Cómo recuperar el brillo en azulejos y baldosas
Jacinta, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe pidiéndonos consejo para devolver el brillo, en la medida de lo posible, a los azulejos de su baño y su cocina, así como a su suelo hidráulico; nos advierte a su vez que su casa, cerca de la Plaza de Los Carros, en Madrid, tiene más de 100 años de antigüedad, por lo que estas superficies se ven muy deslustradas.
Ciertamente, en las casas antiguas del barrio de La Latina de Madrid (el que cita esta socia), del Ensanche de Barcelona o del centro de Bilbao, Zaragoza, Valencia y otras ciudades, conservan suelos hidráulicos de bellos diseños, así como sólidos azulejos de los de antes, gruesos y blancos.
El problema, como apunta Jacinta, es que muchos han llevado mal el paso de los años, así como una mala e ineficiente limpieza que les ha dejado manchas de suciedad casi imperecederas. En el caso de los azulejos y especialmente en la cocina, cuando tratamos de limpiarlos siempre nos quedan una especie de manchas o de capa grasa difícil de eliminar.
Generalmente se debe al uso reiterado de la cocina sin extractor de humos o bien con uno viejo, saturado y de potencia inadecuada, que nos deja las paredes impregnadas y con un tono mate y apagado, de aspecto triste.
En el caso de los suelos, por otro lado, o bien muestran los dibujos muy desgastados y una superficie rugosa, señal de que han perdido el tono, o bien tienen manchas por haber usado sobre ellos productos inadecuados.
En ambos casos la solución más fácil es llamar a un pulidor profesional. Pero si queremos ahorrarnos el coste de un operario, o bien juzgamos que nuestros suelos pueden recuperarse sin su concurso, podemos optar por las siguientes soluciones.
Talco para los azulejos
Para quitar la molesta capa grasa de los azulejos se recomienda pasar primero por ellos una solución de agua con vinagre blanco con una esponja, y frotar para que vaya saliendo la suciedad. No obstante no secaremos inmediatamente, sino que aplicaremos sobre un trapo seco abundante talco y después frotaremos con este los azulejos.
De este modo permitiremos que el talco absorba no solo el vinagre sino también esa capa de grasa sempiterna, producto de los humos de la cocina, que nos impregnaba y apagaba el brillo de nuestros azulejos, que recuperarán así su antiguo esplendor (en la medida de lo posible). Podemos aplicar la misma técnica en los baños. No obstante, si hay moho, deberemos estudiar cómo eliminarlo de una manera segura y ecológica.
Bicarbonato en los suelos
En el caso de los suelos hidráulicos, lo primero que deberemos hacer es asegurarnos de que los lavamos adecuadamente: debemos evitar a toda costa productos que contengan lejía o amoníaco en estos suelos, pues son muy agresivos y desgastarán sus dibujos.
La mejor solución es utilizar un jabón neutro y diluirlo bien en agua tibia, para respetar el suelo. Tampoco se recomienda el uso de ceras abrillantadoras porque a largo plazo acaban dejando una pátina que consigue lo contrario cuando se envejece: apagan el suelo.
Una solución mucho más barata y resolutiva, tras haber fregado bien el suelo como hemos indicado, es llenar un cubo de agua y verter un 50 mililitros (unas cinco cucharadas) de vinagre junto con dos o tres cucharadas de bicarbonato sódico. Con la mezcla fregaremos de nuevo el suelo y lo secaremos luego con un paño seco.
También en este caso en la medida de lo posible, es decir de las condiciones del suelo al paso del tiempo, podemos hacer que el suelo recupere su antiguo esplendor. Y si el suelo fuera de terrazo, optaríamos por fregarlo, este sí, con amoníaco muy diluido en un cubo de agua para devolverle el brillo.
Esta última operación la realizaremos siempre tras haber fregado previamente el suelo con agua tibia y jabón neutro y haberlo secado con un paño. Por otro lado, aunque resulte obvio, conviene decirlo para terminar: no olvidemos aspirar o barrer bien antes de comenzar esta serie de operaciones.
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