, condensación y restos de comida con asiduidad, empeorando su estética y funcionamiento.
Afrontar la limpieza de esos orificios es vital para prolongar la vida útil del aparato de cocina, aunque no es una tarea sencilla, ya que además puede variar entre modelos. Por ello, antes de comenzar la limpieza, revisa tu modelo y cerciórate de que el horno se encuentra completamente frío para poder llevar a cabo el proceso sin peligro.
Una vez asegurada la zona, comienza mezclando bicarbonato de sodio con agua hasta formar una pasta. A continuación, aplícala sobre las superficies, tanto interiores como exteriores, y déjala actuar durante media hora. Tras ello, utiliza una esponja estropajo o un trapo de microfibra húmedo para retirar todo el sobrante. Finaliza esta parte de la limpieza pasando un trapo seco o un trozo de papel de cocina por las superficies sin ejercer excesiva presión para eliminar la humedad y que no queden restos de agua en los cristales.
Una vez higienizadas ambas zonas, será la hora de tratar el hueco ubicado entre las dos superficies. Para ello, revisa si tu horno cuenta con un agujero por el que pueda entrar alguna herramienta, esta abertura suele estar ubicada en la parte inferior de la puerta, por lo que puede que tengas que desencajarla del resto del electrodoméstico.
Al avistar el orificio, forra una espátula de madera, una regla o cualquier enser lo suficientemente largo y fino con un paño de microfibra o una bayeta húmeda. A continuación, asegura el recubrimiento con una cuerda o con cinta adhesiva hasta comprobar que este no se desprende de la superficie de empuje.
Rocía vinagre blanco de limpieza sobre la herramienta e introdúcela en el agujero. Tras ello, frota el interior de ambos cristales con movimientos suaves y en todas las direcciones posibles hasta obtener los resultados deseados. Es importante tener paciencia y frotar lentamente para evitar que se desprenda alguna parte del utensilio improvisado.
Por otro lado, si la puerta del horno no cuenta con ninguna abertura, es posible que no quede otra opción que desmontar los tornillos de la puerta para despegar ambos cristales y poder frotar manualmente tras ello. Esta opción permitirá una limpieza más sencilla, aunque el proceso de desmontaje y ensamblaje posterior puede llegar a prolongarse por un par de horas dependiendo del modelo y las herramientas con las que se cuente.
Cómo limpiar el resto de partes del horno
Una vez higienizada la puerta del horno, es posible aprovechar la ocasión para limpiar el resto de partes del electrodoméstico. Para ello, utiliza la mezcla de bicarbonato y agua preparada previamente y extiéndela sobre las paredes del horno, evitando tapar la resistencia y los ventiladores.
Tras ello, deja que actúe durante un par de horas hasta que la mezcla esté completamente seca y finaliza rociando vinagre blanco de limpieza sobre el compuesto endurecido. Una vez hayan actuado todos los productos, frota con una esponja estropajo o con un trapo de microfibra húmedo para retirar todos los residuos sobrantes.
Remoja las bandejas y rejillas en agua caliente con vinagre blanco de limpieza durante media hora. Tras ello frota con un estropajo o cepillo metálico para desincrustar toda la suciedad. Para finalizar, deja que todas las partes sequen antes de volver a poner el electrodoméstico en funcionamiento.