¿Por qué España se está convirtiendo en un plató de Hollywood?
En el verano de 2017, el parque natural de Urbasa-Andia, en Navarra, entre Pamplona y Vitoria, se convirtió en un paraje del oeste americano. Por la zona anduvieron actores como Jake Gyllenhaal, Joaquin Phoenix y John C. Reilly convertidos en vaqueros. Detrás de las cámaras, el francés Jacques Audiard. El resultado fue The Sisters brothers, la película recientemente estrenada. Un oasis de cowboys a unos cuantos miles de kilómetros de la verdadera costa oeste estadounidense.
Pero el paisaje no era lo único español. La productora Meñakoz Films se encargó de poner los caballos y prácticamente todo el equipo técnico de decoración, maquillaje y peluquería era de nacionalidad española. Un buen pedazo de industria del cine también había formado parte de esta producción franco-estadounidense.
“El equipo español lo llegaron a formar en total cerca de 500 personas, con casi 800 figurantes y generando unas 20.000 pernoctaciones hoteleras”, comenta Fernando Victoria de Lecea, productor de Meñakoz films. El presupuesto total de esta producción fue de unos 38.000.000 euros y en España el gasto fue de casi unos 14.000.000 euros.
Este es solo un ejemplo de la multitud de rodajes extranjeros que hay en la actualidad en nuestro país , desde el norte de la península hasta las islas Canarias, y su impacto en la industria nacional. Porque es un fenómeno del que participan empresas españolas de services –como Meñakoz, que sirven para toda la industria auxiliar de los rodajes- y las diferentes film comissions –hay hasta 32 en todo el país y forman el enlace entre las productoras extranjeras y las administraciones públicas.
Un fenómeno parecido al de hace más de 50 años cuando se rodaban los spaguetti western de Sergio Leone en el desierto de Tabernas de Almería o Doctor Zhivago en Soria, pero como explica Carlos Rosado, presidente de la Spain Film Commission (el organismo que coordina al resto de comisiones), “con un modelo totalmente diferente. Y no ya solo porque el momento político no tiene nada que ver. Aquello fue desaprovechado completamente por el país, por eso se disolvió totalmente el tejido industrial”.
Los datos del último año dan una buena muestra de la magnitud de estos rodajes –no hay que olvidar que por aquí también pasó la serie Juego de tronos- y su efecto en el empleo. Como informan a eldiario.es desde Profilm, una asociación de siete productoras de servicios (técnicos, decoración, etc.) para estos rodajes extranjeros creada hace un año, en 2018 hubo una inversión total de de 123.765.255 euros, los pagos a las seguridad social con los contratos realizados fue de 8.664.471,40 euros y en total se hicieron 21.809 contratos.
“Con estos proyectos extranjeros se están creando una serie de sinergias que van más allá del impacto económico, porque ves el dinero que se paga en salarios y para la seguridad social… Y muchos técnicos españoles están aprendiendo de los técnicos internacionales”, asegura Denis Pedregosa, productor de Babieca Films, una de estas empresas de services.
Esta productora también trabajó para la película Exodus, rodada entre 2013 y principios de 2014. “Estuvimos en Almería y Fuerteventura. Y se construyó un poblado, un palacio. Se llegó a pagar un millón de euros a la seguridad social al mes. Había una ferretería que se quedaba sin tornillos y el tío hasta se jubiló. El paro bajó hasta un 4% con ese proyecto en la zona”, sostiene Pedregosa.
Más dinero para las comunidades
[[Mapa con algunos de los puntos de la geografía española donde se están rodando series o películas tanto nacionales como internacionales. Pasa sobre el mapa para ver más información de cada punto]]
Desde comunidades como Canarias, Andalucía, Madrid, Navarra y País Vasco los datos económicos también avalan el boom. Y en estas administraciones sus dirigentes están encantados. La Gran Canaria Film Commission señala que en 2018 se realizaron 193 producciones audiovisuales entre películas, series y publicidad que se tradujeron en 1.135 días de trabajo y que dejaron en la isla 15,8 millones de euros.
En la ciudad de Madrid, dos producciones como Terminator 6: destino oscuro y The Rhythm Section, protagonizada por Jude Law y Blake Lively, dejaron el año pasado 24 millones de euros, según datos de la coordinadora general de Cultura, Deporte y Turismo, Carmen Rojas. En Andalucía, la Andalucía Film Commission indica que en 2017 la comunidad acogió 1.406 rodajes con un impacto económico de 122.544.678 euros.
Todas estas cifras suponen, en general, buenas noticias para el empleo, el turismo, para, a fin de cuentas, el dinero que entra en la hucha. Pero hay varios interrogantes: ¿Por qué se está produciendo este fenómeno? ¿Por qué vienen las productoras extranjeras a rodar a España? Y, finalmente, ¿cómo redunda este boom en el propio cine español?
