Las cintas españolas con un pie en los Oscar
10.000 km, El niño y Vivir es fácil con los ojos cerrados, son las películas preseleccionadas para representar a España en la 87º edición de los Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa.
Los actores Úrsula Corberó y Javier Gutiérrez, acompañados por la notaria Eva Sanz del Real y el presidente de la institución, han sido los encargados de anunciar las cintas seleccionadas.
Un total de 89 películas han participado en esta primera selección, según explicó el presidente de la Academia, Enrique González Macho. El anuncio de qué filme será el elegido finalmente para optar al Oscar tendrá lugar el próximo 25 de septiembre, tras una segunda ronda de votación de los miembros de la Academia. Entre esas mismas paredes se dará a conocer la película elegida para representar a España, aunque será la Academia de Hollywood quien decida si estará entre las cuatro seleccionadas para optar a la preciada estatuilla.
El año pasado, las cuatro películas elegidas para optar a representar al país en los premios más importantes del cine fueron La gran familia española de Daniel Sánchez Arévalo, Alacrán enamorado de Santiago A. Zannou, Canibal, Manuel Martín Cuenca y 15 años y un día, de Gracia Querejeta, que no pudo pasar el corte de la Academia.
Tres son multitud
Vivir es fácil con los ojos cerrados, la historia de un profesor fanático de John Lennon de David Trueba, llega a la competición con un sabor dulce. El pasado febrero fue la ganadora indiscutible de los premios de la Academia española, donde despidió la nohe con seis Goyas bajo el brazo.
Es una apuesta bastante segura, por mucho que le pese a su artífice, por sus incesantes referencias a la cultura yankee y hippie y por su estética añeja pero llena de color. Con una sintonía de fondo de Los Beatles -Strawberry Fields Forever- y un guión original, esta historia optimista pero sin olvidar la crítica social puja fuerte frente al alarde de Daniel Monzón, El niño.
En plena era de revitalización cinematográfica, cualquier proyecto apadrinado por una importante cadena de televisión cuenta con el boleto ganador. Eso es la nueva cinta del director de Celda 211, una fórmula mágica que se repite siguiendo la estela del gran lote de Ocho apellidos vascos, Lo Imposible y Tadeo Jones. Porque en los tiempos que corren toda estrategia de márketing es buena, y nadie mejor que el Rey Midas de las productoras privadas para llevar a cabo la extenuante promoción.
Por otra parte, no siempre se cuenta entre los créditos con un nombre tan atractivo como el ex crítico de cine Monzón, que ha demostrado a base de bien que lo suyo son los tejemanejes con la adrenalina en la ficción. Además, la trama tiene la garra suficiente para conquistar a todos los simpatizantes de productos solventes como No habrá paz para los malvados o la reciente El Príncipe. “Es un proyecto mucho más ambicioso que los anteriores”, declara su director, pero eso no ses sinónimo de perfeccción pues, tal es el miramiento del presupuesto y la espectacularidad, que se deja las emociones que creó con su ganadora del Goya por el camino.
El tema del narcotráfico y la red de contrabando a través de El Estrecho era una mina de oro sin explotar que parece malgastada con solo dos horas de metraje. Monzón ha querido abarcarlo todo: la frontera ceutí, los entresijos de Gibraltar, la mafia, el drama policiaco y la pertinente historia de amor, y no llega a conseguir que el espectador empatice con ninguna de ellas. Es una lástima que con tales ingredientes se cocine una suerte de mediocre episodio piloto para una serie con mucho más jugo del que rebañar. Una apuesta visual y espectacular que, pese a sus fallos de guión, tiene importantes oportunidades de conquistar a la Academia de Hollywood.
Por último, Carlos Marqués-Marcet cosechó grandes éxitos en Austin con su ópera prima 10.000 km, donde consiguió el gran premio por la interpretación de su pareja principal, Natalia Tena (Harry Potter y Juego de Tronos) y David Verdaguer.
Las nuevas tecnologías son uno de los leit motiv de la cinta debut del director, que estudia las fronteras de un amor al que separan 10.000 km. Exactamente los contados desde Los Ángeles a Barcelona. La producción de esta cinta tiene sabor hollywoodiense, ya que está llevada a cabo por un un colectivo de españoles afincados en la ciudad californiana. Por esa última razón, aun siendo la opción más desconocida en nuestro país, no conviene desdeñarla por su estrategia internacional y su cabeza femenina de cartel.