Banksy lo ha vuelto a hacer. El artista urbano más buscado de todos los tiempos plasmó, en un abrir y cerrar de ojos, otra muestra más de su talento en las calles de Londres. Esta vez la obra-denuncia critica los últimos ataques sufridos por los refugiados en Jungle (Calais). En la pared opuesta a la embajada de Francia en Londres amanecía ayer la niña de Los Miserables llorando por los gases de un bote lacrimógeno en el suelo. Detrás de ella, una bandera francesa.
Y no acaba ahí. Un poco más abajo, entre el bote lacrimógeno -pintado, claro- y la niña un código QR que remite a un vídeo en YouTube en el que se puede ver a los refugiados de Calais siendo gaseados el pasado cinco de enero. En diciembre del año pasado Banksy ya dibujó en el propio campamento un Steve Jobs al que la crisis parecía haberle afectado sobremanera. Junto a él, la frase: “Apple existe porque dejaron entrar a un hombre joven de Homs”, en referencia al padre de Jobs. Poco tiempo más tarde fue “pisado” con el lema “London Calling”.
Aunque la policía francesa negó al Guardian inglés la semana pasada que se hubiera utilizado gas lacrimógeno contra los refugiados, lo cierto es que los vídeos muestran algo diferente. “No nos interesa usar gas lacrimógeno a no ser que sea absolutamente necesario para restaurar el orden público y nunca ha sido usado en el campo”, decía un portavoz de la policía. Sin embargo, el vídeo al que enlaza Banksy con el código QR demuestra una cosa totalmente distinta.
Banksy ya denunció en Dismaland, su parque de atracciones, el drama de los refugiados. Mediante un bote semihundido y cargado de cientos de ellos, el artista de Bristol se solidarizaba así, con el drama de miles de personas. Cuando Dismaland fue desmantelado a finales de septiembre, Banksy donó la mayoría de materiales del parque para construir refugios en el campamento Jungle, de Calais.