Para responder a estas preguntas hay que acudir, en primer lugar, a las leyes. En España la ley sobre el impuesto de sociedades de 2014 (artículo 36) señala que las producciones extranjeras se pueden deducir hasta un 20% de la inversión en producciones cinematográficas, series audiovisuales y espectáculos en vivo de artes escénicas y musicales. Además, los productores españoles que participen en estas producciones extranjeras también tienen derecho a esta deducción. El límite de devolución del dinero invertido es de tres millones de euros y la producción se tiene que dejar como mínimo un millón de euros en el territorio.
Pero otras comunidades como Canarias, Navarra y País Vasco tienen condiciones aún mejores. En las islas, la deducción llega hasta el 40% y el límite máximo de devolución es de 5,4 millones de euros. Cifras muy óptimas para las grandes producciones. En Navarra la deducción es del 35% y en el País Vasco se ofrece hasta el 30% para coproducciones internacionales.
“No es una burbuja”
“Ahora competimos en mejores condiciones que otros destinos alternativos a España. El tema fiscal es lo que determina todo. Se está produciendo un factor de reputación, y no es una burbuja, sino que el crecimiento es continuado y exponencial”, reconoce Carlos Rosado, que también observa cómo el trabajo de las diferentes film comissions, que ayudan con los permisos para las localizaciones, los contratos de los equipos técnicos y todo lo que conlleva a la propia industria del rodaje, “han conseguido diversificar los lugares de rodaje e incrementar toda esta producción de rodajes de cine, televisión y publicidad. Y no olvidemos que la ficción televisiva está teniendo un gran crecimiento”.
Para él, lo que está ocurriendo es que “se está conformando un tejido profesional muy competitivo para acoger a equipos internacionales. De hecho, hay momentos, cuando hay muchos rodajes, en los que hay pleno empleo. Tenemos dos grandes objetivos: fortalecer a la industria española y mejorar la imagen de España como destino turístico”.
Ofrece algunos datos: “En torno al 30% del coste de una producción se queda donde se rueda. Si hacemos la traslación de los 30-200 millones de euros que cuesta una gran producción internacional, pues se queda mucho”.
A ello suma el hecho de que las plataformas de producción de contenidos como Netflix o HBO estén mirando también a España. “Y habrá que ver el impacto del Brexit sobre la producción inglesa, que puede ser una oportunidad. Antes iban allí porque tenían las ayudas europeas, pero si el Brexit se lleva a cabo no sería así”, añade.
Grandes producciones bien, pero las pequeñas…
No obstante, pese a que hay zonas en las que las condiciones fiscales son muy óptimas, Rosado reconoce que España todavía no está a la altura de otros países europeos, como Francia. “Nuestro incentivo fiscal es menor ya que hay sitios donde es del 100%. Y luego el problema son los límites de devolución. Es necesario reducir el mínimo para que se acojan las producciones pequeñas, y subir el máximo a los 100 millones. Eso sería lo ideal”, apunta Rosado.
Para Denis Predregosa también habría que quitar los límites, ya que “llega un momento en el que al productor internacional no le interesa”. Y luego están las producciones pequeñas que no llegan al millón mínimo de inversión que se pide. “Nosotros hemos hecho series de Netflix que no han llegado a ese millón y no hemos accedido al incentivo. Si se bajara y, además, se agilizaran las gestiones, sería lo mejor para todos. De lo que se trata es que haya más proyectos y más tejido industrial”, añade. Para que no sólo se fomenten las grandes producciones.
El tercer interrogante, sobre si este boom de rodajes extranjeros favorece al cine español (más allá de la industria técnica), tiene respuestas más complejas. Raimon Masllorens, presidente de PROA ( Federación de Productores de Ámbito Estatal) reconoce que es “fantástico” que haya estos rodajes, ya que aunque no benefician directamente a las productoras españolas “sí al sector, puesto que se contratan equipos, gente que aprende, crece, y sobre todo mejora la industria auxiliar”. También indica que es positivo que estén llegando las plataformas y que España se haya convertido en una de las puertas para América Latina y Europa.
Pero Masllorens también tiene sus quejas. “En realidad, nosotros seguimos con las ayudas a la producción [en el Fondo de la Cinematografía, dependiente del Ministerio de Cultura], que dan risa. Son 70 millones, que es lo mismo que tiene Portugal. Y tenemos unas desgravaciones fiscales que también dan risa. En definitiva, al productor extranjero le sale mejor, pero a nosotros no nos sale a cuenta, menos en Canarias, País Vasco y Navarra”.
El productor lo resume: “Nos encanta decir que Juego de tronos se ha rodado aquí y es muy bueno, porque da trabajo a mucha gente del sector, también en la restauración. Sin embargo, habría que pararse a reflexionar por qué hay cada vez más rodajes, pero la producción en nuestro país no está cambiando tanto”.
Deberes para el próximo Gobierno. También para los autonómicos y municipales, que están a la vuelta de la esquina.