Máscaras LED: qué dicen los dermatólogos sobre sus beneficios y sus riesgos
Mientras unos se lamentan por el típico acné adolescente, otros lo hacen al ver asomar las primeras arrugas y manchas en el rostro. Ante estas y otras situaciones, se buscan rutinas de skincare o dermatólogos que puedan ayudar a combatirlas.
Y una de las supuestas soluciones para algunas de estas afecciones cutáneas faciales son las máscaras LED, un tratamiento de belleza que ha pasado de realizarse en clínicas especializadas a formar parte del mercado de consumo doméstico.
Estas máscaras LED funcionan, como su propio nombre indica, a través de un sistema de iluminación que promete algunos beneficios para el rostro, aunque también cuenta con algún inconveniente.
Para conocerlos y descubrir su funcionamiento, contamos con la ayuda de la doctora Keila Mitsunaga, del equipo de dermatología de Dermomedic y la dermatóloga Montserrat Fernández, de Madriderma.
¿Qué es una máscara LED?
La tecnología LED se inventó a principios de los años 60, aunque no ha sido hasta estos últimos diez años cuando su uso se ha disparado con múltiples funciones, desarrollando distintos tipos y formatos.
En el caso de las máscaras LED, “se insertan en ellas pequeñas y múltiples lucecitas LED llamadas arrays”, según explica Fernández. Este tratamiento de LED facial, también conocido como fototerapia, funciona cuando “la luz penetra en la piel a través de su longitud de onda y actúa a nivel celular en las diferentes capas de la misma”, añade Mitsunaga.
¿Cuáles son sus beneficios?
“Lo que busca este tratamiento LED es la biomodulación, un efecto que se usó por primera vez en la NASA para mantener en buenas condiciones la piel de los astronautas”, dice Fernández. En vez de utilizar la luz a dosis elevadas como ocurre con el uso del láser, este tipo de tratamiento lo hace en dosis pequeñas. “La intención es estimular la curva biológica del organismo frente a la luz para modular los efectos propios biológicos que tiene el organismo respecto a la piel”.
Una de las desventajas del tratamiento, según nos explica la dermatóloga, es que no es inmediato: “Al usar dosis muy pequeñas es necesario realizar sesiones repetidas, aplicándolo unas tres veces por semana durante varias semanas para conseguir efectos. ”A mayor longitud de onda, mayor es la penetración en la piel: cada longitud de onda tiene un color, los cuales a su vez tienen un efecto diferente en la piel“.
Es por eso que se puede observar que los colores de las máscaras LED varían, como así nos explica Keila Mitsunaga respecto a los tres principales:
- La luz azul tiene acción bactericida y cicatrizante, por eso es muy utilizada para el tratamiento del acné.
- La luz amarilla es utilizada en afecciones de la piel relacionadas con enrojecimiento, hinchazón y manchas por su efecto calmante.
- La luz roja está relacionada con la regeneración y producción de colágeno, por eso es utilizada para regeneración de tejidos y suavizar las líneas finas y arrugas. Además, parece tener efecto sobre la producción de sebo, por eso su uso en cuadros de acné activo.
En definitiva, la máscara LED es una herramienta más para el tratamiento de muchas patologías inflamatorias de la piel o envejecimiento. Incluso, en otros formatos, se utiliza en afecciones relacionadas con el crecimiento del cabello o para el tratamiento de heridas crónicas.
¿Entraña su uso algún riesgo?
“Según el espectro electromagnético, la luz que conocemos como dañina es la ultravioleta, la cual no está presente en este tipo de máscaras”, dice Montserrat Fernández.
La dermatóloga continúa explicándonos que “el único tipo de luz que podría reportarnos daños es la luz azul en el caso de ser utilizada a nivel profundo, sin embargo, en estos dispositivos no interfiere a estos niveles; por lo que no tiene por qué suponer ningún problema, siempre y cuando las utilicemos adecuadamente”.
El riesgo principal surge con el uso incorrecto de las máscaras LED: “aplicarlas durante más rato del indicado podría provocar un efecto térmico por el calor, creando algún tipo de oxidación o fotoenvejecimiento”, explica Fernández.
Como recalca Mitsunaga, “aunque las máscaras LED son bastante seguras, su uso incorrecto podría causar enrojecimiento de piel, picores e incluso quemaduras, por eso es indispensable seguir las instrucciones del fabricante y jamás extenderse en tiempo o frecuencia”.
En el caso de querer utilizar las máscaras LED en casa, la doctora Mitsunaga tiene claro que “es imprescindible solo utilizar aquellas que tengan certificados médicos europeos”.
Esto se debe, como explica Fernández, a que “los CE de la Unión Europea son más exigentes que otros que vienen de China o de Oriente y, además, tienen los servicios técnicos más a mano en el caso de tener algún problema”.
Aunque siguiendo las instrucciones y comprobando el marcado CE el uso de las máscaras LED no tendría por qué suponer ningún riesgo, Mitsunaga recomienda “utilizarlas bajo supervisión de un profesional que pueda evaluar completamente al paciente por si hay medicaciones fotosensibles u otros aspectos que contraindican su uso”.
Casos contraindicados
Estas contraindicaciones suelen ocurrir en casos de embarazo o lactancia, ya que en muchas ocasiones no están testadas en estas condiciones. Además, en casos de lupus eritematoso, eczema, trastorno fotosensible o albinismo pueden provocar una reacción cutánea grave.
A esto hay que sumar que hacerlo en manos de un profesional nos ayudará a “encontrar las combinaciones apropiadas entre la dosis, la frecuencia y la intensidad del tratamiento para lograr efectos óptimos en las patologías tratadas”, explica Mitsunaga.
Por su parte, Fernández afirma que estas máscaras son un sistema muy sencillo: “a veces los prescribo a algún paciente, ya que en ellas está configurada la potencia en julios por centímetro cuadrado (j/cm2), con la longitud de onda determinada y el color determinado, con lo cual no requiere ninguna especialidad técnica”.
La misma dermatóloga recalca que “el principal consejo es que antes de utilizarlas, su uso sea valorado por un especialista, ya que no debemos olvidar que estas máscaras LED son un tratamiento complementario, por lo que no hay que confiar en exceso en que su utilización sea curativa”.
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